El Periódico de Aragón

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LAS CONSECUENCIAS DE LA GUERRA Y LA INFLACIÓN

La construcción juega a la bolsa: presupuestos que duran 15 días por los costes disparados

La inestabilidad de los precios es una "locura" y limita la vigencia de los presupuestos y obliga a redactar multitud de documentos para minimizar las pérdidas | La demanda no cede ante el sobrecoste y el sector no experimenta una pérdida notable de beneficios

Raúl Tello, el responsable de la empresa Aragonesa de Materiales de la Construcción, junto a varios sacos de cemento, yeso o arena, algunos de los materiales que fluctúan constantemente y provocan continuos dolores de cabeza a quienes elaboran los presupuestos. Jaime Galindo.

¡Hagan juego! El mundo de la construcción, desde el almacenista al ebanista, está jugando a la bolsa de valores desde hace meses. Las fluctuaciones de los precios del aluminio, del cemento, del hierro, de la cerámica o de los derivados del petróleo han obligado a que los proveedores, los reformistas, los constructores y toda la cadena de valor limite la vigencia de sus propios presupuestos a un lapso de entre 15 días y un mes. O lo tomas o lo dejas, coinciden en decir, porque quien se lo piensa dos veces puede ver cómo el coste de los materiales alcanza variaciones insospechadas.

Todo sube en este escalada inflacionista de las materias primas, que si bien es cierto que no es algo nuevo, comienza ahora a estabilizarse con unos precios por las nubes. El hierro sube ahora cerca del 75% respecto a 2021, aunque alcanzó valores superiores al 200% y con ese temor viven quienes lo utilizan. El aluminio alcanza subidas que oscilan del 200 al 300%. Menos pronunciados pero igual de prohibitivos son los sobrecostes del cemento (50%), los azulejos (100%), el yeso (85%), la cerámica (30%), y así continúa la interminable lista de materiales, pues no se quedan atrás el vidrio, el cristal o los asfálticos.

"Estamos en un momento en el que los precios de los materiales son tan erráticos que se hace muy difícil mantener los presupuestos más de 15 días o un mes", explica Vicente Lafuente, el gerente de la Fundación Laboral de la Construcción de Aragón. "Creo que no había visto una cosa igual en estos términos. Ha habido periodos de inflación, pero habría que remontarse a antes de la llegada del euro", continúa Lafuente.

Una subidita por acá, otro incremento por allá, y un coste que se dispara para hacer cualquier obra en casa y fuera de ella. Solo el precio de los materiales para llevar a cabo una reforma de un baño, por citar un ejemplo, se ha disparado tras el inicio de la guerra de Ucrania un 30%. En comparación con enero de 2021, cuando comenzó la subida paulatina, los sobrecostes rondan en varios casos el 100%. Y sin agregar los de la mano de obra y los gastos corrientes asociados a una obra.

"El cliente de toda la vida ni te pedía precio. Pero ¿ahora? Esto es como jugar a la bolsa y volverse loco. Hemos pasado de elaborar 50 presupuestos al mes a redactar casi 300 para el mismo número de clientes"

Raúl Tello - Responsable de Aragonesa de Materiales de la Construcción

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Por supuesto, la inflación en el precio de las materias primas está haciendo mella en las cuentas de resultados de toda la cadena de valor, pero la búsqueda de precios asequibles deviene en una sobresaturación de la redacción de los presupuestos. «El cliente de toda la vida ni te pedía precio. Pero ¿ahora? Esto es como jugar a la bolsa y volverse loco. Hemos pasado de elaborar 50 presupuestos al mes a redactar casi 300 para el mismo número de clientes. Que yo lo veo algo normal, eh, porque con semejantes cambios todos quieren ajustar los costes», cuenta Raúl Tello, gerente (y «chico para todo», como él se define) de la empresa Aragonesa de Materiales de la Construcción, que fundó en 1989 y ocupa varios bajos de la avenida Manuel Rodríguez Ayuso, en el entorno del barrio de Valdefierro.

Raúl Tello, el responsable de Aragonesa de Materiales de la Construcción, muestra una de las facturas del hierro del último mes, con la tonelada oscilando entre los 1.300 y los 1.500 euros, y la compara con la de febrero de 2021, cuando rondaba 700 euros. Jaime Galindo.

Cuenta este intermediario que al principio, cuando comenzó la subida, esos clientes de siempre se le quejaban. "Pero comprendieron rápido que era algo similar para todos. Ahora todos nos hemos acostumbrado por lo alto, porque yo, aunque quiera dejar los materiales al mejor precio posible, no puedo terminar perdiendo dinero", asevera Tello.

Le da la razón Sara Garcés, que regenta una pequeña empresa de reformas y decoración de interiores, Hogar Ideal, ubicada en el zaragozano barrio del Actur. "Es una locura. Nosotros siempre hemos trabajado con clientes de confianza, del boca a boca, pero es cierto que antes solo pedían dos o tres presupuestos y ahora les preparamos diez», comenta Garcés.

