Sergio tiene 12 años y padece la distrofia muscular de Duchenn, una enfermedad rara que, con el paso del tiempo, le han convertido en una persona muy dependiente. Fue diagnosticado con tan solo 2 años y desde entonces sus padres han librado varias batallas para conseguir cualquier mejora que desde las Administraciones Públicas pudiera ayudar al día a día de su hijo. La última pelea que ha iniciado esta familia aragonesa es la de solicitar al Departamento de Educación de la DGA la ampliación de la jornada laboral a la auxiliar de Educación Especial que atiende a Sergio en el instituto Clara Campoamor, en el barrio Parque Goya de Zaragoza.

«Tiene asignadas 15 horas a la semana, es decir, tres al día. Cuando ella se marcha, a mi hijo le tienen que llevar al baño los profesores, el jefe de estudios o ayudarle los compañeros», explica a este diario Carmen Baltasar, madre de Sergio. «Va de mano en mano y todos se portan muy bien, pero no tiene intimidad. Esa falta de privacidad se debería tener en cuenta para ver que es necesario que tenga una especialista», indica.

Ella misma, muchas veces, está en la puerta del colegio por si es necesario llevar a su hijo al baño y no tener que dejarle esa tarea a otra persona «que no le corresponde», cuenta. Este es el primer curso que Sergio va al instituto (está en 1º de ESO) tras cursar la Primaria en el colegio Agustina de Aragón. El Clara Campoamor es un instituto ordinario y esta familia se animó a llevar a su hijo a este centro «por el tema de la inclusión, porque me decían que sería mejor para él, para integrarse, y no lo vimos mal», añade.

«De cabeza», como dice su madre, Sergio está bien, su problema es físico. «No puede hacer pipi o rascarse la nariz. Ahora mismo me arrepiento del cambio porque me doy cuenta de que en uno de Educación Especial igual hubiera estado mejor atendido y me da miedo por él, por si sufre o lo pasa mal», confiesa.

Al Clara Campoamor le corresponde una auxiliar, pero Carmen insiste en que las horas asignadas «son insuficientes» para esa integración. «Hemos puesto ya un recurso ante Educación, pero estoy dispuesta a ir hasta el final por los derechos de mi hijo. Que vengan de la consejería y se den cuenta de cómo es su día a día», dice la madre, quien ya baraja el cambio para el curso que viene. «Creo que lo aconsejable, tras esta experiencia, sería un modelo combinado donde, por ejemplo, las auxiliares y el fisioterapeuta lo tuviera en un centro especial y varias horas acudiera a un instituto para las clases», explica.

10.000 horas en todo Aragón

Este curso, según los datos del departamento, son 416 los auxiliares de Educación Especial que hay en Aragón frente a los 388 del anterior. En horas, son casi 10.000 las horas ofertadas. Pese a todo, esta familia (y otras, porque el tema de la falta de estos profesionales ya se ha reclamado desde otras partes) insiste en que no se llega.

«Él tiene una adaptación curricular por su situación, pero es un niño normal. ¿Por qué se tendría que ir si solo es un problema físico? Parece que quien hace la distinción es Educación, porque no garantiza un acompañamiento como debería ser. Durante Primaria no hemos tenido ningún problema y todo el cambio nos llega ahora. No quiero que mi hijo sufra», dice Carmen.

Por su parte, fuentes del Departamento de Educación de la DGA señalaron a este diario que el instituto Campoamor «dispone del personal que le corresponde» según lo que había solicitado a principio de curso. «Un profesional a horario completo se concede de forma directa cuando se cumplen las ratios establecidas, que es de 1 auxiliar por cada 7 alumnos que lo precisan», añadieron.

De todos modos, indicaron que Educación estudia todas las nuevas demandas de centros y familias para conceder horas extra si así se estima por las características del alumnado. «En este caso, ha habido una solicitud que se tramitó de forma errónea y se les ha indicado la manera correcta de enviarla para proceder a estudiarla», añadieron las mismas fuentes