Stellantis. La industria del Metal. El comercio y la hostelería. La limpieza de edificios y la recogida de residuos urbanos. El campo. Los derivados del cemento. Son solo algunos de los convenios que están por firmar en los próximos meses. Las negociaciones se mantendrán con el monstruo de la inflación bajo la mesa, lo que no hará sino incrementar la presión sobre las partes en un otoño complicado para la paz social.
La clave en el ecosistema aragonés se sitúa hacia finales de 2022. Hablan los sindicatos de los «caballos de batalla» de este otoño caliente con la negociación de los acuerdos de Stellantis y la industria metalera. El 31 de diciembre fina el convenio del Metal, que aglutina a más de 60.000 trabajadores en las tres provincias. Es el que los sindicatos quieren reeditar sí o sí, pues es su buque insignia de la negociación colectiva en lo referente la la protección salarial.
La subida salarial pactada es del 3,25% para 2021 y 2022, pero se recoge en el acuerdo que si la producción industrial era superior a la de 2019, la actualización iguala la tasa de inflación. Es decir, que si el IPC acumulado de 2022 se queda en el 9,25%, los trabajadores del Metal de Zaragoza obtendrían pagas en el primer trimestre de 2023 como compensación por valor de la diferencia. «Es el modelo a seguir», dicen desde UGT y CCOO, pues es casi el único convenio que recoge una subida salarial acorde al IPC real.
El motor industrial de la comunidad, Stellantis, también deberá renegociar el acuerdo entre dirección y sindicatos que afecta a 5.000 trabajadores en la planta de Figueruelas. Y lo que es más: marcará un hito en la negociación de los próximos acuerdos. La última negociación fue verdaderamente dura, recuerdan las partes implicadas.
En Aragón, el que parece que sí se firmará salvo catástrofe será el convenio de la Construcción, que engloba a más de 20.000 trabajadores en las tres provincias. Y se hará durante la primera quincena de septiembre. Solo queda adaptar las tablas por provincias a lo convenido en el acuerdo marco estatal, por el que se firman aumentos salariales del 4% en 2022 y del 3% en 2023 y 2024, con una cláusula de revisión de hasta el 13% si el IPC acumulado en el trieno superase el 10%. Sin embargo, desde CCOO del Hábitat señalan que esta es una «excepción» a la tendencia de la negociación colectiva, estancada «por una estrategia de la CEOE a nivel nacional».
La ruptura de la mesa de negociación entre los sindicatos CCOO y UGT y la patronal CEOE el pasado mes de mayo dejó en el aire los grandes acuerdos perseguidos por el Gobierno y dinamitó el cacareado pacto de rentas. La mesa se rompió por las líneas rojas que se trazaron en torno a las cláusulas de revisión salarial, es decir, al incremento variable de los sueldos en función de la inflación. Y ahora se revela que ahí, cuando nadie hablaba aún de galopante inflación, estaba el 'quid' de la cuestión.
Mientras tanto, todos los trabajadores cuyos convenios no recogen subidas salariales vinculadas al incremento del IPC u otras variables quedan al descubierto. Asumirán de sus bolsillos el incremento del coste de la vida mientras sindicatos y patronal negocian largo y tendido. El invierno será larago y los bolsillos cada vez más pequeños. El tiempo apremia.
ALGUNAS MESAS HERIDAS, ALGUNAS MESAS ROTAS
Aún no se ha constituido la mesa negociadora para los convenios del comercio del textil, Bazares y juguetes de Zaragoza, Limpieza de edificios y locales de Teruel, Oficinas y despachos de Zaragoza y Teruel. Las negociaciones entre patronal y sindicatos están rotas en los convenios del Comercio del mueble de Zaragoza y de Oficinas y despachos de Huesca. La negociación está muy comprometida para los acuerdos colectivos de Deportes, Detallistas y autoservicios de alimentación, Comercio de la óptica y Detallistas de Pescado de Zaragoza. Y rotas están en el Comercio del mueble de Zaragoza y de Oficinas y despachos de Huesca.
De hecho, muy relacionado con el acuerdo de la Construcción está el convenio de los Derivados del Cemento. Sus 1.200 trabajadores en Zaragoza y Huesca están pendientes de la negociación estatal, y aunque parecía que las condiciones estaban pactadas, las negociaciones se estancaron en mayo con la ruptura de la mesa general entre los dos sindicatos mayoritarios y la patronal. Los convenios de las lavanderías industriales, de la recuperación de residuos urbanos en varios municipios aragoneses, de la UTE del Ebro de la limpieza han quedado sin resolución.
