Nací y crecí en Huesca, desde niño siempre he tenido pluma y por lo tanto desde el colegio me he tenido que enfrentar a ese insulto tan duro que es maricón, ese insulto que muchos de nosotros tenemos clavado a fuego en el subconsciente y que, cuando lo oímos, se nos eriza el pelo de una forma que pocas cosas más lo consiguen.

Poco a poco vas asumiendo tu identidad y consigues encajar, siempre en los márgenes de la sociedad, pero nunca encuentras ese espacio tan necesario durante la adolescencia en el que hablar de tus expectativas, de tus gustos o de tus anhelos. Por ello empezamos a soñar, soñar con ir a vivir a Madrid, Barcelona o Zaragoza... con el anhelo de huir a un escenario más amable y menos asfixiante; al fin y al cabo, ciudades grandes en las que es mucho más habitual encontrar personas que ya quemaron el armario y ahora viven libres de las miradas opresoras.

En mi caso, tuve suerte de encontrar dentro de los movimientos estudiantiles una red de personas que me empoderó a la hora de enfrentarme a una sociedad cerrada y criticona que normalmente prefiere hundir a las personas en lugar de auparlas. Esto ha cambiado y ahora nos encontramos ante una sociedad mucho más abierta y plural, pero eso no hace que dejen de recibir los insultos y las miradas de desdén de muchos y muchas compañeras.

Según el Ministerio de Igualdad, los delitos de odio por orientación sexual e identidad de género han aumentado un 8,6% respecto a 2018, por no hablar del acoso en el ámbito escolar o en redes sociales. A la vista de estos hechos toma más forma que nunca la frase «a mi me cuidan mis amigas», pero primero tienes que conseguir esas amigas, por ello, sales, creces y te enriqueces, te encuentras con personas como tú y empiezas a crear red, que hace de tu lugar de residencia un sitio amable, acogedor y vivible. Este lugar en muchos de los casos no suele ser tu municipio de origen. Y es que, normalmente, las personas del colectivo tenemos que salir de nuestra tierra, si se trata de un sitio pequeño, para formar esa red. Por ello es tan importante redoblar esfuerzos desde los municipios para que toda la diversidad que albergan tenga espacio y pueda desarrollarse como la persona que quiere ser.

Para que exista la diversidad, entre otras cosas, es necesario tener referentes, personas que antaño lucharon por conquistar los derechos que ahora tenemos y que ahora nos toca seguir luchando por ellas y por las que vendrán. Porque, en algún momento, vivas en Madrid o en Agüero, alguien tiene a bien decirte por la calle, sin conocerte ni entenderte, maricón y vuelves a caer y a recordar todos los años de abuso y sufrimiento.

Colgar banderas

Esos sentimientos a las que tantas personas LGTBI+ nos hemos visto sometidas nos han hecho también fuertes y resilientes y por ello hay un momento que no puedes más y te empiezas a organizar con tus iguales y gente afín, vuelves a retomar ese momento de lucha y empiezas a colgar banderas de tus balcones para decir «si, aquí vive un maricón, un maricón orgulloso».

Mediante la organización empiezas a hacer acciones en tu ciudad, tu pueblo o donde sea y de repente encuentras gente que te agradece y valora que en su lugar de nacimiento exista la posibilidad de ser como una es en el sitio donde nació y que tuvo que migrar por el hecho de no pertenecer a la cisheteronorma.

De repente existen en la ciudad donde naciste personas que son referentes para otras y que debido a la cercanía tienen la posibilidad de encontrarse contigo y compartir sus miedos, sus preocupaciones, las situaciones de abuso que están viendo en sus institutos... Pero a la vez que aparece esto también empiezan a aparecer lugares de encuentro, espacios donde te sientes libre, espacios que empoderan.

Todas, todos y todes tenemos la capacidad de aportar nuestro grano de arena hacia una diversidad real en nuestros municipios. Seamos partícipes de ello y en la medida de nuestras posibilidades luchemos para conseguir un lugar que acoja, que dignifique a las personas sea cual sea su orientación sexual, su identidad de género, su cuerpo o su expresión.

Creemos espacios vivibles y seamos un Aragón diverso y orgulloso.