CRÓNICA POLÍTICA

Comienza el curso político en Aragón: El PP recupera el poder atado a Vox en un mar de siglas

El presidente Jorge Azcón ha incluido en su Ejecutivo además de miembros del PP y Vox, al PAR, Aragoneses y ‘ex’ de Cs para intentar dar una imagen de «transversalidad política»

El pacto PP-Vox, con Alejandro Nolasco y Ana Alós en lugar de Azcón.

El pacto PP-Vox, con Alejandro Nolasco y Ana Alós en lugar de Azcón. / ANDREEA VORNICU

Laura Carnicero

Laura Carnicero

Ni rastro hay del Gobierno en solitario que preconizaba Jorge Azcón en aquellas ya lejanas semanas después del 28 de mayo en las que la suma aritmética estaba clara en cada rincón de Aragón salvo en la sede del PP de la calle Ponzano en Zaragoza. El presidente aragonés avanzó en el Consejo de Gobierno del pasado jueves la configuración de los puestos intermedios del Gobierno de Aragónque contará con mucho más que dos partidos entre sus filas. Al pacto prioritario del Partido Popular con Vox –al que no acudió el presidente Azcón– y al de investidura de los populares con el PAR, le ha seguido la incorporación de perfiles aragonesistas, de Aragoneses (los de Elena Allué) y ex de Ciudadanos que ya figuran como uno más en las filas conservadoras. Un mar de sensibilidades políticas del que se ha querido rodear el líder aragonés para matizar el color de la extrema derecha de Vox y mitigar la imagen de la coalición.

Así, ahora el Ejecutivo aragonés habla de «transversalidad política», de Gobierno de distintas sensibilidades y «aragonesista». Este no será, aseguran, una «jaula de grillos», como calificaban al cuatripartito del PSOE, PAR, Podemos y Chunta Aragonesista liderado por Javier Lambán. Dijo esta semana la portavoz del Ejecutivo, Mar Vaquero, que es un Gobierno de «etiqueta o identidad única» en el que, es evidente, los ocho consejeros del PP concentrarán gran parte de la gestión y la acción política.

Con todo, es un experimento nuevo en la comunidad autónoma. La primera coalición que lleva al Pignatelli a formaciones desde el centro derecha hasta la derecha extrema. Por ahora, tanto el presidente autonómico como los consejeros del PP le quitan hierro al hecho de compartir Consejo de Gobierno con Vox, y que este partido presida las Cortes de Aragón.

Pero entre las filas populares también se reconoce un cierto temor a que puedan afectar en sus relaciones los vaivenes de la dirección nacional, con Abascal al frente. Solo en este verano, Vox le dio la espalda al PP para la formación de la Mesa del Congreso y después carta blanca al PP para tratar de formar Gobierno. Unos giros de estrategia que desconciertan en Aragón, donde los populares confían en el perfil «moderado» del líder de Vox en la comunidad y vicepresidente primero del Ejecutivo, Alejandro Nolasco.

Las políticas

El PP vuelve a gobernar después de dos legislaturas a la sombra de la oposición, con el referente cercano del mandato de Luisa Fernanda Rudi, marcado por unos recortes que le siguen sirviendo a la izquierda para marcar distancias en su gestión. La idea del nuevo presidente es aprovechar que la coyuntura económica nada tiene que ver ahora con la de 2011. Empezarán sus medidas por una deflactación del IRPF para las rentas más bajas –que se dejará notar también en las más altas–. Una medida anunciada en el debate de investidura como «inminente» pero que parece que no tomará forma hasta que se aprueben los presupuestos, si se cumplen sus propios plazos, en la última semana del año.

La gestión de los grandes proyectos estratégicos, tras los «fracasos» que han achacado reiteradamente a Javier Lambán y sus «malas relaciones» con el presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, será una de las pruebas del nuevo Ejecutivo. Jorge Azcón quiere poner «alfombra roja» a todas estas inversiones, acompañando la gestión económica de revisiones fiscales a la baja.

El pacto PP-Vox, con Alejandro Nolasco y Ana Alós en lugar de Azcón. | ANDREEA VORNICU

El pacto PP-Vox, con Alejandro Nolasco y Ana Alós en lugar de Azcón. | ANDREEA VORNICU / LAURA CARNICERO

Y con todo, aseguran que podrán mejorar la calidad de los servicios públicos en todo Aragón. Las alarmas ya saltaron por la dificultad que, de inicio, entraña reducir los ingresos y aumentar los gastos sin recortar partidas de ningún tipo. Pero desde el área económica del Gobierno insisten en que la actividad que generará la rebaja de impuestos paliará esa merma inicial en las arcas autonómicas. La elaboración de presupuestos ya está en marcha y, también anunciaron, serán «expansivos». Está por ver qué áreas crecen más y si se cumple el compromiso de elevar por encima de la media la subida en el presupuesto de Sanidad.

Será esta una legislatura en la que el PP gobernará en casi todas las comunidades autónomas y, salvo sorpresa mayúscula, se quedará fuera de la Moncloa. La asunción por parte de los barones regionales de una posición de refuerzo al líder del PP Alberto Núñez Feijóo y de muro frente al presidente –ahora en funciones– Pedro Sánchez se da por hecho y ya ha comenzado. Jorge Azcón, que se granjeó ya una imagen de líder nacional como alcalde de Zaragoza en la etapa del coronavirus, seguirá trabajando en ese perfil más estatal desde el Pignatelli.

Y entre tanto, el presidente del Gobierno de Aragón tiene pendiente, tal y como le exige el pacto con el PAR, poner en marcha las reuniones bilaterales pendientes desde 2018, impulsar una reforma de la financiación autonómica que beneficie las características de despoblación y envejecimiento de Aragón y seguir empujando por infraestructuras estratégicas, como el Canfranc, los corredores o el despegue definitivo del aeropuerto o Plaza.

Son muchos los frentes abiertos después de los dos últimos años de dura oposición. La herencia, con las tasas de paro más bajas de la última década, no es la peor. En cuatro años será el momento de comparar la gestión.