Las consecuencias del incremento del coste de la vida

Baja la tasa de pobreza en Aragón pero sigue más alta que en 2008

Casi 18.000 personas se han sumado desde 2015 al riesgo de exclusión / Se considera necesitado el hogar cuyo ingreso es menor a 10.088 euros al año

Los voluntarios del Banco de Alimentos organizan la fruta donada. | ANDREEA VORNICU

Los voluntarios del Banco de Alimentos organizan la fruta donada. | ANDREEA VORNICU / E. G. C.

Eva García

Eva García

Una persona es pobre si vive en un hogar cuyos ingresos son inferiores a 10.088 euros al año (unos 840 al mes). En Aragón la tasa de población en riesgo de pobreza y exclusión social (la denominada tasa Arope) es del 19,1%, la tercera mejor tasa nacional, solo por detrás de Navarra y el País Vasco y siete puntos por debajo de la media nacional (26%). Sin embargo, y aunque ha crecido en 0,9 puntos respecto al año pasado es todavía muy alta y superior en un punto y medio con respecto a 2015 (17,6%). Así se desprenden de los datos del informe de la Red Europea contra la pobreza y la exclusión social que lleva por título El estado de la pobreza en las CCAA 2023, en el que se analiza tanto la tasa Arope como los indicadores de privación material y social severa, la intensidad de empleo, la tasa de pobreza y la tasa de pobreza severa.

En los últimos años más de 17.500 aragoneses se han sumado a la nueva población Arope, por lo que en la comunidad habitan 251.000 personas que están en riesgo de exclusión; un dato a tener en cuenta ya que la renta media por persona supera levemente los 14.000 euros. El año 2015 puede tomarse como referencia ya que es el que se toma en cuenta para el cumplimiento de la agenda 2030 tanto a nivel global como en los de los tres componentes de la tasa Arope.

Una monja recoge cajas de alimentos, para luego entregarla a los más necesitados. | ANDREEA VORNICU

Una monja recoge cajas de alimentos, para luego entregarla a los más necesitados. | ANDREEA VORNICU / E. G. C.

Pero hay más cifras en el estudio que señalan que las familias aragonesas cuentan en los últimos años con mayores cargas económicas, a las que se suman los problemas como el aumento del coste de la energía o de la cesta de la compra. El año pasado un 15% de los habitantes de la comunidad entró dentro de los parámetros de la tasa de pobreza, lo que supone que con respecto al año anterior ha bajado en 0,8 puntos (son 10.000 aragoneses pobres menos), pero sigue más alto que en 2015 (14,4) e incluso que en 2008 (14,9), año en el que se inició la gran crisis económica española. En estos años también ha crecido la tasa de pobreza severa (ingresos inferiores a 6.725 euros por unidad de consumo al año o 560 euros al mes), que afecta a un 4,9%, 0,6 puntos menos que en 2008. Y por ver el lado positivo, es 3,2 puntos menos que solo un año antes. 2021 fue un año que puede calificarse como terrible porque los indicadores fueron los más altos de los últimos años, por eso los datos mejores que se dan en el informe de este año tampoco pueden considerarse buenos, ya que el punto de partida está en años anteriores.

La privación material y social severa (cuenta aspectos como no poder sustituir muebles viejos, ropa estropeada, tener dos zapatos en buenas condiciones, reunirse con amigos a tomar algo una vez al mes o no ir de vacaciones una semana al año) afecta a un 4,7% de la población, lo que supone que la sufre un 96% de los aragoneses que están en pobreza severa, un indicador que está diez puntos por encima de la media nacional.

Es por eso que Aragón está lejos de cumplir con los objetivos acordados en la Agenda 2030 y de hecho, hay 70.000 personas que debían haber abandonado el riesgo de pobreza.

En cuanto a desigualdad, Aragón es la que presenta el índice Gini más bajo, con 27,3 –se mantiene en cifras de 2008 pero es menor que el resto de los años–, mientras que en comunidades como Canarias, Andalucía o Madrid superan el umbral del 30%.

El informe también analiza las pensiones y concluye que la situación económica sería mucho peor si no se hubiera producido ninguna transferencia del estado, excepto las pensiones de jubilación, ya que la tasa de pobreza se habría incrementado en cinco puntos y en 23,9 sin considerar ninguna aportación pública. La de pobreza severa se hubiera duplicado en el primer caso y sería seis veces superior en el segundo.

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