Todos están de acuerdo al menos en las líneas generales. La Noche en blanco no es la solución a los problemas del sector cultural (menos en un momento como el actual en el que la pandemia ha hecho un serio destrozo al mismo) pero, para la mayoría, sirve para visibilizar a la cultura y quién sabe si para enganchar a futuros espectadores. Zaragoza vuelve a acoger hoy, desde las 19.00 horas, la Noche en blanco (se lleva celebrando ininterrumpidamente desde el 2011 incluso el año pasado, el más duro en la batalla contra el coronavirus) con un programa adaptado a la situación actual (es decir, redujo y muy controlado) y como no podía ser de otra manera con muchas restricciones de aforo. Algo que ha provocado que todos los actos de un evento que suele ser polo de atracción entre la ciudadanía sean en espacios cerrados y buena parte de ellos con la necesidad de reservar su plaza. «Vamos a volver a celebrarla en el interior de nuestros equipamientos», explica la vicealcaldesa del Ayuntamiento de Zaragoza (organizador del evento), Sara Fernández, que razona la propuesta: «Sigue sin ser la Noche en blanco que conocíamos tradicionalmente con actos en la calle pero demostramos la capacidad de nuestros museos para garantizar la cultura segura y para invitar a todos a redescubrir la cultura, nuestras raíces y nuestra historia».

En ese sentido, salta la reflexión en el propio sector sobre la necesidad de una Noche en blanco y más en un momento como el actual está presente en el sector cultural con opiniones dispares aunque no haya una oposición frontal (con matices) al proyecto. «Todo lo que sea recordar a la ciudadanía que hay que atender a la cultura es positivo», señala el presidente de los promotores aragoneses, Chema Fernández, «y, por lo tanto, la visibilidad que produce es beneficioso para todos. Siempre he pensado que hay que darle a la gente oportunidades para que se enganche a la cultura y en ese objetivo, todas las fórmulas me parecen buenas», señala uno de los activos culturales más inquietos de la comunidad, que en cualquier caso va más allá: «Es un evento que está bien pero que para el sector económicamente no tiene apenas incidencia y, evidentemente, no es un símbolo de la recuperación económica».

«Ojalá que estos conceptos primarios por los que nació este evento se reflejen a lo largo de todo el año»

En una línea más centrada en la raíz se manifiesta el presidente de la asociación Profesionales de la Cultura de Aragón (Procura), Saúl Esclarín: «Entendemos que la cultura no es un flor de una noche ni para celebrar un día señalado, no la entendemos como fuegos artificiales sino que creemos que la cultura hay que trabajarla todo el año sobre todo de la mano de los agentes culturales y haciendo partícipes a la ciudadanía. Ojalá se hicieran muchas cosas en muchos espacios y muchos días», dice a modo de reflexión en voz alta y continúa: «La Noche en blanco surge en París para, entre otras cosas, promover la gratuitad, la accesibilidad y el acercamiento del arte contemporáneo. ¿Eso se cumple en la Noche en blanco? Sí. ¿Eso se debería dar a lo largo del año? También. ¿Eso se da durante todo el año? Pues no lo sé. Ojalá que estos conceptos primarios por los que nació la Noche en blanco se vean reflejados a lo largo del año. No dudamos de que los profesionales que estén contratados para este día les viene bien trabajar pero no les salva la vida porque en un día no se salva a los profesionales de la miseria».

El programa de este año, tal y como sucedió el año pasado, no presenta grandes actividades y menos aún que se alejen de las habituales de los espacios culturales municipales pero, en cualquier caso, la no cancelación de esta Noche en blanco ni en plena pandemia quiere ser, aseguran desde el ayuntamiento, una señal de que poco a poco la cosa se empieza a reactivar. «En ningún caso vamos a salir de esta crisis por un día, eso está claro, porque la gente está pasándolo muy mal», se reafirma Chema Fernández.

Durante la tarde noche de hoy, se pueden hacer diferentes rutas temáticas ya que más allá de que los museos y salas de exposiciones de la capital aragonesa abrirán sus puertas con entrada libre, por ejemplo, la Universidad de Zaragoza ha decidido apostar por el cine para la edición de este año y, por ejemplo, el Pablo Serrano abrirá de nuevo su cotizada terraza aunque los tiempos de covid obligan a que no haya servicio de cafetería y el CaixaForum sigue por su apuesta de diversificar sus espacios y apuesta un año más por ofrecer un concierto de una de las bandas que más proyección tiene en la comunidad, Lux Naturans aunque para la actuación las entradas ya están agotadas.

Por otro lado, el Pablo Gargallo recibirá al dibujante francés Lapin que demostrará su arte en directo e incluso otras instituciones como el Alma Mater Museum y la iglesia de San Pablo han decidido unirse al programa con una serie de actividades.

Y es que los museos y los espacios cerrados se imponen, tal y como sucediera el año pasado, en esta edición de la Noche en blanco que pretende ser de transición a la espera de volver, en cuanto el covid dé respiro, a los actos callejeros multitudinarios. Así las cosas, y a la espera de tiempos mejores, los programadores institucionales y de los museos (conviene no olvidar que este evento surgió al amparo precisamente de los centros de arte en busca de un nuevo público) han decidido apostar por lo seguro y organizar una serie de actividades a cubierto que en otro momento se podría decir que son para cumplir el expediente pero, ahora, el covid manda.