A Fondo: Ana María Navales, la historia interminable

Las familias de este colegio público de Arcosur, que tenía que haberse estrenado antes, asisten estos días al enésimo revés tras declararse insolvente la empresa que construye el aulario de Primaria. El centro, a pesar de los problemas que arrastra, es sinónimo de educación de calidad y así se lo ha reconocido el ministerio con dos premios recientemente

Las obras de la zona de Primaria están paradas después de que la empresa se declara insolvente.

Las obras de la zona de Primaria están paradas después de que la empresa se declara insolvente. / Andreea Vornicu

AMPA NAVALES ARCOSUR

Comenzamos con nuestras aulas ubicadas en el colegio vecino de Arcosur. En el curso 2021-2022 seguimos en el colegio vecino, haciendo subir 2 plantas a niños de 3 y 4 años, hasta que por el mes de marzo estuvieron terminadas nuestras aulas prefabricadas. En el curso 2022-2023 continuamos en el mismo emplazamiento, con la vista puesta en las obras de nuestro ansiado colegio, en su ubicación definitiva y con la esperanza de poder desarrollar todo el potencial que nuestro equipo directivo y docente tenía para nuestros hijos e hijas, galardonado, sea dicho de paso, con dos premios nacionales de educación.

En 2022, en el Concurso Nacional de Buenas Prácticas en centros docentes educativos, en la categoría de Mejora del Éxito Educativo. En 2023, con el primer premio Buenas Prácticas en el Desarrollo de Competencias de lectoescritura y las alfabetizaciones múltiples (audiovisual y mediática e informacional) con el proyecto: Desarrollo de competencias de lectoescritura y alfabetizaciones múltiples a través de contextos de aprendizaje significativos.

En el curso 2023-2024 todo hacía presagiar que sería un camino de rosas: por fin tendríamos un centro propio, con su comedor, su patio. En marzo dispondríamos de 9 aulas de Primaria, gimnasio y sala de usos múltiples, aunque ahora los alumnos de 1º de Primaria, esos que llevaban desde el comienzo de la andadura del centro, tendrían que ocupar la sala de profesores y la sala de psicomotricidad, esta última acondicionada con un tabique para poder albergar dos aulas.

Nada más lejos de la realidad. Los meses pasaban y desde fuera veíamos que las obras del edificio de Infantil no marchaban con la celeridad que se podía prever. El 7 de septiembre se acercaba y ni por asomo se veía un colegio en el que niños y niñas de 3 a 6 años pudieran disponer de unos mínimos de seguridad para poder desarrollar el curso con normalidad. Prueba de ello fue que los dos primeros días de clase tan solo 12 alumnos acudieron a las clases, más por imposibilidad de conciliación familiar que por convicción de que el centro fuese el mejor sitio donde dejar a nuestros hijos e hijas.

La situación hubiese sido muy diferente si el anterior Ejecutivo, con el señor Felipe Faci como consejero, no hubiera quitado nuestras prefabricadas de su ubicación dentro del colegio Arcosur. O mejor aún, si la colocación de las mismas no conllevara el entorpecimiento de la construcción del aulario faltante en el citado colegio. En otros barrios podemos entender que el espacio es el que es, pero en el nuestro, precisamente, falta de espacio no tenemos y las posibilidades de colocación de las prefabricadas eran muchas y todas creemos que mejores que el emplazamiento que se usó.

Con el actual Ejecutivo, con Claudia Pérez como consejera de Educación, vemos más transparencia, más ganas de escucharnos, más ganas de acabar con la problemática de nuestro cole y más ganas de hacer las cosas bien. Si bien es cierto que en los primeros días de curso muchos padres y madres hubiéramos preferido que el centro no albergara alumnos y que la propia consejería fuese quien decretase las medida adoptar, en un acto de valentía lastrado por la pésima gestión del anterior Gobierno. Eso, o bien retrasar el inicio del curso dos días o bien algún plantear algún plan alternativo, pues el equipo docente no pudo acceder al centro hasta el mismo día de inicio de curso. Consideramos que no pueden entrar el mismo día a la misma hora docentes y alumnos, menos aún cuando nuestro colegio no tiene aulas con mesas y sillas convencionales, sino contextos de aprendizaje que conllevan preparación y un acondicionamiento por parte del profesorado.

Para que los padres podamos descansar un poco y dejar de tener que estar siempre alerta ante los cursos venideros, necesitamos que la segunda parte de Primaria, con otras nueve aulas, se liciten a la mayor brevedad posible tras resolver el contrato con la actual empresa. De lo contrario, en el curso 2026-2027, la situación será la misma que la vivida en estos cuatro primeros años de colegio: nervios, incertidumbre y caos en el inicio de curso.

Asimismo, en el inicio del curso 2029-2030 el aulario destinado a Educación Secundaria debe estar acabado, pues, como está contemplado en el centro, este alberga a los alumnos desde 1º de Educación Infantil hasta 4º de la ESO.

Las actividades extraescolares son otro quebradero de cabeza para la Asociación de Madres y Padres de Alumnos (AMPA), pues al carecer de un patio de Primaria con pistas deportivas, un gimnasio o una sala de usos múltiples, nuestra única opción es desplazarse a centros cívicos, clubes deportivos o entidades similares para la realización de las mismas, con el consiguiente trastorno que ello conlleva.

No creo que estemos pidiendo demasiado, somos unas familias luchadoras, incansables e infatigables, con ganas de que nuestros hijos e hijas tengan los mismos derechos que el resto de alumnado de la comunidad. Nuestros alumnos de Infantil no van a poder realizar psicomotricidad en todo el curso, con lo que esto puede repercutir en el desarrollo de los menores. Los alumnos de Primaria tienen que hacer Educación Física, obligatoria por currículo en un patio de Educación Infantil. No creemos que esto sea para que los responsables de este descalabro se sientan muy orgullosos

Para terminar, a modo de reflexión, se imaginan a Leo Messi jugando en un campo de fútbol sin cuidar, ¿con piedras y cardos? Pues esto es lo que tiene nuestro equipo docente y directivo: una infraestructura sin acabar, unas dotaciones insuficientes, teniendo que invertir su tiempo en asuntos en los que no deberían de perder ni un minuto y dedicarlo a lo que de verdad importa: la docencia.