Como en los últimos partidos, Luis Casimiro destacó la mentalidad de su equipo para superar los peores momentos del partido y hacer suyo el duelo de cuartos de final frente al anfitrión. «Hemos jugado muy buen partido durante todo el encuentro pero especialmente hemos cambiado el ritmo en el segundo y el tercer cuarto. En el tercero sobre todo jugando defensa hemos estado muy bien, controlando muy bien a sus tiradores y eso nos ha hecho dominar el rebote y jugar en ataque con bastante confianza para poder coger esa ventaja aunque al final hemos tenido que sufrir, como era de esperar, para llevarnos el partido», resumió el técnico del Casademont.

El equipo aragonés no empezó bien, le costó encontrar su ritmo pero lo hizo conforme pasaron los minutos para dominar el choque. «Hemos cambiado el ritmo en el segundo cuarto, ahí hemos jugado muy bien en defensa y en el tercer cuarto también. La clave en ese tercero ha sido jugar bien tanto en defensa como en ataque. Pero la cuestión decisiva ha sido tener una buena mentalidad y una buena actitud de los jugadores durante el partido. Hemos sido fuertes mentalmente en los malos momentos del primer y el último cuarto, jugando juntos, como una familia», destacó Casimiro. 

El preparador manchego explicó cómo la defensa del Casademont logró dejar al Nizhny Novgorod sin su mejor arma, el lanzamiento de tres, y a su mejor jugador, Shepherd, en unos números mucho más bajos que los que le han hecho brillar hasta ahora en la competición. «Con una buena estrategia ante los tiradores de tres, muchas veces cambiando, presionando el balón para no conceder un tiro fácil. Pero lo importante ha sido tener una buena mentalidad para defender uno contra uno, en cada cambio, cada jugador ha jugado una defensa fuerte y el rebote ha sido clave para ganar el partido», apuntó Casimiro tras la victoria.

Ahora el equipo aragonés tiene toda la jornada de hoy para recuperar y preparar el partido de mañana, tiempo suficiente a juicio del técnico. «Da tiempo para disfrutarlo para estar feliz y para empezar a pensar viendo ahora el partido en la siguiente semifinal. Tenemos un día entero para recuperarnos y eso nos va a venir muy bien y nos va a ayudar a recuperarnos físicamente y tener la mentalidad para afrontar el siguiente partido», señaló.

Los jugadores también estaban satisfechos, como no podía ser de otra manera. Dylan Ennis, el MVP del partido con 26 puntos, destacó que el Casademont había jugado «como una familia», que es como se siente el equipo también con el aliento de sus seguidores desde la larga distancia, y que había sabido aprovechar el contar con jugadores y un técnico veteranos y con experencia que saben cómo manejarse en estas situaciones de alta presión. El canadiense señaló también que no había sido fácil ante un rival duro y que contó con el público a favor. Unos 2.500 espectadores animaron desde las gradas del Nagorny.

Una visión similar expresó Jonathan Barreiro en Aragón Deporte. «Ha sido un partido duro. En su casa y ante su afición sabíamos que teníamos que empezar fuerte y hemos hecho un gran partido tanto en la primera como en la segunda parte. Esto solo es un paso, ahora tenemos que recuperarnos y pensar en el siguiente. Este partido es para la afición, sentimos su calor, nos están llegando muchos mensajes y ojalá consigamos juntos todo», indicó el gallego.

El Casademont Zaragoza volverá a jugar este viernes a la misma hora, las 18.00 horas, la primera semifinal de esta final a ocho. La temporada pasada ese fue su tope, cayendo con el entonces anfitrión AEK de Atenas. Ahora tiene una nueva oportunidad de disputar la que sería la primera final europea de su historia.