Aproximadamente un 7% de la población aragonesa habla en aragonés y en catalán, dos lenguas que como el castellano --lengua mayoritaria e implantada en toda la comunidad autónoma- provienen del latín. De este modo, Aragón posee un rico patrimonio lingüístico al ser junto a determinadas zonas de Galicia, Asturias y León la única trilingüe.

Tanto el aragonés como el catalán están reconocidos por el Estatuto de Autonomía del 2007 y la modificación a través de la ley de medidas fiscales del 2016 de una Ley de Lenguas aprobada en 2013 que no reconocía la existencia de ninguna de ambas (fue aprobada por el PP y el PAR y para evitar el término catalán las bautizaron como «la lengua aragonesa propia de las áreas pirenaica y prepirenaica de la Comunidad Autónoma, con sus modalidades lingüísticas y la lengua aragonesa propia del área oriental de la Comunidad Autónoma, con sus modalidades lingüísticas»). A través de este extraño marco legal el aragonés y el catalán están protegidos y se difunden, aunque al no tener rango de cooficialidad su uso ante las instituciones oficiales es casi inexistente, al igual que su difusión en medios de comunicación públicos (que desde hace dos temporadas emite con éxito el programa en aragonés Charrín Charrán) y privados. Una Dirección General de Política Lingüística es la encargada de velar por los derechos de los hablantes y por promover y proteger las lenguas propias de Aragón.

El aragonés es una de las lenguas que según la Unesco corre peligro de desaparición por la falta de transmisión generacional y la pérdida de hablantes en las últimas décadas en las zonas de uso, situadas al norte de la comunidad autónoma. Se estima que quedan alrededor de 25.000 hablantes en sus diferentes variedades dialectales (belsetán, chistavín, cheso, ansotano, panticuto o el benasqués). Sin embargo, en los últimos años ha crecido el número de nuevos hablantes que si bien no la tenían como lengua materna la han estudiado posteriormente. Si se suma el número de personas que la conoce, la cifra asciende a 50.000 personas.

En una mejor situación se encuentra el catalán, la otra lengua propia de la comunidad, que se habla en toda la franja oriental de la comunidad autónoma, de norte a sur. El subdialecto más empleado en Aragón es el catalán noroccidental, si bien a medida que se llega a las comarcas del sur están ya en la zona de transición con el valenciano. El catalán hablado en Aragón goza de una buena salud y hay transmisión generacional, si bien encuentra la dificultad que por condicionantes políticos hay quien niega (algo desde el punto de vista filológico totalmente equivocadamente) que es catalán, llegando a emplear eufemismos despectivos o incluso relacionando el habla local con el topónimo del municipio. Por este motivo, si bien el catalán está fuertemente implantado en las zonas donde se habla, sigue siendo en muchas ocasiones como una cuestión tabú en el resto de Aragón por prejuicios de índole política.

Alrededor de 60.000 aragoneses lo tienen como lengua materna y la suma de los aragoneses que lo conocen puede superar los 80.000. Además, en las zonas en las que el catalán se habla se puede aprender como asignatura en las escuelas, algo que hacen aproximadamente 5.000 escolares. Lo mismo sucede en las zonas donde se habla el aragonés.

En los últimos años han proliferado los estudios de ambas lenguas y se ha configurado una Academia de las lenguas aragonesas en las que se intentarán establecer criterios lingüísticos y debatir acerca de la normalización de las gramáticas.

Es muy destacable la gran actividad que desde el mundo asociativo se realiza en favor de las lenguas propias, a través de numerosas entidades sin ánimo de lucro distribuidas fundamentalmente por el Alto Aragón y Zaragoza capital, en el caso del aragonés, y por las comarcas orientales de Aragón, en el del catalán.