Cada uno tiene sus motivos y alguno no acudirá a la manifestación de este domingo en Madrid, pero todos comparten problemas: el alza de los precios del combustible, la inflación, la guerra.

José Enrique Cuartero (Agricultor de Gallur): Una manifestación contra el descontrol

José Enrique Cuartero. ANGEL DE CASTRO

“Ahora está todo por las nubes, empezando por los fertilizantes. Y el problema no es solo que estén muy caros, sino que hay escasez, hasta el punto de que quizá no haya para los cultivos de maíz del próximo verano", asegura el agricultor de Gallur José Enrique Cuartero. El descontento del sector deriva del nuevo Plan Hidrológico de Cuenca, en el que el Ministerio de Transición Ecológica ha puesto unas normas “poco negociables”, como, por ejemplo, que no habrá dinero para ningún tipo de obras de regulación del agua, lo que significa que no se harán embalses. “Por no hablar”, añade, “del coste energético del agua y la doble tarifa energética”.

Cuartero señala además que "hay un descontrol tan grande hoy en día que va a manifestarse todo el mundo rural, desde los agricultores y ganaderos a los cazadores “. Otro motivo de queja es el precio del combustible, el gasóleo B, que cuesta 1,50 euros. “Es una situación que depende también de factores externos, que no son atribuibles al Gobierno, pero hay una parte que sí depende del Ejecutivo, como los impuestos que gravan los hidrocarburos, que suponen el 45% del precio”.

La guerra ha complicado más las cosas al elevar el precio de sustancias utilizadas en la fabricación de fertilizantes. Y, por otro lado, “ha estrangulado” la actividad de los dos puertos de salida del cereal, Odesa en Ucrania y Constanza en Rumanía.

Ahora, al no haber maíz ucraniano, habrá que traerlo de Brasil y Argentina, donde rigen otras normas, menos exigentes, en la aplicación de fitosanitarios. Además, el conflicto está provocando el abandono del campo en Ucrania, lo que tendrá como consecuencia un fuerte descenso en la producción agrícola.

Luis Manuel Oliveros (Agricultor, ganadero y cazador en Leciñena): «Al Gobierno no le interesa el mundo rural»

Luis Manuel Oliveros.

“Al Gobierno no le interesa el mundo rural, pasa de todo”, afirma Luis Manuel Oliveros, que es agricultor y ganadero en Leciñena, una localidad monegrina próxima a Zaragoza. En su opinión, los males que afectan al campo español son muy variados e incluyen desde la proliferación de lobos y osos al coste de los piensos, pasando por el precio de la carne.

“Antes de que llegaran los lobos se podía tener ovejas, pero ahora eso ya no es posible, pues existe un riesgo permanente de ataque y el Gobierno de Aragón se niega a reconocer el problema, ya que lo achaca a los perros asilvestrados, que hace años que no se ven por esta zona”.

Por este motivo está construyendo una nave para montar una granja de cerdos, una inversión que le está resultando costosa “por el continuo aumento de los materiales de construcción”. “De una semana a otra se puede encarecer mil o 2.000 euros más”, lamenta. El panorama es preocupante, continúa, por el continuo incremento del abono, de los piensos y del combustible. “Lo más graves es que, pese a esta inflación tan fuerte, el precio final que se paga al agricultor y al ganadero no sube, está donde estaba”.

Vicente López Gil (fruticultor en Valdejalón): "Han subido todos los costes de producción"

Vicente López Gil. Jaime Galindo.

“Quizá no era necesario que la manifestación la convocaran tantas organizaciones diferentes, pero lo cierto es que cada una de ellas tiene sus motivos para llevar sus reivindicaciones a la capital de España. Para Vicente López Gil, la agricultura tiene un problema enorme porque el agricultor no controla la subida de los costes de producción, pues todo se ha incrementado, desde la mano de obra al gasoil, la electricidad, los abonos y los fitosanitarios. "Si todos esos costes se pudieran repercutir de forma proporcional en el precio de venta, no habría problema", asegura.

En el sector de la fruta, que genera mucho empleo, "vamos a sufrir con fuerza la subida de los costes, ya que necesitamos mucha mano de obra y consumimos más electricidad por los regadíos, por no hablar del gasto de agua", reconoce. Por este motivo, explica, “existe una gran preocupación”, ya que, por otro lado, “el consumo de fruta está bajando” y el sector de la fruta ha sido dejado al margen de la PAC. Se trata de un alimento que en España no se considera como un artículo de primera necesidad, sino como un postre.

En este contexto, la guerra de Ucrania ha empeorado la situación creada tras la anexión de Crimea por Rusia en 2014, una acción que derivó en un veto que nos impide exportar allí la fruta. Se trata de un bofetón que muchos agricultores no han podido resistir. La solución no es fácil, pero un litro de gasoil lleva tres impuestos, el de hidrocarburos, el de minoristas y el IVA, lo que demuestra que algo se puede hacer. También sería bueno que el Ejecutivo aumentara las ayudas a las energías alternativas como forma de paliar el aumento de los precios de los combustibles fósiles.

En cualquier caso, López Gil sostiene que habría que poner en cuestión la obligación de dejar barbechos “en unos tiempos en que habría que utilizar para la agricultura todo el espacio disponible”. Esa medida “incongruente” de la PAC, sostiene, hace que Europa sea dependiente de los excedentes de cereal de Estados Unidos y otros países.

Manuel Rausa (fruticultor en el Bajo Cinca): "Los problemas graves empezaron ya en 2014"

“Todas las protestas son adecuadas, pero a esta no voy a ir a esta por motivos personales porque no lo tengo muy claro”, explica Manuel Rausa, fruticultor en el Bajo Cinca y responsable del sindicato UAGA. “Hay muchos convocantes y muchas reivindicaciones, hasta el punto de que se pierde un poco el sentido de las cosas”, añade.

“Ahora hay mucho follón con Ucrania y lo cierto es que, cuando Rusia invadió la península de Crimea en 2014, no nos sentimos apoyados ni por la Administración ni por otras entidades y hemos pasado cuatro o cinco años muy malos y con precios bajos”, opina Rausa. Ahora, tras una reestructuración del sector, “llevamos dos años con los precios un poco más decentes, pero porque el año pasado hubo heladas y ha habido agricultores que han reconvertido cultivos”, sostiene el fruticultor.

Pero los problemas del sector, subraya, están vigentes desde 2014, cuando se produjo el veto ruso y la Unión Europea no hizo absolutamente nada. “Ahora, ¿qué están defendiendo?¿Que entre el gas y el petróleo de Rusia y lo demás no?”, se pregunta el sindicalista. “Porque cuando lo de Crimea Alemania siguió vendiendo sus coches en Rusia, pero la fruta del sur de Europa no” , lamenta. Ahora, con la guerra en Ucrania, Rausa considera que su sector se verá afectado y que será preciso pedir ayuda de las instituciones europeas.