Cristophe Lemaitre ofreció anoche en Montjuïc una lección magistral de cómo ganar una final de 100 metros ante unos alumnos suficientemente preparados y tan magníficamente cualificados, por edad, genética e historial, como para ser los maestros del veinteañero francés. Pero el aprendiz, el príncipe blanco, es ahora el rey de la velocidad en Europa. El nuevo rey blanco.

Fiel a su ya característico protocolo, ñnada de prisas por ganar, todo a su tiempoO, Lemaitre fue el último en situarse en los tacos y el penúltimo en la puesta en acción. Pero a partir de los 40 metros y gracias a una remontada espectacular, el oro ya era suyo, atravesando la línea de llegada en 10.11 segundos.

Por detrás, la carrera fue tan igualada que los resultados tardaron en aparecer en pantalla varios minutos, mientras el francés, seguro de su victoria, dejaba su sombra de timidez para días peores y daba la vuelta de honor ante más de 22.000 espectadores que ocuparon el Olímpico de Montjuic. Y para regocijo de los numerosísimos aficionados galos que anoche ondeaban la tricolor con la grandeur de los días felices.

El campeón olímpico de relevos de 4x100 metros en Atenas-2004, el inglés Mark Lewis-Francis, se llevó la plata y el francés Martial Mbandjock, el bronce. En justicia, deberían compartir sus medallas con el cuarto y quinto clasificados, Francis Obikwelu y Dwain Chambers, ya que los cuatro atletas que entraron tras el flamante campeón de Europa registraron el mismo tiempo, 10.18 segundos, algo seguramente inédito en el atletismo de grandes campeonatos. Los jueces desempataron a la milésima: 10.172 para Lewis-Francis; 10.173 para Mbanjock; 10.174 para Obikwelu; y 10.178 para Chambers. Al campeón, afinando, le dieron 10.107.

El triunfo de Lemaitre se fraguó antes de la final. El velocista francés siempre ha ido por delante en Barcelona. Tanto en las series eliminatorias como en semifinales se fue al vestuario con el mejor tiempo de todos los participantes. El pase a la final lo hizo con un marcón, 10.06 segundos con 1,2 metros por segundo de viento en contra, el gran enemigo de la velocidad en el Olímpico de Montjuic.

28 AÑOS DESPUÉS Chambers, más experimentado y a priori el gran rival, se reservó más y Obikwelu, que defendía título, disputó la tercera semifinal y se clasificó casi de tapado. En ella, el español Ángel David Rodríguez hizo una gran salida pero no pudo alcanzar la final.

Para hacerse con el título, Lemaitre debía superar en la final a dos mirlos blancos como él, los dos atletas italianos, y a dos británicos y un francés con abuelos africanos, un noruego nacido en Gambia y un portugués de origen nigeriano. El público quería la victoria de Lemaitre. El último velocista blanco en ganar una final de 100 metros fue el germano de la extinta RDA Frank Emmelmann, en el Europeo de 1982 celebrado en Atenas. Los nuevos tiempos pintaban negro para los europeos hasta la aparición de este garçon alto y sonrosado, de aire indiferente, mirada tímida y músculo largo. Un regalo de la naturaleza para quienes sostienen que en este deporte la genética lo es casi todo.