Todos los caminos llevan a... ¿Ucrania?

Detrás de esta imparable cadena inflacionista está la aleatoriedad de los precios de la energía, con origen en la guerra de Ucrania, que también ha repercutido en la escasez de materias primas que se extraían del Este de Europa. "Existe una tensión especulativa grande. Los mayoristas tienen compromisos con los países emergentes, lo que provoca cuellos de botella y, por tanto, un incremento muy notable de los precios de los suministros para nosotros", explica Vicente Lafuente.

A eso hay que añadirle, replica Roland Garros, el director ejecutivo de Azulejos Moncayo, afincada en Cuarte de Huerva, la fluctuación de todo el material de importación. "Hay que sumar el coste del combustible, que repercute un 5% más sobre el precio. Ahora incluso nos cobran los palés, que, aunque sean nueve euros, es algo que se suma a la lista. Los contenedores son más caros y también ha afectado la paridad del dólar», agrega Garros.

"Los proveedores cobran una tasa energética para que los precios sean menos erráticos a causa de la guerra y que suele mantenerse durante un mes"

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El asunto es que la construcción se ha volcado en buscarle una solución a la crisis de precios. Algo que se vuelto imprescindible en el sector es firmar algo así como cláusulas de salvaguardia. Si alguno de los materiales sube por encima de un porcentaje previamente acordado, los proveedores permiten a los contratistas revisar el presupuesto. "Es algo que está presente incluso en el Código Civil. La revisión de precios al alza o a la baja es una de las medidas preferidas. O eres muy flexible o asumes un riesgo muy notable porque, al final, no puedes estar trabajando a pérdidas", dice el gerente de la Fundación Laboral de la construcción en Aragón, Vicente Lafuente.

Pero no es esta cláusula de revisión el único remedio que han aplicado a la herida de los sobrecostes. Los productores de materiales notifican ahora lo que se conoce como tasa energética. Se establecen unos recargos energéticos para los distintos pedidos que se mantienen durante un mes. Si un metro cuadrado de azulejo vale 10 euros, se aplica una tasa de, por ejemplo, 0,95 euros para compensar el sobrecoste. Eso sí, cada maestrillo tiene su librillo, por lo que cada fabricante crea una tasa energética propia en busca de la forma financiera más interesante.

Un trabajador de un almacén de provisión de materiales, esta semana. Jaime Galindo.

Pero incluso con estas medidas la incertidumbre reina sobre los presupuestos. Cuenta Sara Garcés, cuya empresa trabaja en gran medida con cerámicas, que el día 20 de cada mes se les comunica el precio para los próximos 30 días. "Es un poco caótico porque las cerámicas antes tenían precios muy estables. Incluso hay muchas veces que se nos van de precio los materiales con el presupuesto ya cerrado, y ahí sí que no podemos tocarlo porque el cliente ya ha firmado.

Al final tenemos que correr con esa pérdida de beneficio", apunta Garcés. Por ello, otras empresas, como Azulejos Moncayo, decidieron aprovisionarse antes de la previsible subida energética. "Los fabricantes nos advirtieron y compramos muchísimo cemento y cerámica ante la inminente subida", señala Roland Garros.

La demanda no cae pese al incremento de precios

Sin embargo, el consolidado incremento de los costes no ha mermado el interés de los clientes por afrontar reformas, rehabilitaciones o pequeñas obras. Quizás por influjo de la pandemia, la vivienda se ha reivindicado como algo más que un lugar donde comer y dormir. "Estamos trabajando muchísimo. No paramos desde la pandemia, que fue un 'boom' de las terrazas, los baños y las cocinas", apunta Raúl Tello.

Coincide con el intermediario Sara Garcés: "Hay veces que me asusto al dar los presupuestos y eso que hemos intentado limitarlo con el coste de la mano de obra. Pero es cierto que no hemos notado que la demanda baje y cuando se lo entregamos al cliente lo asume sin poner muchas pegas".

"Si empezamos a abandonar las obras en marcha, a poner en peligro los fondos europeos, a retrasar inicios de obras, es evidente que el va a comenzar incluso la estabilidad del sector"

Vicente Lafuente - Gerente de la Fundación Laboral de la Construcción

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No obstante, donde sí se está retrayendo la demanda es en las grandes obras, esas cuya ejecución se prolonga durante meses y donde la volatilidad de los precios puede comerse todo el presupuesto. Y en lo que ha desembocado es en que una buena cantidad de obras públicas se están retrasando al quedar las licitaciones desiertas. "Las empresas ven que no percibirán beneficios y hasta octubre ya son 120 las que no tienen adjudicatario por un valor de 40 millones de euros solo en Aragón", revela Vicente Lafuente. Del total, entre seis y siete superaban el millón de euros, por lo que no son contratos baladíes.

"La obra nueva se ha parado y son las que tienen un importe más alto. Si empezamos a abandonar las obras en marcha, a poner en peligro los fondos europeos, a retrasar inicios de obras, es evidente que el va a comenzar incluso la estabilidad del sector", concluye Lafuente. 

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