charla organizada por la asociación de trasplantados hepáticos de Aragón

El coordinador de trasplantes del hospital Clínico de Zaragoza: "Donar órganos tras la eutanasia es de una generosidad sin límites"

Deben crecer las donaciones en asistolia, dice Juan José Araiz

Ha habido 32 solicitudes de prestación de ayuda a morir y 3 dieron órganos

Juan José Araiz (izda.), Javier Arredondo (Aetha) e Isabel Gutiérrez, ayer, en el Centro Joaquín Roncal de la CAI. | MIGUEL ÁNGEL GRACIA

Juan José Araiz (izda.), Javier Arredondo (Aetha) e Isabel Gutiérrez, ayer, en el Centro Joaquín Roncal de la CAI. | MIGUEL ÁNGEL GRACIA / eva garcía

Eva García

Eva García

Es la generosidad «máxima». De hecho, «me tiene alucinado», asegura Juan José Araiz, jefe del servicio de uci y coordinador de Trasplantes del Hospital Clínico, cuando habla de las donaciones de órganos tras la eutanasia. «Son gente que lleva muchos años enferma, con una enfermedad grave y cómo tienes que estar para que te lleve a tomar la decisión de pedir ayuda para morir, de ponerle fecha y hora y en medio de ese sufrimiento tener la serenidad de pensar en ayudar a otras personas donando los órganos», reconoce es especialista. Este, junto a Isabel Gutiérrez, jefa de sección de Coronarias de uci del mismo hospital y miembro del consejo de Garantía y Evaluación de la Eutanasia, han ofrecido esta tarde una charla en el Centro Joaquín Roncal de la CAI, organizada por la asociación de trasplantados hepáticos de Aragon (Aetha).

Insiste Araiz en la «generosidad sin límites», ya que en el caso de la muerte cerebral es «la familia la que dona cuando ya ha fallecido» pero en este caso es «el propio paciente el que solicita la prestación y en medio del sufrimiento tiene tiempo de pensar en ayudar», reitera.

«Aragón está a la cabeza de negativas familiares porque hay pocas o ninguna», asegura

El proceso de prestación de ayuda a morir es largo ya que implica ponerse en contacto con un médico responsable, que inicia el procedimiento marcado por ley y que llega al consejo de Garantía que debe emitir un informe favorable. Esta ley se aprobó en 2021 y «estamos empezando», explica Araiz, que señala que solo siete países en el mundo han legalizado la eutanasia. Compatibilizar los dos derechos, ayuda a morir y donación «genera dudas por desconocimiento» y de hecho existe la objeción de conciencia para el primer caso pero no para el segundo. Esta información que debe ofrecer el sanitario a quien haya solicitado la eutanasia es «un reto porque no estamos acostumbrados». Él, como coordinador de trasplantes, lo está a «comunicar malas noticias y a pedir la donación de órganos a la familia» pero en el caso de la eutanasia «a quien informas y quien firma el consentimiento es el paciente», insiste.

Años de vida

Hasta la fecha, han sido tres aragoneses los que pidieron prestación de ayuda a morir y han donado sus órganos, los tres el año pasado. Desde que entró en vigor la ley y este año, 32 personas solicitaron la eutanasia y 10 se han llevado a cabo. «Y tres donaron sus órganos».

Como coordinador de trasplantes, reconoce Araid que en el hospital Clínico llevan alrededor de 750 y «otras tantas donaciones» y más familias que hemos «atendido y apoyado en el proceso». También vidas salvadas porque «es un orgullo». Una donación da muchos años de vida: 10 años de vida media un hígado, «20 o 30 un riñón y no digo nada si es el corazón. Sumando eso, una donación proporciona muchos años de vida», explica.

El objetivo de la charla ha sido también aumentar las cifras de donación porque «no hay muchas fuentes». Aragón está «a la cabeza de negativas familiares», señala, porque «hay pocas o ninguna, pero somos una comunidad pequeñita». De ahí que se busquen otras fuentes de donaciones como las de asistolia (muerte tras la confirmación del cese irreversible de las funciones cardiorrespiratorias), y ahí «entra tras la eutanasia».

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