LOS EFECTOS DE LA SEQUÍA

El campo aragonés clama por la falta de agua: "Es el tercer año seguido que vivimos con sequía"

Seis profesionales del sector primario analizan la mala situación en la comunidad y vaticinan una mala campaña

Raúl observa con temor las posibles restricciones al riego.

Raúl observa con temor las posibles restricciones al riego. / EL PERIÓDICO

Sergio H. Valgañón

Sergio H. Valgañón

Raúl Calatayud: «Enfrentaremos el verano con muchos problemas»

A sus 25 años, Raúl Calatayud se define como «uno de los pocos jóvenes» que se ha atrevido a entrar en el sector primario. «La falta de agua es muy preocupante, por ahora tenemos pero sabemos que llegarán los problemas», cuenta al ser preguntado por la sequía que asola Aragón. 

Cuando tiene que explicar lo inverosímil de la situación, cita a sus ovejas. «Las tenemos en las zonas altas del pueblo, pero este año hemos tenido que darles agua de forma artificial porque no llegaba», explica este joven agricultor, afincado en la zona del Maestrazgo. 

Por ahora, celebra que no han llegado las restricciones o las limitaciones al riego, aunque sabe que «a compañeros de pueblos cercanos sí que les han advertido de que van a tener muy pronto esos cortes de agua». 

Hasta que llegue a su zona, porque «seguramente toque en verano», recuerda que en todo el mes de abril «tan solo han caído cuatro o cinco litros, que no es nada». 

El cereal de invierno, de secano, ha sufrido «pérdidas irreversibles, por mucho que llueva en los próximos días». En el caso de los frutales, la pérdida llega «hasta casi el 40%». Otros, como los almendros o los olivos, resisten porque «el fruto no ha nacido todavía».

Alberto Pireo: «Llevamos en esta situación desde el verano pasado»

Aunque los efectos de la sequía se están notando en este mes de abril más que en los últimos tiempos, Alberto Pireo recuerda que este problema se arrastra «desde mayo del año pasado, con un verano muy seco y un final de 2022 sin muchas precipitaciones». 

El impacto de la falta de lluvia se nota en todos los procesos de cuidado de los animales. En el caso de Pireo, las más de 2.200 cabezas de ganado que tiene a su cargo necesitan «darles de comer, mucho forraje y bastante paja». Y, si no se puede sacar de los campos, hay que comprarlo, «y vale mucho dinero». 

«Cuando no se les puede alimentar en el pasto, no queda otra que ayudarles con un poco de pienso», detalla este ganadero, que advierte de que este problema «se mantendrá a largo plazo si sigue faltando agua en los manantiales y si no llueve todo lo que necesitamos». 

Pese a que hoy la falta de agua es el principal mal del sector primario en Aragón, a Pireo no le cuesta mucho encontrar otros de los retos que aborda la ganadería en la comunidad autónoma. «Esto es lo más grave, pero no es el único», certifica el ganadero, que adelanta que en su zona «ya se está moviendo el lobo».

Gonzalo Peinado: «Ahora es cuando se necesita el agua y no llueve»

Gonzalo Peinado certifica que en este 2023 ha llovido mucho menos que el año pasado. «Tengo compañeros que han cambiado de cultivos para intentar mejorar la situación», cuenta Peinado, mientras afirma que el maíz y la patata, sus siguientes opciones, «necesitarán mucha agua porque todo el terreno está seco».

«Los pozos y el subsuelo también están muy secos», explica este agricultor del Campo de Daroca, que afirma que «es ahora cuando necesitamos el agua pero no llueve nada».

Ante la falta de agua, más horas de trabajo para Peinado y para su sistema de riego. «Normalmente, dejo el sistema por la noche para yo poder trabajar en los campos por el día, pero viendo la falta de lluvia igual tengo que dejar más tiempo el riego encendido», adelanta el agricultor, que pese a que no vaticina restricciones en la zona sí que teme «tener que sacrificar algún sector para poder sacar otros adelante». 

Lo que no quiere Peinado es mirar en el futuro y prefiere centrarse en esta campaña, que confía salvar. «El año que viene será el año que viene», cuenta Peinado, que sí ha tomado decisiones importantes, como no plantar girasol en esta campaña.

