Síguenos en redes sociales:

Las semifinales de la Champions

Vendaval blanco en Múnich

El Real Madrid deshace al Bayern de Guardiola y jugará la final de la Champions doce años después

Vendaval blanco en Múnich

El Real Madrid impartió una lección futbolística para fulminar la maldición de Múnich, asestar la derrota más dura de la carrera a Pep Guardiola y alcanzar, doce años después, la gran final de Liga de Campeones, con Sergio Ramos y Cristiano Ronaldo impulsando a su equipo hacia la deseada Décima. Carlo Ancelotti lo volvió a hacer. En un terreno talismán en su carrera repitió triunfo ante el Bayern, el vigente campeón y señalados por todos a inicio de curso como gran favorito al título. El italiano fulminó una nueva maldición. Lo hizo con la alemana vapuleando al Schalke en su estadio y lo repitió anoche en Múnich donde el Real Madrid nunca ganó en su historia.

Al Allianz llegó un Real Madrid que fue equipo en mayúsculas. Unidos en el esfuerzo defensivo, para anular espacios. Comprometido en la lucha con una fe ciega en sus posibilidades. En el Santiago Bernabéu había encontrado el camino para dañar al fútbol de Guardiola. Lo convirtió en una autopista. La seguridad defensiva era el punto de partida de todo.

Pronto llegó un momento inolvidable para Sergio Ramos. En el mismo escenario en el que le anularon un gol legal para llorar por una eliminación europea. Ante el mismo rival ante el que vivió el momento más amargo de su carrera al lanzar a las nubes un penalti de la tanda final. Sacó a pasear su alma de delantero para guiar al Real Madrid a la gran final con dos cabezazos. El primero al cuarto de hora a un saque de esquina de Bale. El segundo rematando con el alma cinco minutos después una falta lateral puesta por Di María. El fútbol siempre ofrece oportunidad de venganza y Ramos se agarró a ella con fuerza.

En pleno descontrol Neuer dejó una nueva salida al limbo. El rechace lo rozó Di María, un mal despeje cayó a Cristiano, que pegado a banda buscó su tanto con un disparo que no fue gol por el bote. Su momento había llegado y le hizo inscribir su nombre en los mejores registros de Champions. En plena exhibición madridista, Bale dejó atrás a todos y regaló el tanto a Cristiano Ronaldo.

ALONSO, BAJA Una entrada evitable de Xabi Alonso en el centro del campo a Schweinsteiger, provocó el castigo más duro para un futbolista. La cartulina amarilla le impedirá jugar la gran final. Se marchó hundido en el descanso. Con la mirada perdida. El Real Madrid, con el objetivo cumplido, se parapetó en su terreno, defendió como nunca y sacó a relucir las pocas carencias del Bayern.

Guardiola tiene variantes suficientes para variar el toque por un juego más directo, pero nunca renunció a su estilo. Tardó en meter a jugar a Götze y apostar por el remate de Pizarro. Cuando lo hizo ya era misión imposible. Los centros desde la banda eran despejados por los centrales blancos, inconmensurables. Ramos sacaba un disparo de Alaba con marchamo de gol y el primer disparo del Bayern llegaba a los 57 minutos, Robben con rosca buscando la escuadra, y a puerta a la hora de partido, cuando Casillas respondió bien abajo al chut raso de Ribery.

El Real Madrid debía dejar pasar los minutos y esperar su momento, que llegaría. Casillas respondió a disparo de Kroos y Coentrao pudo firmar el cuarto en un balón muerto tras centro de Bale. Neuer sacó la única con los pies y veía como Cristiano remataba arriba con la testa un pase de Di María. El Bayern sentía la derrota pero no cesó, sin éxito, de buscar el tanto de la honra. No llegó. El fin de fiesta lo debía poner Cristiano que en el último minuto, de falta, pícaro, golpeó abajo esperando el salto de la barrera y el balón entró lejos del alcance de Neuer para ampliar su récord. Era el broche a una de sus exhibiciones más grandes en Europa, el pase a la final en busca de la Décima.

Pulsa para ver más contenido para ti