El Periódico de Aragón

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L@S DE LA CONTRA

Julia Millán y Pepito Fernández (librería Antígona): "Leer sigue siendo un acto bastante subversivo"

Julia y Pepito, una vida de novela. ANDREEA VORNICU

Desde la calle Pedro Cerbuna de Zaragoza, llevan más de tres décadas repartiendo felicidad en forma de literatura con la misma ilusión que el primer día. Su proyecto de vida, la librería Antígona, es la expresión de amor de dos románticos que se conocieron, florecieron y todavía resplandecen por y con las palabras

El día 11, Antígona cumple 34 años, una cifra nada desdeñable... ¿Qué se siente al echar la vista atrás?

Pepito. Aunque hoy en día se considere una cantidad ingente, 34 años para una buena librería no es nada. Un espacio como este se forma poco a poco, va generando unos fondos bien selectos y elegidos gracias al paso del tiempo y al gusto de los lectores y de los libreros. Estos años se nos han pasado muy rápido, pero seguimos con la misma intensidad que el primer día.

Leer por diversión y desobediencia. ANDREEA VORNICU

¿Cuál ha sido el secreto para durar tanto?

Julia. Rodearnos de buenos libros, de buenos lectores, de buenos trabajadores y no pretender hacer más de lo que se puede. Este oficio es vocacional, te dejas la vida entera en él. Mucha gente monta librerías pensando que va a triunfar o crear una comunidad excelente en poco tiempo, pero es imposible. Lo bonito de este negocio es que creces lentamente pero te vas dando cuenta de que tienes clientes en todos los rincones del mundo, desde bebés hasta personas de 90 años. Nuestra vocación de servicio es la misma para todos, buscar siempre el libro que se nos pide, aunque no esté en la librería.

La lectura es como una especie de metaverso. Te genera mentalmente otras vidas que te hacen descansar de ti mismo y de tus problemas

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El personaje de Antígona es símbolo de rebeldía. ¿Acaso la lectura es también un acto de desobediencia?

P. Siempre lo ha sido. La lectura produce soledad, la soledad, reflexión, y la reflexión, poner en tela de juicio todo lo que te rodea; por tanto, pensamiento crítico. Leer, desde cierto punto de vista, sigue siendo un acto bastante subversivo.

J. Además de una opción de ocio como cualquier otra. La lectura no busca solo concienciar, sino que es también puro entretenimiento, evasión, y posiblemente más relajante que ver una serie o una película.

P. Podríamos decir que es como una especie de metaverso. Te genera mentalmente otras vidas que te hacen descansar de ti mismo, de tus problemas íntimos o de relación con los demás, y te introduce en otro mundo para que disfrutes. Siempre y cuando el novelista te sepa atrapar.

Esta librería reúne muchas vidas y una historia compartida: la vuestra.

J. Pepito y yo hemos vivido dos vidas juntos, porque nuestro mundo íntimo está intrínsecamente ligado al de la librería. Aunque sí distinguimos la parte personal de la profesional, este lugar es también una prolongación de nuestra relación. Los libros nos unen en casa y nos unen aquí.

Inmersión por la palabra. ANDREEA VORNICU

¿Cómo os conocisteis?

P. Fue hace 40 años, en Muriel, la librería donde yo trabajaba y de la que después fui socio. Un día, una compañera de la facultad vino a comprarme unos libros, y me presentó a una prima suya que había venido a estudiar a Zaragoza, que, como puedes imaginar, era Julia (ríe). Conectamos enseguida. Cuando terminó el ciclo de la Muriel, vimos este local y lo cogimos.

Más de tres décadas compartiendo amor y trabajo no es, para muchos, tarea fácil.

P. Nuestra sensación es que no ha sido complicado, sino todo lo contrario. Montar algo con mi pareja, sobre un tema que nos apasiona a los dos, lejos de estropear la relación personal la ha enriquecido. También es cierto que, afortunadamente, hemos contado con mucho apoyo de la familia.

El team Antígona al completo. ANDREEA VORNICU

El equipo Antígona lo conformáis vosotros dos, Virginia y vuestra hija Violeta. ¿Hay una suerte de relevo generacional?

P. Al principio no le atraía este trabajo, pero mientras estudiaba la carrera de Historia le hicimos un contrato para que colaborara con nosotros y poco a poco se ha ido integrando de forma natural. Ahora, hasta le gusta. Lleva ya unos cuantos años y cada día asume mejor lo que supone la librería. Nunca lo hemos forzado, de hecho pensábamos que Antígona acabaría con nosotros. En los dos sentidos (ríe).

J. A lo largo de estos años, también hemos tenido ofertas de amigos y clientes a los que les encantaría continuar con este proyecto, pero no es nada fácil...

Pese a este relevo, parece que la librería se ha resistido durante mucho tiempo al pulso tecnológico...

P. Es cierto que yo he ofrecido bastante resistencia (ríe). Si te digo la verdad, odio internet y las redes sociales, me parecen dispositivos de control, pero no me ha quedado más remedio que integrar estas herramientas en nuestro sistema de trabajo, y lo cierto es que nos ha ayudado a vender libros y a gestionar un fondo que ya va siendo muy grande. Pero no pienso que se venda más ni menos con internet.

J. Asumimos que la situación ha cambiado, pero consideramos que esta nueva dinámica no debe anular nuestra mente ni el espíritu de la librería, así como interferir en el trato con los clientes, que buscamos que sea lo más cercano posible.

Con la lectura disuelves tu identidad y te relajas de tal manera que el puro placer de leer es lo mejor del mundo

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¿De cuántas referencias estamos hablamos?

J. Entre cuarenta y cincuenta mil, y variadas. Aquí muy pocos libros están repetidos.

P. Además siempre hemos procurado cuidar y tener mucho ensayo, ya sea histórico, filosófico, estético... Para mí, es el género por excelencia de la contemporaneidad.

Muchas de vuestras secciones están sin alfabetizar. ¿Hay alguna voluntad oculta en este caos aparente?

P. La mayoría están ordenadas por temas, afinidades o asociaciones de corrientes. Es generar sorpresa en el lector curioso que va buscando un autor y se encuentra con algo que no esperaba. Hay mucha gente que se queja, pero también otros que te lo agradecen.

Tengo la impresión de que el oficio de librero abarca varios oficios...

P. Lo de menos es vender libros. Eres psicoanalista, terapeuta... y luego, sobre todo, llevas a la persona por un camino hacia la santidad, a través de la lectura, hasta que llega un momento en el que disuelves tu identidad y te relajas de tal manera que el puro placer de leer es lo mejor del mundo.

J. Esto ni se te ocurra ponerlo (ríe).

LA RÁFAGA


– Una canción.

– Un disco: 'Thick as a Brick', de Jethro Tull.

– Un libro.

– 'Palinuro de México’, de Fernando del Paso.

– Un plato.

– Los arroces.

– Un lugar.

– El camino del cementerio de Úbeda.

– Una imagen recurrente.

– Las ilustraciones infantiles (Julia) y la foto del agujero negro que hay en el centro de la Vía Láctea (Pepito). – 'Ebook'.

– Nos aburre. Lo respetamos.

– Fumar en las terrazas.

– Nosotros fumamos pero no molestamos.

– Limitación del tiempo de espera en Atención al cliente.

– Lo que no nos gusta es que nos atienda una máquina.

– Algo que te aburre.

– El aburrimiento, hoy en día, es positivo. 

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