Cáritas en Aragón ha podido mantener en 2020 el ritmo de respuesta de sus programas de empleo y economía social, a pesar de la pandemia del coronavirus, y ha acompañado a 2.866 personas, de las que 621 han logrado acceder a un puesto de trabajo, lo que supone casi el 22% del total de participantes.

Toda esta acción ha sido posible gracias a los 3.971.241,50 euros invertidos en el conjunto de las Cáritas aragonesas, ha informado esta entidad en una nota de prensa, en la que ha dado a conocer las principales cifras de su Informe de Empleo y Economía Social del año pasado, para dar cuenta de las acciones desarrolladas en uno de los sectores "estratégicos" para esta organización como respuesta a los retos de la exclusión y la desigualdad.

Según ha explicado, esta entidad en la comunidad autónoma lleva décadas acompañando a las personas en sus procesos de búsqueda de empleo y en la mejora de sus competencias para situarse en igualdad de condiciones ante un mercado laboral "cada vez más competitivo y con perores condiciones". Ha remarcado que el trabajo "decente" es un derecho al que no tienen acceso millones de personas en España y que la pandemia ha complicado aún más.

Cáritas en Aragón, además, genera empleo protegido a través de sus iniciativas de economía social, como empresas de inserción y centros especiales de empleo, por las que han pasado 61 personas en los 53 puestos de inserción con los que se cuentan.

A través de esta modalidad, se mejora la empleabilidad en un entorno real de producción, desarrollando competencias laborales y personales. Estas personas cuentan con el apoyo del personal de producción y de acompañamiento, cuyo objetivo es formar y capacitarles para poder mejorar sus posibilidades de acceso a un puesto de trabajo en el mercado laboral ordinario tras su paso por una entidad de economía social.

Personas y vida

El informe sostiene que la crisis del coronavirus ha mostrado "con claridad" lo que es verdaderamente esencial: la vida, la salud, los cuidados, el apoyo de la comunidad y el cuidado del planeta, de ahí la necesidad de poner en práctica una economía que priorice estos aspectos y liderar un nuevo modelo económico centrado en las personas y el cuidado de la vida. En este contexto, Cáritas ha esgrimido que su apuesta por el modelo de economía solidaria pasa por escuchar y atender las necesidades tanto de las personas trabajadoras y consumidoras, como de las empresas.

Se trata de implementar una economía que cuide y se ocupe de las personas y sus condiciones de trabajo, al tiempo que también lo hace del medio ambiente, una economía del bien común y la cooperación, que sume beneficios para las personas y que transforme tanto en lo personal, como en lo colectivo.

El informe también señala que la crisis económica generada por la pandemia ha generado una "rápida y constante" destrucción de puestos de trabajo, que ha ido acompañada de una "seria incertidumbre" y la reducción de ingresos debido a los expedientes temporales de regulación de empleo (erte) que, no obstante, "han paliado esa destrucción".

Asimismo, se ha producido un "incremento y visibilización" de la "precariedad estructural e inestabilidad laboral" entre quienes entran y salen de un mercado laboral, "que antes de la crisis ya era inseguro e intermitente y que a día de hoy se ha convertido en altamente movedizo, dando lugar a trayectorias laborales permanentemente interrumpidas".

Situación en cifras

El documento recoge datos recientes según los cuales en España hay 3.910.628 parados, de los cuales 83.165 corresponden a Aragón, una comunidad autónoma con 21.700 familias con todos sus integrantes en paro. En todo el país, se han destruido desde que comenzar la crisis cerca de 700.000 empleos, a los que hay que sumar los 743.628 personas que se encuentran actualmente en situación de erte de forma que casi 1,5 millones de personas han visto cómo sus ingresos se han reducido "de manera drástica o total, afectando sus condiciones de vida, sin ignorar la repercusión psicosocial que significa esta realidad" y las dificultades de la integración laboral y social.

El informe agrega que las mayores tasas de pobreza y exclusión se concentran en el colectivo de personas desempleadas, por cuanto, no contar con un trabajo multiplica por dos el riesgo de caer en situación de exclusión o pobreza severa. Sin embargo, esta no es la única causa que empuja a situaciones de exclusión y pobreza ya que la vulnerabilidad se da cada vez más entre aquellas personas y hogares que están trabajando "por lo que podemos decir que contar con un empleo ha dejado de ser sinónimo de integración y bienestar".

Fondos europeos

Cáritas ha esgrimido que en las últimas semanas se habla de los fondos europeos como una oportunidad para transformar la economía de España y como una palanca que permita mejorar el modelo productivo mediante la potenciación de la economía verde, la cohesión territorial y social y el impulso de acciones más específicas como la digitalización. Con la convicción del impulso que estos fondos pueden generar para la inserción laboral presente y futura, deben recordarse cuatro elementos cruciales para la vida de las personas más vulnerables, uno de ellos, el reto para crear empleo inclusivo que realmente permita una vida digna.

Según esta organización, España parte de un alto nivel de desempleo previo a la crisis y de una dinámica "lenta y con capacidad limitada" para generar nuevos puestos de trabajo. A esta situación previa habría que añadir las "importantes dificultades financieras y organizacionales" por parte de los empleadores para afrontar esta crisis multidimensional y generar empleo inclusivo, es decir, un empleo estable y con salarios dignos.

El segundo elemento es el ajuste necesario de recualificación y adaptación al futuro modelo productivo para atender las exigencias que implicará la adaptación de los grupos más vulnerables a un modelo productivo en cambio, que aborda una serie de transformaciones "de gran calado". "Si para las personas que ya están formando parte del mercado de trabajo implica un importante esfuerzo de ajustes, para las personas excluidas del mismo puede suponer el incremento de nuevas exigencias que se añaden a las que ya padecen en el contexto actual, aunque algunas representen nuevas oportunidades", ha sostenido Cáritas.

Los más jóvenes

La entidad social ha señalado como tercer elemento crucial en la actual coyuntura la ruptura del contrato social para el desarrollo vital de los jóvenes. Al respecto, ha advertido de que la "precariedad laboral" a la que se ven abocadas las personas jóvenes, que han visto cómo se ha "roto" el contrato social que perfilaba el modelo de emancipación, generará nuevas tasas de vulnerabilidad social al desdibujarse el trabajo como un elemento clave para su integración, sin que aparezcan mecanismos alternativos que sustituyan este vacío.

Finalmente, como cuarto elemento, Cáritas ha manifestado que hay que tener en cuenta que el empleo no es la vía de integración social para todas las personas y es necesario destacar las dificultades que tienen algunas de las personas con situaciones de exclusión social más graves. Para ellas, la inserción laboral "no es una realidad posible en el corto plazo" y que, en consecuencia, necesitarán de programas de apoyo y acompañamiento que no pasan necesariamente por la inserción laboral.