CASA REAL

El profesor del Rey Felipe en Zaragoza: "Quien piense que a Leonor la van a llevar en palmitas, se equivoca"

La Academia General Militar de Zaragoza inculcará a Leonor los valores de compañerismo, disciplina y jerarquía

Los Reyes y la princesa Leonor durante un desfile.

Los Reyes y la princesa Leonor durante un desfile. / Juanjo Martín

Leonor de Borbón y Ortiz seguirá a sus 17 años los pasos de su padre Felipe VI y de su abuelo Juan Carlos I en la Academia General Militar de Zaragoza, donde continuará su proceso de formación como heredera al trono del Reino de España. Aunque desde el Ministerio de Defensa mantienen la cautela y no esbozan nada más allá de que se está trabajando en «la elaboración de los planes de estudios» y «otros detalles de la incorporación de S. A. R. la Princesa a las distintas academias», lo cierto es que hay líneas de trabajo que el tiempo no altera para esta unidad de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. Así lo explica Javier Fernández, ya retirado como Teniente Coronel del Cuerpo General de las Armas y profesor del actual monarca durante su paso por las instalaciones militares de Zaragoza en 1985.

En este sentido, Fernández es «partidario» de que Leonor reciba esta formación militar no tanto por los conocimientos que va a adquirir, sino por «los valores castrenses que se le van a inculcar desde las Fuerzas Armadas»; unos valores «buenos para ella y para España» que enumera casi de carrerilla: compañerismo –«algo básico en el Ejército»–, disciplina –«obedecer y cumplir»–, jerarquía y valor. «Apoyarte en compañeros hasta el extremo de que, en situaciones críticas, tu vida depende del de al lado. Es saber trabajar con gente de la que tú vas a depender y que ellos van a depender de ti. Eso en la Universidad no se aprende», define respecto a ese compañerismo, a lo que añade: «Se jura bandera, es decir, tú llegas a dar compromiso de dar tu vida en defensa de estos valores».

Desde la Casa Real, coinciden en que la educación castrense le proporcionará «una formación técnica y humana muy completa» con el objetivo de garantizar el «compromiso de permanente servicio a la sociedad española»; un garante para fomentar virtudes como «la lealtad, la disciplina, el valor o el compañerismo» y principios como «la responsabilidad, la ejemplaridad o la austeridad». Unas virtudes intrínsecas a la formación militar aprobada esta misma semana en Consejo de Ministros y que será adaptada «a las características docentes actuales de las academias».

Fernández, que también ejerció como Delegado del Gobierno en Aragón entre 2004 y 2012, insiste en que son valores «acordes a un Estado democrático» tratando de zanjar cualquier tipo de polémica respecto a la ideología «militarista». «El que no quiera no lo va a entender, pero esto en la Complutense no se puede enseñar. Son unas reglas rígidas y, si creemos en este tipo de valores, hay que hacerlo aquí», sentencia.

Rey Juan Carlos I durante la celebración de las bodas de oro en la AGM de Zaragoza

Rey Juan Carlos I durante la celebración de las bodas de oro en la AGM de Zaragoza / ANGEL DE CASTRO

Este militar de profesión vaticina que la formación de Leonor irá enfocada a «la vertiente militar» de modo que «le van a enseñar a ser soldado»: andar mucho, ir por el monte, aprender a manejar un arma de fuego, aprender a conducir un vehículo militar, estudiar topografía y todo lo relacionado con las diferentes armas de Infantería, Caballería, Artillería o Intendencia. «Todo aquello que militarmente se use, pero de forma muy básica. Es un programa de instrucción básico de un combatiente y de una mínima especialización en todas las armas», resume.

Para alcanzar esos objetivos, Fernández manifiesta que este ejercicio «tiene unos riesgos» intrínsecos a la vida militar, por lo que tiene que pasar por ellos ya que es «formación». «Quien piense que a la niña la van a llevar en palmillas y le van a evitar todos los riesgos están equivocados. Y cuando tenga que subir a esquiar, la tirarán por la Zapatilla de Candanchú como a todos», recuerda. Es en este punto donde entrará en juego el «valor», de manera que el Ejército «enseña a superar el miedo y es una cosa que se tiene que aprender». En paralelo, la práctica y los ejercicios tácticos en campo de combate son «básicos».

En la Academia General Militar coincidirá con 300 compañeros con los que forjará «poco a poco» una relación de amistad que, en el caso de Felipe y Juan Carlos se ha prolongado con el paso de los años. Por ejemplo, su abuelo «ha tenido toda su vida gente de su promoción con él trabajando». «Estar un año pasándolas putas une mucho a los que tienes al lado», exclama Fernández, quien no tiene duda de que Leonor «va a adquirir un cierto baño de realidad que le va a venir muy bien».

Felipe VI, «muy normal»

Fernández define al rey Felipe VI como un «muy buen alumno» y «modelo en todos los sentidos». «Alguien le dijo que tenía que ser muy bueno y lo fue. No dio queja de nada a nadie. Iba impecable siempre, tenía muy buena relación con todos sus compañeros. Era de muy buen carácter en el sentido de muy formal, que sabía para lo que estaba en la Academia y se lo tomaba muy en serio. Fue siempre un alumno muy normal, no quiso distinguirse de nadie», perfila.

En la Academia «no hizo carrera», sino que fue en la Universidad donde estudió una serie de asignaturas de diferentes ramas como, por ejemplo, relaciones internacionales, Derecho o Historia. «Yo le tenía que enseñar transmisiones, es decir, manejar lo que son los equipos de telefonía o de radio de manera básica», detalla. También trató de inculcarle ejemplo, otro de los valores del que también se empapará su hija Leonor: «Él veía que cuando había que tirarse por un barranco, tú te tirabas el primero y él venía detrás. El capitán en la Academia es también un líder».

Preguntado por anécdotas, Fernández recuerda una caída de Felipe por un barranco tras un tropezón mientras completaban ejercicios de guerrillas a campo abierto por la noche. «Eso le puede pasar a su hija también», admite. A día de hoy, guarda «muy buen recuerdo» de la etapa de Felipe como cadete en Zaragoza; una relación de docente a profesor que ha evolucionado a lo largo de los años hasta el punto de ciertos chascarrillos en persona como «señor, aquí estamos, ya ve unos a Delegado y otros a Capitán General». «Nos hemos visto y siempre me llama Qué tal mi Capitán», cuenta.

Leonor continuará en Zaragoza con un plan de estudios «sensato» que le llevará a estar «bien formada» de cara a ocupar en el futuro el trono del Reino de España. La capital aragonesa seguirá formando parte de la historia de los Borbones con la formación de Su Alteza Real la Princesa de Asturias. Tomará el mismo camino de su abuelo Juan Carlos y su padre Felipe. 

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