NOVEDAD EDITORIAL

Angélica Morales (publica 'La casa de los hilos rotos'): "La frustración da lugar a la revolución y eso hizo Otti Berger en la Bauhaus"

La escritora aragonesa acaba de publicar su primera novela en la que recrea la vida de la artista de la Bauhaus

La escritora Angélica Morales con su novela 'La casa de los hilos rotos' junto al Hotel Palafox de Zaragoza.

La escritora Angélica Morales con su novela 'La casa de los hilos rotos' junto al Hotel Palafox de Zaragoza. / ANDREEA VORNICU

Daniel Monserrat

Daniel Monserrat

Angélica Morales (Teruel, 1970) recupera en su primera novela, 'La casa de los hilos rotos' (Destino), la vida de Otti Berger, una figura de la Bauhaus que acabó silenciada por la Historia. Lo hace enlazando su vida con la de una familia de ficción de la burguesía catalana, la familia Ribó, a través de la que se van entretejiendo los hilos para crear una historia apasionante.

 –Mujer, sorda, comunista, judía... ¿Podía tener más barreras para triunfar en aquella época Otti Berger?

–No creo, no... Me acerco a ella con mucho sigilo y con mucha curiosidad porque encuentro muy pocos datos de esa persona y lo que encuentro me seduce hasta tal punto que quiero escribir su historia. Pero lo que más me enterneció y me asombró es que fuera sorda porque me la imaginé creando su propio universo, creando su propia música. El personaje me atrajo, pero, al mismo tiempo me dio miedo porque había muy poca información y he tenido que ficcionar mucho.

 –¿Cómo llega a ella?

–Había oído hablar de ella y había investigado porque me gusta buscar mujeres artistas… y de repente me topé con su figura, es verdad, que la Bauhaus me apasiona. Vi una mujer hermosa con esos ojos verdes y sonriente; me atrajo muchísimo. A lo mejor ella me buscó a mí y no yo a ella. Hay veces que uno busca escribir sobre algo y a veces ese algo desde algún misterio que solo existe en el lugar más recóndito del autor, te llama.

"Con Otti Berger es la primera vez que en la Bauhaus se considera el telar como arte"

 –Dice que ha tenido que ficcionar partes de su vida por la falta de información, ¿es habitual que haya esta carencia en las mujeres artistas?

–Es bastante habitual porque estamos en un mundo dominado por hombres. Pero Otti Berger es verdad que fue muy importante, fue la primera mujer en patentar sus diseños. Ella era una gran trabajadora, una revolucionaria en los tejidos, aprendió en la Bauhaus y ella mezclaba la tradición con la modernidad. Tenía mucha influencia de los trajes balcánicos y ella siempre hacía una reinvención de los tocados.

–Y todo desde la incomunicación de su sordera.

–Ella trabajaba con el sentimiento de que lo hacía en silencio pero que le gritaban los materiales y esos les contaban cómo querían transformarse. Para ella, el color era algo presente y vivo. Su obra es muy viva. Y es como ella, ella estaba llena de viveza. Tenía humor para reírse de su propia sordera, enfrentarse a los nazis, tener la valentía para montar una tejería en plena crisis antes de una guerra... tenía mucho coraje porque creía en su trabajo, mucha fuerza de voluntad y mucho tesón.

"Los poetas siempre estamos en la penumbra y quería visualizarlos con Antoni"

 –Para la novela que viaja del siglo XX a la actualidad se ha inventado una familia de ficción, la familia Ribó. ¿De dónde le sale?

–Surge para poder contar a Otti de otra manera porque hay partes de ella que quería contar y que si no se iban a perder. La única manera de hacerlo era crear un personaje que fuera con ella y conociera sus secretos. Mercedes es un personaje con un padre moderno que la manda a la Bauhaus para poder aplicar los conceptos modernos a su empresa y entonces ese personaje me permitía conocer a Otti y que tuviera unas memorias que su bisnieta Penélope encuentra y empieza a coger ese hilo de Ariadna y a tejer esta historia. Hay como dos novelas, una de tintes más clásicos y otra más moderna, es decir, se mezclan texturas y colores para formar una historia.

Angélica Morales acaba de publicar 'La casa de los hilos rotos'.

Angélica Morales acaba de publicar 'La casa de los hilos rotos'. / ANDREEA VORNICU

 –Es una novela que viaja todo el rato del siglo XX a la actualidad.

–Tenía tan poco de Otti que se hubiera quedado una novela muy corta. Pero, mira, en esta novela podemos ver cosas que nos hacen pensar. Cuando creemos que el feminismo es ahora lo más, vemos que ellas lo eran mucho más en los años 20. Estamos en la propia Bauhaus que defendía que era feminista y luego llegan allí las mujeres y tenían que tejer. La frustración da lugar a la revolución y ellas con los tejidos revolucionaron la Bauhaus. Se pusieron a decir no podemos hacer otra cosa pero van a ver que no somos tejedoras simplemente, somos mujeres artistas. Es la primera vez que se ven esos tejidos y que se considera el telar como arte por el hecho de sentirse artista al hacerlos.

"Ella trabajaba en silencio pero con el convencimiento de que le gritaban los materiales"

 –Destacan los diálogos en la novela.

–Yo vengo del teatro y me gusta mucho que los personajes hablen porque cuando alguien haba ya sabes por dónde va su psicología. El personaje que más me costó es el de la madre, una mujer impermeable, que no quería saber nada de su hija, pero va caminando hacia la luz que es de lo que va la novela y es lo que pasa con Otti, que tiene mucha luz y la va perdiendo y la parte moderna tiene muchas sombras y va hacia la luz.

 –¿Qué hay de Angélica Morales aquí?

–Creo que soy un poco de todos pero un poco más Antoni, el poeta loco. Los poetas siempre estamos en la penumbra y quería visualizar un poco también al poeta que es el que al final tiene la clave para toda la historia.

 –¿Cómo ha sido su paso de la poesía a la novela?

–Amable, divertido y también temeroso. He querido hacer una lectura fluida pero bella.

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