El trágico accidente de Totalán, que costó la vida a Julen, un niño de 2 años, ha generado cierta psicosis ante el temor de la existencia de pozos convertidos en auténticas trampas mortales. La comunidad aragonesa no se libra de ese miedo a las excavaciones semiocultas, auténticas trampas que pueden engullir a una persona con fatales consecuencias.

De hecho, en las tres provincias se contabilizan 9.876 pozos, según los datos registrados en la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE), que incluye los que forman parte de su cuenca, pero no así de la del Júcar, que abarca cierta parte del sureste de Teruel. Por provincias, la de Zaragoza encabeza la lista, con 6.086 captaciones de agua subterránea inscritas, entre manantiales y pozos, seguida de la de Huesca, con 1.885, y de la de Teruel (1.815).

Claro que esa cifra solo refleja los pozos legales, es decir, que están registrados y han sido supervisados por la Administración. Otra cuestión muy diferente son las prospecciones ilegales, de las que no existen datos concretos por su mismo carácter clandestino, aunque en la CHE han constatado que cada vez es mayor el número de personas que, antes de iniciar un sondeo, consulta a la Administración para saber cómo debe proceder.

Unos datos que arrojan cierta luz sobre el asunto son los expedientes sancionadores que abre la Confederación Hidrográfica del Ebro por perforaciones realizadas al margen de la normativa, a razón de entre 15 y 20 cada año. Así, en el 2015 fueron 19, cuatro más que en el 2016 y en el 2017, que se cerraron con 15 propuestas de multa.

MEDIDAS DE SEGURIDAD

En principio, señalan en la CHE, para la perforación de un pozo en dominio público hidráulico siempre es preciso contar con autorización del organismo de cuenca. En el caso de los propietarios de fincas privadas, el permiso previo es igualmente obligatorio cuando se trata de extraer más de 7.000 metros cúbicos cada año, el pozo se halla fuera del predio o se trata de un acuífero con protección.

Además, en el proceso administrativo interviene también la autoridad minera de la comunidad, un departamento dependiente de Industria. Su visto bueno y la supervisión de sus técnicos son esenciales para cualquier proyecto de perforación.

Sin embargo, en el Colegio Oficial de Ingenieros Técnicos y Grados en Minas y Energía de Aragón han constatado que «son pocos los pozos que se presentan con proyecto», según su decano-presidente, Emilio Querol Monfil.

«Lo habitual es que el titular haga el pozo sin autorización de ningún organismo o que lo haga con autorización de la CHE pero sin contar con la del Gobierno de Aragón», explica.

Una vez construido el pozo, y a mayor razón durante la prospección, la clave es rodearlo de las medidas de seguridad que requiere este tipo de obra subterránea. Sobre todo, debe contar con una cubierta adecuada que impida que personas, animales u objetos caigan en su interior.