«Que las empresas abandonen las obras es complicado, nosotros no lo haríamos nunca, pero otra cosa es que haya que pelear por las revisiones de los precios hasta el final, que creo que es lo que haremos todas». Así de contundente se expresa una empresa que actualmente se encuentra ejecutando proyectos para distintas administraciones públicas aragonesas y que, por motivos obvios, prefiere mantener el anonimato. Es una de las «muchas», asegura, que se han dirigido ya a la DGA para plantear unas compensaciones por el encarecimiento de los materiales, el combustible, la energía y hasta el transporte que llevan a que, poco a poco, estos precios actuales devoren día a día un margen de beneficio que «en algunos casos ya será inexistente», añade otra firma en declaraciones a este diario.

El clima actual en la obra civil, ya sea el arreglo de una carretera o una calle o la construcción de un equipamiento público es de «máxima preocupación» y, en ambos casos, aseguran que desde el Gobierno aragonés les han respondido que «en 15 días» la DGA quiere publicar un decreto autonómico que mejore las condiciones y las contraprestaciones que ofrece un real decreto estatal que para ellos «es un parche, no sirve de nada, porque prácticamente todos los proyectos en ejecución se han encarecido entre un 15% y un 20%». El problema es que esperar dos semanas cuando se están «cancelando las compras para todo un año» que materiales como el cemento antes ofrecía, o cuando esa compensación de pérdidas estatal «solo beneficia a las obras en ejecución para el Gobierno central y en base a una revisión de precios del último trimestre de 2021 que ahora, tres meses después, ha quedado muy desfasada. «Si no se arbitra una fórmula extraordinaria el coste de la ejecución va a ser inasumible para las empresas».

En el caso de las licitaciones que se están declarando desiertas, «no es de extrañar» y de hecho asegura que «todas las que se hayan calculado en base a precios de principios de 2021 seguirán ese camino». O se revisan al alza o fracasarán «porque ya a mediados del año pasado los precios habían dejado desfasados los de enero». Y serán los pequeños municipios los que más lo sufran.