El ocaso de una multinacional aragonesa

Imaginarium se juega la vida

La compañía tiene un mes para cerrar un pacto con acreedores y evitar la liquidación / La firma, que llegó a tener 426 tiendas en 20 países, solicitó el concurso en julio

Entrada a la tienda Imaginarium, situada en León XIII.

Entrada a la tienda Imaginarium, situada en León XIII. / ANGEL DE CASTRO

Ricardo Barceló

Ricardo Barceló

Imaginarium, la mítica firma juguetera con la que crecieron muchos niños que nacieron en los años 90, pende de un hilo. La compañía de Aragón se encuentra inmersa en un proceso concursal y busca la fórmula que le permita mantener un hilo de vida, aunque para ello deberá convencer al grueso de sus más de 800 acreedores, con los que se encuentra en la recta final de la negociación. El tiempo juega en su contra puesto que tiene de plazo hasta el 23 de mayo para cerrar un acuerdo y evitar la liquidación de una multinacional que ha quedado reducida a escombros.

Un mes, por tanto, es lo que tiene por delante para no caer en el olvido. Por ahora, son muy pocos los que han descartado llegar a un acuerdo, tantos como «cuatro o cinco acreedores», según apuntan fuentes de la negociación a este diario, lo que apenas supone el 0,5% del total con los que la multinacional tiene deudas pendientes. Por tanto, la empresa todavía tiene depositadas muchas esperanzas en lograr un pacto. Eso sí, no será fácil.

El listado de acreedores es largo y en el mismo figuran proveedores e instituciones, aunque la mayor parte de la deuda descansa sobre unas 20 entidades financieras tanto nacionales como internacionales.

Pero ¿cómo se ha llegado hasta aquí? La firma aragonesa vio la luz en 1992, aunque su gestación comenzó antes de la mano del empresario, Félix Tena. Fue en 1994 cuando abrió su primera franquicia en Alicante. Desde entonces han transcurrido casi 30 años en los que se produjo un crecimiento exponencial con la conquista de mercados internacionales. En octubre de 2012, el propio Tena se fijó como objetivo abrir hasta 120 tiendas en China en tres años y por entonces ya contaba con unos 200 establecimientos en toda España. Desde la perspectiva global, sumaba 426 locales en más de 20 países y más de 800 trabajadores. La firma aragonesa incluso se llegó a incorporar al Mercado Alternativo Bursátil en diciembre de 2009, en plena crisis, a un precio de 4,31 euros por acción y una capitalización de 75 millones en euros. En ese periodo de incorporación captó 12,3 millones hasta que se vio obligada a salir del parqué por su delicada situación económica. Su imparable expansión y la borrachera de éxitos en unos años en los que la crisis de 2008 todavía azotaba derivó en un endeudamiento excesivo que ya no ha podido digerir.

Recta final

Todo ello terminó con la suspensión de pagos declarada por la compañía el 20 de julio de 2022 ya que arrastraba un endeudamiento superior a los 32 millones, lo que la sitúa como una de las mayores quiebras del sector comercial aragonés. Este procedimiento, solicitado por la compañía de forma voluntaria, sigue su curso y afronta ahora su recta final. Entre los acreedores hay más de 300 trabajadores despedidos en los últimos años.

La secretaria general de la Federación de Servicios Públicos de CCOO, Ana Laiglesia, califica el proceso sufrido por la plantilla como «una vergüenza» por los «abusos» que sufrieron los trabajadores, a los que la empresa debe la última nómina, la indemnización y el finiquito por la rescisión de sus contratos. Algunos de ellos acudieron al sindicato, que ha denunciado la «utilización torticera de los ertes» que se pusieron en marcha como consecuencia de la crisis del covid. De hecho, la compañía estuvo durante dos años en situación de preconcurso, de la que se libró porque no tenía la obligación de requerir la insolvencia judicial debido a la nueva normativa que aplicó el Gobierno para paliar los efectos del coronavirus en las empresas. Pero ya estaba en un callejón sin salida.

Durante esa etapa ya no estaba Félix Tena al frente de la compañía, ya que en 2017 se produjo la entrada de nuevos inversores extranjeros en la búsqueda de un rescate que finalmente parece ser fallido. Federico Carrillo Zücher, un abogado de Costa Rica que se puso al frente del consejo de administración, en el ostentaba más el 99% de las acciones.

Los esfuerzos por intentar reflotar la compañía han sido estériles, lo que ha convertido a Imaginarium en un juguete roto, a pesar de emerger como una cadena que cambió el modelo de entender el sector, orientándolo hacia la pedagogía y la estimulación de los más pequeños. Hoy, apenas queda rastro de sus tiendas en Zaragoza. Antes del 23 de mayo ha de decidirse el futuro de Imaginarium, si es que todavía existe.