Un sector en expansión

La campaña de recolección de la oliva deja «un buen año» en Aragón

El precio del aceite va a seguir alto en los próximos meses pero tenderá a estabilizarse

Los productores se muestran «satisfechos» y apuestan por la calidad del producto

La campaña de recogida de la oliva está a punto de terminar

La campaña de recogida de la oliva está a punto de terminar / EL PERIÓDICO

Arturo Pola

Arturo Pola

Cuando los trabajos de recolección de la oliva están dando sus últimos coletazos, los productores de aceite del Bajo Aragón son optimistas con el final de la campaña de recogida y reconocen que se van a cumplir las previsiones que apuntaban a que este año la cosecha iba a ser de más del 50% con respecto al pasado año.

Una gran noticia a la que los elaboradores de aceite quieren poner rápidamente un asterisco, recordando la «catastrófica» temporada pasada, en la que la sequía marcó una campaña para olvidar. «Estamos satisfechos. En general está siendo un buen año, aunque un año que está cerca de la media, quizás podamos llegar a un 10% más. Compararlo solo con el 2023 es algo muy engañoso», explica Joaquín Morella, productor de aceite de la zona de Belchite. Llevando las sensaciones a los números, Morella asegura que si el pasado año se recogieron 800.000 kilos de olivas, este año confían en poder alcanzar los cinco millones en Belchite y sus alrededores.

Algo más prudente se muestra David Andreu, secretario provincial de UAGA Teruel, que asegura que la recolección de la oliva en las zonas de la Denominación de Origen Bajo Aragón, con una superficie cultivada de 37.000 hectáreas, repartidas por 77 municipios, ha sido más bien irregular. «Depende mucho de cada pueblo. En algunos municipios se han superado con creces las previsiones y en otros se han quedado a la mitad. Parece que se han cortado las producciones a cuchillo por ciertas zonas», explica Andreu, que detalla que por la comarca del Matarraña (Valdealgorfa, Cretas, Valjunquera...) están contentos con la campaña y en otras localidades como Calanda, Alcañiz o La Codoñera se encuentran algo más disgustados. La explicación la encuentra el de UAGA en el clima. «Las lluvias han ido llegando de manera discontinua y en zonas específicas. En otros sitios han llego, pero tarde», analiza.

Andalucía

Lo que es seguro, sea cual sea el número final de kilos recogidos, es que la oliva se sigue pagando a un precio casi de oro y muy superior al que se pagaba pocos años atrás. Para fijar la cuantía final, los productores aragoneses reconocen que Andalucía marca el paso y el otoño e invierno seco que han vivido y están viviendo por el sur de España les está beneficiando. «En Andalucía la sequía está pegando fuerte y no están produciendo prácticamente aceite», asegura Morella. 

Por ello, los expertos vaticinan que el precio del aceite de oliva en el supermercado, que se ha doblado en poco más de un año, va a seguir en máximos históricos durante «unos cuantos meses» más. No obstante, los productores consideran que el precio va a tender a «estabilizarse» y no creen que suba mucho más. Un factor determinante es la bajada de consumo que ese vertiginoso aumento ha provocado, midiéndose en torno al 25%. Una disminución que no preocupa en exceso, ya que consideran el aceite de oliva un producto de primera necesidad.

Ante el casi monopolio de Andalucía en España (produce más del 90%), el aceite de Aragón (apenas un 1% del total) apuesta más por la calidad que por la cantidad. «No podemos competir. Nos faltan kilos y hectáreas, pero ahora que va a haber poco aceite andaluz es una buena oportunidad para que nos prueben y nos conozcan», afirma un Joaquín Morella que, junto con David Andreu, aseguran que la materia prima que se cultiva en las tierras bajoaragonesas es «excepcional».

Destino final

La escasa producción de aceite hace que la mayor parte del producto se quede y se consuma en Aragón. «En nuestro caso es casi el 100% el que se queda en la comarca y alrededores», explica el productor de Belchite. Sin embargo, aun quedándose buena parte en el territorio, David Andreu explica que desde Italia están apostando fuerte por la D.O del Bajo Aragón y su aceite está muy bien considerado en el país transalpino.

Lo que es innegable es el giro de 180 grados que ha dado el sector del aceite, que ha pasado de ser un negocio «ruinoso» a uno muy rentable. «Se ha dado la vuelta, está claro. Tampoco sabemos lo que va a durar», advierte Joaquín Morella. «Hasta hace no mucho vendíamos casi a pérdidas y sobrevivíamos de milagro», recuerda el productor de aceite aragonés. Una situación que, según apuntan desde la zona, provocó que muchos agricultores arrancaran sus olivos para poner almendros, decisión de la cual muchos ahora se arrepienten.

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