El Periódico de Aragón

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CASADEMONT ZARAGOZA

Un pistolero sin balas

El impacto de Kilpatrick en el Casademont ha sido mínimo, con cuatro puntos en cada uno de sus dos primeros partidos. No está mejorando los números de Mobley

Kilpatrick saluda a unos niños a su salida a la pista del Príncipe Felipe.

Sean Kilpatrick no ha tenido el impacto esperado en el Casademont Zaragoza. No es que él solo fuera a mejorar automáticamente al equipo o a ganar partidos por sí mismo, pero su fichaje obedecía a la teórica necesidad de un anotador, de un jugador capaz de generarse sus propios tiros y aportar puntos a un equipo con grandes problemas ofensivos. En sus dos primeros partidos ha aportado cuatro en cada uno, con unos porcentajes y unas actuaciones más bien discretas y evidenciando que su forma no es la mejor posible después de haber jugado muy poco en los meses más recientes por una lesión y por el covid.

Mientras se termina de poner a punto, ahora mismo el Casademont Zaragoza se ha reforzado con un escolta suplente (Sakota también ve a Bone como dos) que no mejora la aportación del que ha dejado fuera, Mobley. Contra el Burgos, casi recién aterrizado en España, solo anotó desde el tiro libre y frente al Joventut hizo dos canastas de dos, una casi imposible, en siete intentos y ninguna en sus dos lanzamientos de tres. Tampoco fue una sola vez al tiro libre.

Pese a todo, Sakota apostó por él en el momento decisivo y jugó el último cuarto entero, los diez minutos, lo que dejó sentado a Santi Yusta, que estaba siendo el más acertado ofensivamente no solo por sus puntos sino también por encontrar la manera de hacer daño a la defensa de la Penya. En esos diez minutos, Kilpatrick erró los tres lanzamientos que intentó. El Casademont jugó varios minutos con Bone y Kilpatrick en el perímetro. Eso tampoco le salió bien a Sakota.

El Casademont arrastra unos problemas ofensivos durante toda la temporada que le están llevando a meter menos puntos cada día, pero la solución no parece ser que un jugador tenga que hacer todo el trabajo, generarse sus propios tiros y hacer los puntos por su cuenta. Y, desde luego, ahora mismo ese jugador no es Kilpatrick. Quizá lo sea en unas semanas, pero el equipo aragonés se la juega en los próximos diez días.

Tampoco ha sido nunca un anotador excelso. Su mejor media fueron los 18,9 puntos que promedió en el Tofas Bursa tuco en la temporada 2020-21. En el Panathinaikos griego y el Buducnost de la ABA League su media fue de 9 puntos, de 11,9 en el Gran Canaria y de 10,9 en los 14 partidos que ha jugado este curso en Israel. En la NBA llegó a sumar 15,4 de promedio por partido en su última temporada en los Chicago Bulls. De momento en Zaragoza son 4 de media y tuvo casi 19 minutos en Burgos y 22 frente al Joventut. En su estreno se quedó en -5 de valoración y el sábado sumó 2 créditos.

Unas cifras insuficientes por sí mismas y que no mejoran lo que estaba aportando Matt Mobley al equipo. Más allá del acierto o no de su fichaje, con toda su irregularidad, el escolta ahora descartado ha promediado 10,3 puntos, 2,5 asistencias y 9,1 de valoración. Este Casademont necesita muchas cosas, pero no precisamente menos puntos, que es lo que tiene ahora mismo. Y en seis días visita al Betis.

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