La planta zaragozana de Balay que se ubica en el polígono de La Cartuja detendrá todas sus líneas de producción durante dos semanas, entre el 13 y el 26 de septiembre, debido a la escasez de microchips semiconductores. Es la primera vez que el grupo BSH Electrodomésticos, propietario de la marca aragonesa, realiza un paro total en sus instalaciones de fabricación de lavadoras en Zaragoza por la crisis de la distribución de estos materiales, aunque desde febrero de este año ya ha tenido que reducir turnos y jornadas laborales.

La noticia del paro fue comunicada el pasado jueves a la plantilla y fuentes de la empresa confirmaron ayer que los empleados no serán llevados, al menos en este primer paro, al expediente de regulación temporal de empleo (erte) para paliar las pérdidas. "Este paro de producción se cubrirá con medidas de flexibilidad y adaptación internas sin necesidad de recurrir a un erte", aseguran desde el grupo BSH.

Además, desde la multinacional indican que la situación de escasez de estos pequeños dispositivos eléctricos está "tensionando la cadena de suministro de toda la industria", por lo que con esta medida "tratan de minimizar el impacto" en sus fábricas. No obstante, desde BSH señalan que en esta ocasión "no ha sido posible" evitar la detención de la cadena de fabricación.

Crisis desde febrero

Desde febrero de este año, la falta de estos dispositivos electrónicos semiconductores, más conocidos como chips, está golpeando con fuerza el sector de la automoción. La crisis de suministro comenzó a principios de año por la escasez productiva de las principales distribuidoras, todas ellas grandes empresas de países como Corea del Sur, Taiwán o Japón

 La fábrica ubicada en el polígono industrial de La Cartuja ya se había visto afectada con anterioridad por el desabastecimiento de estos dispositivos. En febrero redujeron los turnos de trabajo en la línea de producción de lavadoras por este motivo. En concreto, se suspendió el turno de tarde, algo que afectó sobre todo a trabajadores con contrato temporal. 

Con el problema de desabastecimiento como telón de fondo, es la plantilla de las plantas de BSH la que ve con «incertidumbre» su futuro laboral. No obstante, subrayan que este paro afectará solo a la fábrica de La Cartuja. «En Montañana estamos operando casi al 100% de la capacidad», afirma Javier Ruscarazo, uno de los representantes sindicales de la planta de Montañana.

Los trabajadores coinciden con la dirección en que el mejor modo de solventar este paro de dos semanas es utilizando las jornadas de flexibilidad dispuestas en los contratos. «Tenemos diez jornadas para permiten parar la producción durante 10 días al año. Es una medida que solicita la empresa en casos como el actual. Es como un contador de jornadas de no trabajo», explican desde el comité.

Ante todo, la prioridad es evitar los expedientes de regulación temporal de empleo. Ruscarazo cree que «este es un buen camino» y que se está haciendo una buena labor con el aprovisionamiento de microchips «visto como está el mercado». Apuntan además que los ertes sí supondrían «un sobrecoste y un esfuerzo grande» para los trabajadores. «De momento es imposible saber si habrá más paros en el futuro», concluye este miembro del comité de empresa.