Plaza Imperial se derribará este mes para hacer sitio al gigante Costco

Comienza la cuenta atrás para el derribo parcial de Plaza Imperial, un centro de ocio y compras inaugurado con pompa y boato en 2008 que acabará ahora reducido a escombros en pocas semanas. Dicho de otra manera, 230 millones de euros de inversión privada que se verán sepultados en su mayor parte por el fracaso del proyecto inmobiliario impulsado por una empresa vasca al calor de la Plataforma Logística de Zaragoza (Plaza). La demolición de parte de la galería comercial se iniciará este mes, unas obras de cierta complejidad técnica que se demorarán hasta agosto, según ha podido saber este diario de fuentes conocedoras de la operación. Sobre el suelo que quedará libre y compactado comenzará a partir de esa fecha la construcción del hipermercado norteamericano Costco Wholesale, que tiene intención de abrir sus puerta a finales de año.

Desde la gerencia de centro, propiedad de la sociedad madrileña Inversiones Carney SL, rehusaron hacer cualquier valoración o comentario. Los trabajos para hacer añicos estas instalaciones comerciales se han ido demorando en el tiempo por los obstáculos surgidos para el traslado de unos equipos eléctricos que Endesa tiene en la zona. Por este motivo, a petición de los promotores, el Ayuntamiento de Zaragoza tuvo que conceder hace nueve meses una prórroga de un año de la licencia otorgada en febrero de 2021 para acometer la demolición parcial.

Los últimos días de Plaza Imperial: silencio en el vacío

De momento, se echará abajo la parte donde se ubicaba el hipermercado Eroski, lo que supone hacer desaparecer unos 15.000 metros cuadros construidos de los 88.000 que formaban la galería de tiendas. También se demolerá el establecimiento exterior que ocupaba la firma de jardinería Verdecora, de otros cerca de 8.000 m.

Estas edificaciones forman parte de la parcela de 50.000 metros cuadrados que hace tres años compró Costco, conocido como el makro norteamericano, a Inversiones Carney SL para instalar su gran almacén de unos 15.000 metros cuadrados de venta. El proyecto ya cuenta con licencia comercial de gran superficie concedida por el Gobierno de Aragón, y el Ayuntamiento de Zaragoza lo declaró de especial interés o utilidad municipal, lo que permita a la empresa beneficiarse de una bonificación del ICIO (impuesto sobre construcciones, instalaciones y obras), un descuento que llegará al 95% fijado para las inversiones que generen más de 200 puestos de trabajo, como es este caso.

La llegada de esta firma de almacenes multiproducto, que cuenta con 795 establecimientos en todo el mundo, cuatro de ellos en España, vendrá acompañada de una inversión que rondará los 100 millones de euros y la previsión de crear 250 empleos. El hipermercado contará con una gran zona de venta al público y almacenaje en planta baja, así como una gasolinera, un área para reparación de neumáticos, un restaurante rápido y un espacio de preparación de comidas para su venta en la tienda, según la descripción que hace la empresa del proyecto.

Recortar los suelos para usos logísticos

La intención de los dueños de Plaza Imperial es derribar también el resto de la galería comercial ante la imposibilidad de reflotar el centro con el objetivo de reconvertir estos suelos urbanísticamente para que puedan destinarse a usos logísticos y pasen a formar parte de Plaza. La propuesta está de momento en suspenso.

La agonía de este centro comercial y de ocio no es una novedad. Lejos queda el esplendor con que abrió en septiembre de 2008, en plena celebración de la Expo, cuando se convirtió en el mayor espacio de compras de la ciudad, con sus más de 170 locales ocupados casi al completo y hasta un monorail que unía la galería comercial con el parque de medianas superficies. Del edificio de tiendas ahora solo queda abierto salón de apuestas Pause and Play, que en próximas fechas se trasladara a la otra área del complejo, la única que se mantiene activa y al margen de los planes de derribo.

La crisis económica de aquellos años, el fracaso inmobiliario de Arcosur y la apertura de Puerto Venecia y La Torre Outlet –que le arrebataron algunas de sus principales inquilinos– son algunos de causas principales del naufragio.