Ibercaja vuelve a mirar al parqué. El banco aragonés sopesa seriamente su salida a bolsa en el segundo semestre de este año, aupado por la mejora de las condiciones de mercado, la recuperación de la economía tras los meses más duros de la pandemia y por los buenos resultados cosechados por la entidad aragonesa durante el primer semestre del año. «El escenario ha cambiado de forma radical respecto a hace tan solo unos meses», reconocieron fuentes del sector a este diario.

Los banco de inversión contratados por el banco --Rothschild como asesor independiente, Morgan Stanley y JP Morgan como coordinadores globales de la oferta y a Bank of America y UBS como entidades colocadoras-- consideran que se trata de una buena oportunidad tras un año y medio en el que el proyecto se aparcó y se guardó en los cajones hasta que amainara el temporal del coronavirus. La mejora del contexto económico y de mercado es de tal calibre que «es la primera vez en muchos meses que se puede abordar una salida a bolsa», apuntaron las mismas fuentes.

Sin embargo, el paso definitivo todavía no se ha dado. El consejo de administración de Ibercaja abordó el pasado 27 de agosto las expectativas de salida a bolsa durante los próximos meses, pero la decisión no se ha adoptado todavía. De hecho, esta cuestión se volverá a abordar en el próximo consejo que se celebrará en la reunión del último jueves de septiembre.

Aunque el escenario es mucho mejor que el que había en el 2020, lo cierto es que el valor de mercado de la entidad ha caído respecto a las primeras valoraciones que se hicieron y que se situaban en los 4.000 millones de euros. Ahora, sin embargo, entre los 1.000 millones y los 2.100 millones, tomando como referencia a CaixaBank en la parte alta de la horquilla, y de Unicaja en la parte baja, según informó el diario económico Cinco Días en su edición de este martes.

Tres factores

Las variables que se manejan para adoptar la decisión de salir a bolsa son múltiples, pero las más importantes han dado un giro importante en los últimos meses. La reactivación de la economía, la mejora de la actividad y el empleo y el dinamismo empresarial ha dado alas a la hipótesis de dar el salto al parqué. Además, la pandemia se ha traducido en un incremento del ahorro, lo que ha elevado las captación de fondos de inversión de Ibercaja.

En este cambio de horizonte también ha jugado un papel relevante el Banco Central Europeo (BCE), ya que recientemente anunció que a partir del 1 de octubre los bancos podrán repartir dividendos, lo que ha elevado las expectativas en bolsa. «El mercado vuelve a mirar al sector bancario y eso empuja la posibilidad de salir a bolsa», señalaron fuentes del sector.

El tercer vector que hace pensar que el consejo de administración puede autorizar en la segunda parte del año el salto al parqué son los resultados obtenidos por Ibercaja en el primer semestre. La entidad aragonesa ganó más de 94 millones de euros hasta junio, lo que supone un incremento del 121% respecto al mismo periodo de 2020.

Por si eso fuera poco, este martes Barclays presentaba un informa en el que se recomendaba la compra de acciones de Unicaja Banco, una entidad con un tamaño y una filosofía similar al de Ibercaja. En concreto, el banco británico le otorga un precio objetivo de un euro por acción.

Por tanto, todos los factores confluyen hacia una posible salida a bolsa, aunque no es seguro que esta se produzca en otoño, ya que la entidad, presidida por José Luis Aguirre, tiene hasta el 31 de diciembre del 2022 para tomar una decisión.

La Fundación bancaria Ibercaja deberá reducir su participación en el banco por debajo del 50% antes de 2023, tal y como marca la Ley de Cajas.