El Periódico de Aragón

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CLAUSURA DEL FESTIVAL

Crítica de Javier Losilla del concierto de Manu Chao en el SoNna: Ese ritmillo, esa pachanga, ese Manu Chao

Pocos arman tanta jarana con una formación tan discreta, y pocos enganchan tanto al espectador con canciones no muy diferentes unas de las otras

Manu Chao fue el encargado de cerrar la tercera edición de SoNna Huesca. ÁLVARO CALVO / SONNA HUESCA

No sintonizábamos Radio Pachanga en directo desde aquel ya lejano 25 de julio de 2012 cuando Manu Chao caminó en Pirineos Sur sobre las aguas del embalse de Lanuza. Pero el domingo, en la Cartuja de Nuestra Señora de las Fuentes (abreviando, Cartuja de Monegros), en el concierto de cierre del muy viajero festival oscense SoNna, Manu, diez años mayor que en el episodio relatado, pero otros tantos más joven, a juzgar por su incontenible e inagotable energía, volvió con otra de sus clásicas sesiones de esa pachanga galáctica que traspasa fronteras, géneros y estilos.

Él cantó y tocó la guitarra, y un par de músicos le acompañaron con charango y percusión. Pocos arman tanta jarana con una formación tan discreta, y pocos enganchan tanto al espectador con canciones no muy diferentes unas de las otras (ese ritmillo marca de la casa), enlazadas como una pieza-río que, de ser por el público no desembocaría nunca. ¿Pocos? Tal vez solo él. Manu mete en su batidora de letras de fiesta y compromiso con todas las causas y las que todavía no lo son buenas dosis de zumo de ska, reggae, punk, rock y latineo en un imparable ejercicio de repetición, reciclaje, pillaje y autocopia. Epítome de lo popular, Manu sabe cómo llevar al nirvana a sus escuchadores con un mantra en serie y sonoras invitaciones al baile.

2.000 personas disfrutaron del concierto en La Cartuja de Las Fuentes. ÁLVARO CALVO / SONNA HUESCA

Tocó y tocó y tocó, y cantó y cantó y cantó. Y como cada vez que hacía amago de irse preguntaba al público si quería una más, pues venga otra, y otra, y otra. Entre todas ellas, cosas como Ekivokada vida, Algún día va a caer, Tómbola (con letra distinta a la original, claro), Huelga de amores, Libertad, La vaca loca, Clandestino, Malegría, Me quedo contigo, Perdido en el siglo, La primavera, Mala vida, La despedida, Dicen que soy, Bienvenida a Tijuana Les confieso que llegó un momento en el que desistí de anotar más títulos.

Superviviente de un mundo en el que todavía teníamos claro quiénes eran los buenos y quiénes los malos, nuestro hombre sigue con su tarea de trovador desde las esquinas del Sistema. Es respetado, admirado y celebrado. Y al que no le guste que escuche esRadio. Lo suyo es lo suyo: ese ritmillo, esa pachanga, ese Manu Chao.

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