Desde que la banda del mataleón fuera desarticulada tras la detención de seis de sus miembros, los robos con violentos mediante esta técnica que emplea la asfixia para reducir a sus víctima se han reducido de forma importante en Zaragoza. Así lo aseguraron agentes pertenecientes al Grupo de Robos con Violencia de la Jefatura Superior de Policía de Aragón durante el juicio contra los miembros que formarían esa supuesta organización criminal que alarmó a la capital aragonesa durante todo un año.

Media docena de jóvenes de diferentes nacionalidades se sentaron en el banquillo del Juzgado de lo Penal número 4 de Zaragoza que celebró la vista oral a puerta cerrada por motivos de aforo por el covid-19. Cada uno ejercía papeles diferentes, según los investigadores que les seguían de cerca y que pudieron acceder a las grabaciones de las cámaras de seguridad de un bar con las que ratificaron sus pesquisas.

Uno de ellos, A. V. M. M., al que se le observa realizando el mataleón, aseguró que en ningún momento lo hizo. Según fuentes judiciales consultadas, el joven explicó que le cogió del cuello porque previamente la víctima le había insultado con la expresión «negro de mierda». Del resto de robos violentos dijo no haber participado, especialmente porque no hay prueba gráfica que le lleve la contraria.

Una descargo que secundaron el resto de procesados. B. J. F. Z., el joven al que se le vio hurgar entre los bolsillos de la víctima cuando esta estaba noqueada en el suelo afirmó que este le había robado antes el teléfono móvil y que aprovechó esa circunstancia para intentar recuperarlo. El otro que, al parecer, realizaba las labores de hurto, Y. B., reconoció que cuando va muy influenciado por las bebidas alcohólicas se dedica al hurto y que ese día aprovechó la oportunidad al ver a un joven en el suelo que pensaba que estaba borracho en el suelo. Añadió que nunca pensó que le habían hecho un mataleón.

El resto, R. A. V. R.; J. P. R. E. e I. A. L. S., que realizarían las labores de abordaje de las víctimas y de vigilancia aseguraron que estaban por ahí, pero que en ningún momento formaron parte de ningún tipo de organización criminal y que conocen al resto de los procesados de verse en zonas de ocio.

Algo que para la Policía Nacional dista de la realidad, quienes apuntaron no solo la reducción de esta modalidad delictiva, sino que añadieron que «todo responde a un plan premeditado» y que A. V. M. M. tiene un «hermano gemelo que también ha dejado de actuar» después de que cuatro de ellos ingresaran provisionalmente en prisión. Después de que una víctima señalara que los autores «eran todos negros» la Fiscalía decidió rebajar las condenas a los latinoamericanos y magrebíes, solicitando más de 51 años de cárcel. Los abogados defensores, Alejandro Giménez, Marina Ons, Sergio Gasca y Ana Herrando, pidieron la absolución.