El crecimiento exponencial de la ludopatía en los últimos tres años ha llevado a la Asociación Aragonesa de Jugadores de Azar en Rehabilitación (Azajer) a firmar un acuerdo de colaboración con Salones El Dorado, empresa dedicada a distintos juegos de azar, con el fin de fomentar una afición responsable.

Se trata del primer convenio de esta clase que se lleva a cabo en Aragón y se concreta en tres medidas de calado: la redacción de un decálogo del juego responsable que se exhibirá en todos los salones de El Dorado, la celebración de jornadas de concienciación y formación para los encargados y supervisores de las salas y un compromiso para trabajar en las buenas prácticas dentro del mundo de los juegos de azar.

«Confiamos en que al acuerdo se sumen nuevas empresas del sector de juego», señaló ayer Miriam Gañán Agudo, secretaria adjunta de Azajer, que ayer presentó el decálogo en el Centro de Prensa de Zaragoza.

Raúl Rubio Bielsa, director general de Salones El Dorado, destacó que la empresa lleva muchos años colaborando con Azajer y aseguró que las jornadas de concienciación para sus empleados se desarrollarán también en sus delegaciones de Madrid y la Comunidad Valenciana, con la vista puesta en ir extendiéndolas progresivamente.

«El juego es una opción de ocio», destacó Rubio, que indicó que se trata de una afición muy extendida, «hasta el punto de que no hay nadie que no juegue de una forma u otra, con dinero o sin dinero».

En este sentido, manifestó que los cursillos a los empleados servirán para que estos sepan cómo atender los casos de ludopatía de los que sean testigos ateniéndose a un «protocolo» que recoja la forma de actuar en casos, por ejemplo, como los de los menores o las personas que se han autoprohibido la entrada a los salones de juego.

causas y consecuencias / Mónica Sardaña, trabajadora social relacionada con Azajer, incidió en que el objetivo primordial del convenio es formar a los trabajadores del sector del juego para que «comprendan» los problemas de la ludopatía.

Las jornadas organizadas están estructuradas de tal forma que se imparten nociones de la historia del juego, los tipos de jugadores existentes (sociales, patológicos), las causas de una afición extremada y, sobre todo, las consecuencias que ello entraña.

La impartición de estos conocimientos, manifestó Sardaña, debe servir en primer lugar para establecer «unas pautas de actuación en los salones de juego». Por ello, las jornadas no serán «meras charlas unidireccionales», sino «mesas de trabajo donde los intervinientes intercambiarán experiencias».