BAR SEMANA SANTA

La Pasión: el bar por excelencia de los cofrades zaragozanos

El local nació hace más de veinticinco años y desde entonces cuenta con una gran afluencia de clientes

"Es la parte lúdica de las cofradías", cuenta su propietario Chavi Luesma

Bar La Pasión en la celebración del estreno de Samaritana, la cerveza de la Semana Santa.

Bar La Pasión en la celebración del estreno de Samaritana, la cerveza de la Semana Santa. / Miguel Ángel Gracia

Entrar en el bar La Pasión es respirar el sentimiento cofrade zaragozano. Ostentosas lámparas decoran el local, y pósteres y murales de la Semana Santa llenan las paredes. Un palio blanco y dorado recae sobre la barra. Detrás de ella se encuentra Chavi Luesma, su propietario. Clientes de todas las edades llenan las mesas. Varios de ellos se acercan al dueño y lo saludan. Son usuarios habituales. Luesma los llama "parroquianos".

Aunque ya han pasado más de veinticinco años desde que se fundó, La Pasión sigue siendo el punto de reunión para los cofrades en Zaragoza. Luesma cree que el motivo de esta continuidad reside, en gran medida, en que “los clientes se sienten partícipes y tienen interiorizado que es como su casa”. Como relata el dueño, “es la parte lúdica de las cofradías”, ya que los integrantes de las mismas se reúnen en él para celebrar aquello que más los une: el amor por la Semana Santa.

Clientas toman algo en el bar La Pasión.

Clientas toman algo en el bar La Pasión. / Miguel Ángel Gracia

El origen de La Pasión se remonta al 4 de diciembre de 1997. “Soy de la Columna desde niño. Antes trabajaba en un bar en el Casco Viejo, y ahí teníamos muchos clientes cofrades. De repente me di cuenta de que la Semana Santa estaba tomando un enfoque diferente en la ciudad: hacían actividades durante todo el año, se involucraban en obras sociales, en Navidad…”, explica Luesma. Así, decidió unir las dos partes de su vida para dar origen al establecimiento que hoy regenta solo: “Lo fundé con mis dos jefes, aunque ellos no eran de ninguna cofradía".

Un punto de reunión

El local, que según expresa Luesma tuvo éxito desde el primer momento, facilita “que se junten personas de distintas cofradías y se conozcan mucho más”. Entre ellos crean nuevas relaciones, algo que, dice Luesma, antes no ocurría: “El que ha nacido con este bar ya abierto, no lo nota, pero los más antiguos lo aprecian porque antes de nuestra creación no tenían ningún punto de reunión y ahora así”.

Decoración del bar La Pasión.

Decoración del bar La Pasión. / Miguel Ángel Gracia

La Pasión abre todos los días del año, a excepción de Nochevieja y Año Nuevo. Aunque funciona bien en todas las temporadas, “hay un aumento notable de clientela en Semana Santa”, cuenta Luesma. Y añade que, durante los siete días de conmemoración, realizan algunas cosas especiales: “Desde hace dos años tengo un acuerdo con la discoteca Da Luxe y, cuando cerramos aquí a las 24.00 horas, nos trasladamos allí. Los clientes están más cómodos por aforo, horario y música”. Además, su buena ubicación, la calle Mayor 47, hace que los vecinos de la zona también lo visiten.

El buen ambiente que se respira entre clientes también se siente en la plantilla de trabajadores. Luesma resalta la óptima relación que mantiene con todos aquellos que han trabajado en el establecimiento: “Tenemos un grupo de WhatsApp con todos los que han pasado por aquí. Tanto el día de Nochebuena como el de Nochevieja comemos juntos y nos damos un regalo de amigo invisible”. En total son, de forma aproximada, 20 personas. Se reunieron hace dos años por el 25 aniversario del bar, al que muchos definieron como “una familia”.

Más allá del mundo cofrade

Pero La Pasión va mucho más allá de la Semana Santa. Luesma lo explica así: “Desde el primer momento abrimos las puertas a todo el mundo. Ahora, igual. Cualquier actividad que se plantea en la ciudad es bienvenida”. Entre sus diferencias está que, por ejemplo, cuenta con una peña del Real Zaragoza y, como explica Luesma, “en el bar se emiten todos los deportes”.

El futuro de La Pasión se prevé bueno, relata el dueño: “Todas las cofradías han crecido. Este año se ha notado un ‘boom’ especial. Es un movimiento ciudadano en auge”. Él explica que ha percibido un cambio generacional de su clientela: “Antes venía gente de mi edad, que eran mis amigos. Luego vinieron sus hijos y, ahora que estos ya son mayores e independientes, vuelven a venir los de mi quinta”.

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