Ni un mes ha estado comiendo gratis en la cárcel de Zuera y ha vuelto a las andadas pero en la calle. La Policía Local de Zaragoza ha detenido a Antonio Miguel Grimal, español de 47 años, por comer en la hamburguesería Goiko Grill de la calle San Miguel, en el centro de la capital aragonesa, y querer irse sin pagar. La factura de 47, 50 euros.

Le atendió, como a cualquier cliente, Marianela. Eran sobre las 16.00 horas y le pidió una hamburguesa Kevin Bacon (la top ventas del local, de 12,9 euros) con patatas frinas, una ensalada César (11,9 euros) y teques (palitos rellenos de queso, 8,9 euros). De beber pidió un tinto de verano, eso sí, la jarra más grande. Para postre pidió un café con whisky y helado. 

Hasta ahí no había levantado ninguna sospecha, pero después de semejante festín llegó la hora del cigarro de cualquier fumador. No lo tenía, según explican desde el restaurante, por lo que comenzó a pedir a otros clientes con unos modos que resultaron extraños entre los trabajadores. 

Fue cuando Marianela se le acercó con el ticket de 47,50 euros. Algo sospechaba y no le falló el sexto sentido porque Antonio Miguel Grimal le espetó que se había dejado el chaleco en el que lleva la cartera. Inmediatamente llamaron a la sala del 092 que comisionó a una patrulla de la Policía Local. Este les saludó diciéndoles: «Sé que vosotros ya me conocéis, yo a vosotros no». En ese momento fue arrestado. Eran las 17.00 horas.

Ya fue juzgado por algo así en 2017 y se libró de la cárcel. A principios de mes entró en prisión tras nueve detenciones.

En aquel momento su última cena sin pagar ascendió a 70 euros. Antonio Miguel Grimal, fue arrestado a las 23:50, después de que el hostelero llamara a la sala del 091 manifestando que tenía a un cliente en el interior del establecimiento y que este se negaba a abonarla. Cuando la patrulla de la Brigada de Seguridad Ciudadana de la Jefatura Superior de Policía de Aragón se personó en la pizzería Tagliatella en la plaza Emperador Carlos V, se entrevistaron con ambas partes.

El responsable del establecimiento ratificó lo manifestado en la llamada al 091 y el cliente dijo que no llevaba dinero y no tenía intención de pagar por lo consumido. Ante las declaraciones de los implicados, los agentes detuvieron como presunto autor de un delito leve de estafa al comensal, ya que este no aportaba un domicilio conocido ni la fiabilidad bastante de presentarse ante la autoridad Judicial cuando para ello fuera requerido.

Acumula una treintena de hechos similares desde que fuera detenido por primera vez en el año 2016.

La reiteración delictiva, así como el hecho de no tener un domicilio conocido pesaron en la decisión judicial de privarlo de libertad durante un tiempo.

Los importes estafados variaron entre los 13 euros hasta los 97 que se negó a pagar después de una comida a la carta con café y copa incluida. No obstante, hubo establecimientos que no presentaron denuncia.