El Museo de Zaragoza ha vuelto a ser el hogar de Francisco de Goya. La historiadora del arte Manuela Mena, una de las mayores expertas internacionales en el genio de Fuendetodos, ha participado en el ciclo Goya y el pensamiento ilustrado, que analiza, en diferentes conferencias, la relación del pintor aragonés con esta corriente social.

Mena, que ha titulado su ponencia Goya y el papel de los mecenas de la aristotracia en su proyección artística, ha mantenido atento durante toda la charla a un público que ha llenado la sala del Museo de Zaragoza. La relación de Goya con la nobleza y la forma en la que esta influyó en el desarrollo de su carrera ha sido el tema principal de una conferencia que se puede calificar como éxito.

La historiadora del arte ha arrancado afirmando que «Goya es uno de los grandes artistas de toda la humanidad y no hemos llegado a saber todo lo que puede ofrecer su figura». El pintor aragonés, que ha sido objeto de estudio desde que su obra comenzó a ser conocida, es un artista que ha influido en todas las generaciones siguientes, desde los que convivieron con él en el siglo XVIII hasta los artistas de la actualidad. Uno de estos pintores que admiraron al genio de Fuendetodos fue Pablo Picasso: tal es la influencia de Goya en la obra del malagueño que, para Mena, «sin Goya, Picasso no habría tenido la inspiración para pintar su Guernica».

Artistas, poetas, escritores e ilustrados acompañaron a Goya durante sus creaciones, una situación que hoy no se respeta: «Las obras, en lugar de en manos de particulares y gente de la cultura, están en manos de grandes fortunas y de poderosos que no aprecian el arte». Porque la figura de Goya, pese a la cantidad de estudios que ha concentrado, sigue siendo una incógnita para una sociedad que «debería sentirse enormemente orgullosa de él, porque es una figura en la que todos nos podemos reflejar».

Para Mena, el cuadro Cristo crucificado marcó un punto de inflexión en la carrera del aragonés. «Es el mejor desnudo, anatómicamente hablando, que se había hecho nunca», ha considerado la jefa de conservación del siglo XVIII y de Goya en el Museo del Prado. «Es una de las grandes obras maestras de toda la historia del arte», ha asegurado Mena, que ha lamentado la falta de reconocimiento de la pieza.

Apoyada en los retratos de los numerosos nobles que fueron pintados por Goya, Mena ha ido explicando la evolución del pintor de Fuendetodos y la relación que estableció con las altas esferas de la sociedad: «Frente a todo lo que se piensa, Goya trataba a sus clientes con mucho respeto y amabilidad». El carácter arisco que ha llegado a nuestros días no es real para Mena, que sí ha manifestado que Goya fue «uno de los primeros artistas en criticar desde su obra, ansiando llegar a una libertad plena a través de su obra».

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El talento del genio de Fuendetodos va mucho más allá de los pinceles, como ha ejemplificado la historiadora del arte leyendo fragmentos de su correspondencia personal. Unas cartas que, para Mena, pudieron cambiar lo que sabemos de Goya: «Si hubiese nacido en Alemania, quizá hubiéramos perdido a un artista y ganado un filósofo».

Goya y el pensamiento ilustrado continúa el próximo jueves 9 de diciembre a las 18.30 horas con la ponencia de Juan Carlos Lozano. En Expresiones de amistad en torno a Goya, Lozano ofrecerá una ponencia centrada en el lado más personal del pintor aragonés.