Joaquín Gargallo: «El poco pasto para las vacas está demasiado seco»

Joaquín Gargallo tiene unas 250 vacas adultas que han pastado siempre por la comarca del Maestrazgo. La falta de agua ha hecho que en las últimas semanas su trabajo también sea «limpiar las balsas», mientras espera a que la lluvia haga acto de presencia. 

«No crece el pasto, el poco que hay está demasiado seco y no queda mucha agua en los manantiales», resume Gargallo, que sí hace una diferencia en las dificultades que pueden afrontar los ganaderos: «Todo depende de si los municipios han reservado agua para la ganadería o no».

Con o sin esta ayuda por parte de los consistorios, la preocupación es «evidente» y Gargallo admite que en esta época, donde va quitando comida a sus animales para que pasten, ha tenido que reforzar:«Les damos algo de forraje para que puedan llenarse la tripa y un poco de pienso». Un apoyo clave a sus animales que incluso pastan en «campos de trigo», a la espera de que la situación mejore en los próximos días.

Aunque lleve varias semanas sin dejar de mirar al cielo, la preocupación se extiende al futuro a corto plazo y la acompañan otros problemas: «El campo hoy tiene muchos frentes abiertos, no solo la sequía».

José Manuel Azcón: «Estoy casi seguro de que vamos a perder la cosecha»

José Manuel Azcón y su hermano Óscar tienen a su cargo unas 100 hectáreas de secano y una granja de pavos. «Nos sobra con el manantial del pueblo y no tendremos problemas para seguir, pero nunca descartamos nada», comenta este agricultor, afincado en Gargallo.

La tranquilidad que le da este manantial, así como una segunda reserva de agua en la localidad, no sirve para paliar el daño que la sequía ya ha dejado en parte de sus cultivos: «Lo que más me preocupa es la cosecha, que casi seguro vamos a perder». Un giro de los últimos meses, ya que Azcón explica que en un inicio «los cultivos arrancaron muy bien». 

«Los efectos se van a extender al próximo año, porque no podemos guardar tanto grano como nos gustaría ni tenemos tanta paja como en épocas anteriores», dice este ganadero aragonés, que detalla que «si no recoges ese grano o esa paja en esta temporada, toca comprarla el año que viene y es un hecho que eleva mucho los gastos». 

Pavos y agricultura de secano son el principal sustento de las familias de José Manuel y Óscar, que también tienen varias carrascas truferas: «Vamos aguantando, trabajando mucho, pero tirando poco a poco».

José Luis Lasheras: «Es el tercer año seguido que vivimos con sequía»

Si la sequía se ceba en los últimos meses con todo Aragón, en el caso de los Monegros ya va por el tercer año. «La situación es muy grave, porque llevamos ya tres años así», cuenta José Luis Lasheras, agricultor en esta comarca. 

«Hemos tenido que comprar semillas sin haber recogido nada», relata Lasheras sobre cómo empezó una campaña que «nació muy bien y con previsiones de ser una gran cosecha». «Ver encogerse la planta, que no nazca la espiga... aunque llueva no pasará nada».

Hablando con otros agricultores de la zona, Lasheras certifica el «desencanto» que las complicaciones climáticas está haciendo en los trabajadores. «Ves que la planta nacía bien, que crecía, pero luego llega todo esto y no nace la espiga, o lo hace con poco grano. Es desesperante». 

Lasheras y todos sus colegas conocen la zona en la que trabajan. Los Monegros es una de las zonas más secas de toda España y saben a lo que se enfrentan. «No podemos cambiar de cultivos porque aquí no nacería otra cosa», dice mientras comenta la aparición del triticale, un cereal que resiste a la plaga de conejos que ataca la zona: «Se han matado casi 40.000 conejos, pero no dejan de invadir terreno pese al buen trabajo que hacen los cazadores». 

¿Se puede mirar con buenos ojos al futuro más próximo en la comarca? «La naturaleza es sabia y todo puede ser. Si el agua cae bien, algo de todo este desastre se podrá reparar, sobre todo los cultivos que nacen más tarde. Pero, por ahora, lo damos todo por perdido».