RESUMEN DEL 2023 EN ARAGÓN

Política económica | Una economía que brilla en la incertidumbre

La comunidad cierra 2023 en positivo y mejor de lo esperado pero despide el año con alguna amargura y en desaceleración 

Protesta de los trabajadores de Airtex contra la deslocalización y los despidos en la empresa.

Protesta de los trabajadores de Airtex contra la deslocalización y los despidos en la empresa. / Miguel Ángel Gracia

El año que acaba ha sido bueno para Aragón en lo económico. Más si se tienen en cuenta los malos augurios con que comenzó un 2023 que no ha estado exento de turbulencias y amarguras. Las previsiones iniciales apuntaban a un crecimiento exiguo, pero los nubarrones se fueron despejando. La crisis energética y la espiral inflacionista, intensificados tras la invasión rusa en Ucrania, se han ido desinflando para alivio de la industria, el gran motor de riqueza y empleo de calidad de la comunidad. Eso ha permitido cerrar el ejercicio con un balance razonablemente positivo y mejor de lo esperado. Otros elementos que han contribuido a ello son la luna de miel vivida en el sector turístico, la buena marcha del mercado laboral, el efecto tractor de los fondos europeos o el tirón de las exportaciones, que siguen arrojando cifras récord. Pero hay poco margen para la complacencia. Las luces que han alumbrado más alegrías están perdiendo brillo al ritmo que se desacelera la economía a nivel nacional, europeo y mundial.

No cabe duda de que el empleo vive un momento dulce en la comunidad, hasta el punto de que se ha batido un nuevo récord de afiliados a la Seguridad Social. En noviembre eran 606.682 de media. El nivel alcanzado este año es el más alto de la serie histórica, mayor incluso que en el idílico 2008, cuando se celebró la Expo de Zaragoza. La tasa de paro (7,8%) se sitúa entre las más bajas de España (11,8%, la media estatal), según los datos de la Encuesta de Población Activa (EPA) del tercer trimestre. Todo hace indicar que en 2023 crecerá la ocupación –hasta octubre, un 2,2% más– por tercer año seguido tras el freno que supuso el inicio de la pandemia en el mercado de trabajo. Asimismo, la reforma laboral ha propiciado la caída del empleo temporal, presentando unos niveles de temporalidad (16,8%) de casi diez puntos menos que hace tres años (25,2%).

No ha sido un año fácil para muchos negocios, tampoco para los de la industria, santo y seña de la economía aragonesa por la riqueza y mejores salarios que aporta. El sector se ha mantenido pujante a pesar de las adversidades y los retos que afronta por la transición digital y medioambiental. En un contexto complejo, la producción industrial de la comunidad acumula hasta octubre un avance del 1% este año, frente al retroceso del 0,8% registrado en toda España, según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística (INE).

Uno de los motores del crecimiento regional y la resistencia de la industria ha venido del comercio exterior. Las exportaciones aragonesas alcanzan un valor de 15.605,5 millones de euros hasta octubre, un incremento anual del 28,2% que contrasta con la caída del 6,7% anotada por el conjunto de España. La tendencia hace presagiar que la comunidad cerrará 2023 con un nuevo máximo histórico. Serán ya doce los años consecutivos consiguiéndolo.

El sector que peor lo ha pasado en el año que acaba ha sido sin duda el campo, lastrado principalmente por una persistente sequía que ha mermado las cosechas y la rentabilidad de las explotaciones. En cifras generales, la producción final agraria de Aragón ha caído un 9%, hasta los 5.135 millones de euros, pero la caída llega al 41% en la parte eminentemente agrícola. Este derrumbe se ha visto compensado por el porcino, donde la comunidad es ya el primer productor nacional a nivel ganadero y que sigue creciendo en todas sus variables.

La marcha de Airtex

La incertidumbre se ha acrecentado en la parte final del año. Además de desacelerarse el crecimiento del PIB –del 3,7% del primer trimestre al 2,3% del segundo y al 1,9% del tercero–, han saltado varios anuncios de desinversión en el sector logístico e industrial, algo a lo que no sucedía desde hacía una larga temporada. El mayor golpe ha llegado con la deslocalización de Airtex, el fabricante de bombas de agua para automóviles, cuya matriz estadounidense (Trico) ha decidido llevarse la producción a Rumanía pese a tener beneficios. Ha dejado en la calle a casi un centenar de trabajadores. La parte buena del mazazo es el frente común que patronal, sindicatos y Gobierno de Aragón armaron para tratar de revertir la decisión, un signo inequívoco de la paz social que se respira la comunidad.

El otro jarro de agua fría llegó de Amazon. La multinacional estadounidense, que tanto ha invertido en Aragón en proyectos logísticos y centros de datos, ha dado marcha atrás a la apertura del almacén que había construido en La Muela, que iba a ser el mayor en términos de empleo de los que tiene en la comunidad. Con la instalación ya levantada y equipada en parte, la compañía ha decidido no abrir dentro de la estrategia de frenar inversiones que sigue a nivel nacional y europeo al no cumplirse las previsiones de ventas de comercio electrónica que espera. Esto supone que no llegarán a generar los 1.500 empleos.

A pesar de estos achaques puntuales, los anuncios de inversiones empresariales han seguido llegando a Aragón, también desde que Jorge Azcón fue nombrado presidente de la comunidad el pasado agosto. El desembarco de la tecnológica Microsoft con sus centros de castos y la gigafactoría de baterías para coches eléctricos que planea instalar Stellantis en Figueruelas son los dos grandes proyectos que asoman en el horizonte, junto con las nuevas instalaciones que estudian implantar otros gigantes como Amazon Web Services (AWS) o Inditex