Solo un partido de Liga, ante el Valladolid en Pucela, donde jugó 60 minutos para sustituir a Loovens y el choque completo en la vuelta de Copa ante el Sevilla en cuartos disputó en toda la temporada Lanzaro. Jiménez le situó en la rampa de salida en verano y en enero y, como al final no se marchó, quedó relegado a un casi completo ostracismo, que fue total en los últimos meses de la temporada.

Maurizio Lanzaro fue pieza importante en la permanencia con Jiménez del curso pasado, ya que formó el eje habitual del último tramo del campeonato junto a Da Silva, pero a ambos el técnico de Arahal les enseñó la puerta de salida en el verano, aunque solo el zaguero paraguayo optó por marcharse. Lanzaro se quedó sabiendo que iba a jugar muy poco, como así sucedió en el recién acabado curso.