La Generalitat de Cataluña ha cumplido su órdago y un mes después de que Alejandro Blanco oficiara el funeral de la candidatura conjunta de Aragón y Cataluña para los Juegos Olímpicos de Invierno de 2030 ha presentado su proyecto en solitario, repartiendo las pruebas inicialmente destinadas a Aragón en otros territorios catalanes y de otros países.

El Govern eleva su propuesta al organismo olímpico un año después de que Pere Aragonès diera el pistoletazo inicial de la carrera, con la famosa misiva que firmaron los cuatro presidentes, el catalán, el aragonés, el presidente del COE y el del Gobierno de España.

El proyecto nació, ya entonces, torcido, y no dejó de sumar baches y desencuentros durante prácticamente once meses sin que pudiera siquiera vislumbrarse un acuerdo.

Ahora el Govern recupera el plan trazado en los estudios que había hecho entre 2018 y 2021 en una propuesta que ya han trasladado al Comité Olímpico Español que, por ahora, no ha respondido a la propuesta.

"Podríamos tener candidatura para 2030, pero no nos toca a nosotros determinarlo", explicó la consellera de Presidencia de la Generalitat, Laura Vilagrà, sin determinar si la propuesta será para la edición de 2030 o una posterior.

En aquellos trabajos previos al fallido intento de la candidatura conjunta se apuntaba que Cataluña podría acoger la mayoría de las pruebas, a excepción del esquí de fondo y el patinaje de velocidad (que en la última propuesta de la mesa conjunta habrían caído en el lado aragonés) y las pruebas de skeleton, bobsleigh o saltos (que en la candidatura conjunta se asumía que tendrían que salir de España).

La opción de la capital bosnia se mantiene (con las francesas Courchevel y La Plagne como alternativas) en el plan que Vilagrà presentó ayer a los alcaldes del Pirineo catalán y a las federaciones deportivas.

El reparto catalán de las pruebas olímpicas

Siguiendo lo apuntado en los informes anteriores del Govern se plantea construir una pista en la Fira de Barcelona de 200 metros de largo por 80 de ancho para el patinaje de velocidad. El Palau Sant Jordi sería la sede patinaje artístico y el Olímpic de Badalona y el nuevo Palau Blaugrana, aún por construir, acogerían el hockey sobre hielo. El curling, previsto inicialmente en Jaca, pasaría a otro recinto todavía por construir, el Centro de Alto Rendimiento de Hielo, en Gavà.

El biatlón y esquí de fondo, que también se tenían que disputar en suelo aragonés, supuestamente entre Candanchú y Formigal, según las varias propuestas que se manejaron en la negociación, se trasladarían a Baqueira Beret. Los estudios preliminares del ejecutivo catalán abogaban por adaptar el Pla d’Anyella, en La Molina, calculando que eso supondría un coste de 18,5 millones iniciales y 25,1 de inversión permanente.

La Molina-Masella se mantendría para las pruebas de esquí alpino –el gran punto de divergencia, que Aragón reclamaba repartir por sexos– mientras que las de snowboard y freestyle serían en Baqueira Beret, como también estaba previsto en el reparto negociado con el COE.

Aunque en el membrete de la propuesta remitida al COE se lee "Jocs d’Hivern 2030", se presenta pensando en 2034, ya que el COE no tiene previsto presentar candidatura a 2030 ante el fracaso de la opción conjunta.