La Liga se para con el Villarreal líder y los dos grandes empatados a puntos y a sensaciones: ninguno de los está afinado. El Barça perdió terreno en Sevilla, pero el Madrid se quedó a medio camino. La Liga se para y tanto en el Camp Nou como en el Bernabéu convive la sensación de que hay mucho que mejorar. Los dos grandes van y vienen, ahora delante, ahora detrás, compartiendo una irregularidad que les ha llevado, por ejemplo, a dejarse puntos ante Celta y Sevilla, y Sporting y Málaga.

Por delante, el Villarreal, pese a perder con el colista, en una jornada de locos donde ninguno de los seis primeros ganó. En el Camp Nou no deberían encenderse señales de alarma, pero las cifras distancian al equipo de sus primeros pasos hace un año. El corcho azulgrana sigue a flote. La derrota en Sevilla no ha levantado voces con ánimo de que reviente todo, y ha pesado más el punto de desgracia con las ocasiones perdidas, postes incluidos, que los desajustes que sufre el equipo, con la defensa en primera fila.

El Barça se desperdigará diez días dejando sensaciones contradictorias. Nunca es muy recomendable meterse en un parón internacional después de una derrota porque provoca dudas e incita al debate. En este caso, además, reforzado por los números que acompañan al equipo y las comparaciones con los del año pasado. El Barça no es el mismo en ninguna de las dos áreas. Ha perdido efectividad y se ha convertido en mucho más vulnerable. En las primeras siete jornadas ha pasado de 21 goles a favor a 11 y de 0 en contra, con Bravo bajo los palos, a 9, con los dos porteros.

Nada ayuda. El equipo no anda sobrado de juego, pero también ha sido penalizado por las lesiones, un apartado en el que el año pasado tuvo suerte. En Sevilla, por ejemplo, Luis Enrique solo disponía de 16 jugadores del primer equipo. Pero lo peor para ellos es que en esa lista de bajas figura el nombre del número uno, Messi, y a su lado, el de Iniesta.