Las intoxicaciones por setas proliferan en otoño, en el momento de su recogida, y en los últimos cuatro años en Aragón se han registrado 25 aragoneses afectados por los efectos nocivos provocados por la ingestión de sustancias tóxicas presentes en estos hongos. Los perjudicados se enmarcan dentro de los ocho brotes detectados en Aragón en este tiempo. No se han registrado fallecidos por este tipo de intoxicación, aunque tres personas tuvieron que ser hospitalizadas, según un balance publicado este jueves por el Boletín Epidemiológico de Salud Pública de la DGA.

La mayoría de los casos surgieron en el ámbito familiar y estuvieron provocados por el consumo de setas silvestres no comercializadas. Cuando se dan estos casos, a los afectados se les da educación sanitaria insistiendo en las recomendaciones sobre la recogida, el hecho de desechar las setas que no se conozcan o de las que se tengan dudas y consultar con expertos antes de su preparación y consumo. Cada año, a pesar de todo, se sigue repitiendo el mismo patrón.

Precisamente, en la última semana se ha vuelto a registrar en Aragón un brote familiar de intoxicación por setas. Ha sido en la provincia de Huesca con seis perjudicados. Todos tuvieron síntomas de vómitos, diarreas y dolor abdominal después de 6-8 horas de la ingesta, por lo que necesitaron asistencia médica. En este caso, según Salud Pública, se trató de una confusión en la identificación de especies por parte de los pacientes.

Los efectos por intoxicaciones por setas o micetismos son "extremadamente variables" y pueden provocar "desde molestias digestivas leves hasta la muerte", matiza Salud Pública. "Para su prevención, los recolectores deben ser capaces de reconocer tanto la especie comestible como las tóxicas que se le parezcan morfológicamente", insisten los expertos.

Algunas especies son comestibles solo según los métodos que se utilicen en su preparación o cocinado, mientras que deben consumirse solo "ejemplares frescos, jóvenes y sanos". El lugar de recolección también influye, ya que algunas setas silvestres pueden contener altas concentraciones de metales pesados y pesticidas que desaconsejen su consumo.