El Periódico de Aragón

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LA NEGOCIACIÓN DE LOS ACUERDOS COLECTIVOS

Aragón tiene la subida salarial pactada más baja de todo el país

Los sueldos de los trabajadores suben un 1,76% en la comunidad en la primera mitad del año mientras la inflación escala al 10% | Los sindicatos pretenden blindar el incremento en base al IPC pero la patronal se niega en rotundo ante una situación "dramática"

La última manifestación del Primero de Mayo en Zaragoza, donde la inflación ya asomaba las orjas pero no se había disparado todavía. ANGEL DE CASTRO

El largo verano llega a su fin y se acerca el invierno. Un invierno que, según alertan las voces autorizadas, oficiales y oficiosas será el más duro en décadas. Con la inflación coqueteando con el 10%, los aragoneses regresan al trabajo, pero lo hacen más desprotegidos frente al incremento de costes que el resto de españoles. La subida salarial pactada en Aragón es de media la más baja del país en el primer semestre del año.

A efectos del mes de julio, los salarios de los aragoneses tan solo habían aumentado un 1,76%, según se recoge en los convenios vigentes hasta la fecha, un incremento que a todas luces no servirá para coser los agujeros rotos en los bolsillos de los aragoneses. Alejada queda la media nacional, que se sitúa en el 2,56%, y todavía más inalcanzables es la de los polos industriales como el País Vasco, donde el incremento alcanza cotas del 5%, según los datos del segundo trimestre del Ministerio de Trabajo.

Conscientes de ello son la patronal y los sindicatos. Al tiempo que la parte social denuncia la «resistencia» de las organizaciones empresariales a entrar en la negociación colectiva, los empresarios dicen que la situación es «dramática» ante el incremento de los costes de producción y alertan de que las subidas salariales podrían actuar como una bola de nieve que derive en una pérdida de competitividad que haga caer el empleo.

Las medias de las subidas salariales pactadas en cada autonomía este año hasta el 31 de julio. ALFREDO LOSADA

«El otoño se prevé caliente. La patronal no tiene voluntad de apoyar esa subida salarial acorde al IPC (Índice de Precios del Consumo) y no se da cuenta de que si caen las rentas trabajadoras lo que también cae es la economía general», apunta José de las Morenas, el secretario de Política Sindical e Industrial de UGT Aragón.

La situación no será la misma, todo hay que decirlo, para los 146.825 trabajadores cuyos convenios están vigentes a día de hoy en Aragón, pues la cosa cambia según el ámbito en el que se trabaje y según el acuerdo colectivo se circunscriba al ámbito de la propia empresa o de todo un sector. Las grandes industrias, como Stellantis (antigua Opel-PSA) o Alumalsa (Linamar), cuentan con una enorme fuerza sindical que balanza los equilibrios entre la dirección y los trabajadores.

De ahí, y de la importancia de la paz laboral en sectores que mueven cifras astrónomicas, se deriva que la variación salarial media de los convenios de empresa en Aragón sea del 3,32%, por encima de la media nacional (2,69%). Los 57 convenios vigentes en el ámbito de la empresa afectan a 18.758 trabajadores, y son estos los más blindados por norma general ante la subida del IPC.

No obstante, el grueso de los asalariados es el que está más desprotegido al depender sus relaciones con la empresa de convenios sectoriales, provinciales o estatales. Un total de 128.067 trabajadores han obtenido una subida salarial pactada del 1,53% para hacer frente a la inflación. Es la segunda variación más baja del país, tan solo superada por Ceuta y Melilla (703 trabajadores, 1,03%).

¿Dónde queda el diálogo social?

La pandemia y su incertidumbre suavizaron la tensión social. Era momento de navegar todos a una, de no ponerle palos a la rueda de la recuperación. El consenso y el diálogo social brillaban en el escaparate político. Pero la guerra de Ucrania y sus derivadas han roto con todo. Los sindicatos avisan desde junio que llegará «un otoño caliente», con buena parte de los convenios colectivos por negociar (solo 74 de los 220 que afectan a los asalariados aragoneses lo están) y muchos de ellos con fecha de caducidad: 31 de diciembre de 2022.

Los sindicatos exigen subidas salariales inmediatas «del 3, 4 o 5%» a tipo fijo y añadir cláusulas de revisión conforme avance la inflación. Estas condiciones son habituales de los acuerdos colectivos, pues se persigue blindar el poder adquisitivo de los trabajadores. Sin embargo, lo que no es tan habitual es que se abonen las cuantías con efectos retroactivos.

"En otoño puede pasar de todo. Estamos hablando incluso de ertes por la energía, y puede darse un impacto muy directo en el empleo", dicen desde la CEOE Aragón

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«La patronal no está por la labor de negociar por la subida salarial acorde al IPC. Pero no va a quedar más remedio. No es posible tener a los trabajadores perdiendo el 10% de sus salarios sin plantear una revisión salarial, so pena de que aumenten conflictos laborales», advierte Pablo Castillo, secretario de Acción Sindical y Servicios Jurídicos de CCOO Aragón. Incluso hablan desde el sindicato de «estrategia patronal» para dificultar la firma de los convenios y «resistirse» al incremento salarial.

No obstante, repiten una y otra vez desde la patronal aragonesa de que las subidas salariales podrían traer efectos de segunda derivada e impactar negativamente en el empleo. «Debe reinar la sensatez. Los costes se han incremento hasta en 10 veces. El problema es que ni los trabajadores ni las empresas somos conscientes ni culpables de la inflación. Es una pérdida de competitividad tremenda», revela Jesús Arnau, el director general de la CEOE Aragón. De hecho, advierte avisa que la tendencia de los datos del paro hacia el frenazo «ya son preocupantes». «En otoño puede pasar de todo. Estamos hablando incluso de ertes por la energía, y puede darse un impacto muy directo en el empleo», alerta. Sin embargo, la patronal no niega que la revisión salarial sea necesaria.

No parece que vaya a ser sencillo que alguna de las partes dé su brazo a torcer. Algunos incluso hablan de similitudes con la crisis de finales de los 80, aunque en nada se parece aquella con la de este principio de los años 20 de nuestro siglo. De aquellos tiempos, cuando la democracia terminaba de consolidarse, quedan convenios colectivos con peculiaridades inéditas, casi increíbles: revisiones salariales todos los meses. Dicen quienes entienden de esto que es momento de grandes soluciones, de seguir la estela del consenso que triunfó en la pandemia. Y el eco sigue retumbando: ¿pacto de rentas? 

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