Al centenario banco francés Societé Général le persigue el infortunio. Tres años después de que saltara el escándalo de su operador en bolsa Jér“me Kerviel con la pérdida de 4.900 millones de euros, el miércoles volvió a ser una jornada negra para la entidad porque sus acciones bajaron el 14,74% en la plaza de París. Y llegaron a caer hasta un 22% en algunos momentos de la sesión. La razón hay que buscarla en una falsa noticia publicada por el diario sensacionalista británico Daily Mail, que los inversores interpretaron como una inmediata nacionalización. Algo desmentido, aunque la situación bancaria francesa es fuente de preocupación general por su alta exposición a las deudas soberanas.

"Reconocemos hoy que no es verdad y presentamos, sin reservas, nuestras excusas a la Societé Générale por los perjuicios que esto ha causado", se disculparon ayer los responsables del periódico por el artículo que había aparecido el domingo. En él, se afirmaba que la entidad se encontraba "en una situación peligrosa y potencialmente al borde del desastre". Esta información fue leída por los operadores bursátiles en clave de inminente rescate por parte del Gobierno francés cuando el presidente, Nicolas Sarkozy, convocó una reunión de urgencia en el Elíseo el miércoles para tratar la nueva crisis en los mercados.

Se dispararon las alarmas tanto sobre la posible degradación de la nota de la deuda soberana francesa, actualmente con la máxima calificación de triple A, como por su necesaria intervención sobre el grupo bancario. Incluso lo recogió la web del Wall Street Journal, mientras que el inglés de The Guardian publicaba en twitter: "Is French bank SocGen about to do a Lhemans?" (¿Está el banco francés SocGen a punto de convertirse en un nuevo Lhemans Brothers?, en referencia a la entidad estadounidense cuya bancarrota precipitó la crisis financiera de 2008).

El presidente de Societé Générale, Frédéric Oudéa, tuvo que salir inmediatamente a prodigar las declaraciones de tranquilidad, al tiempo que en un comunicado se anunciaba que había pedido una investigación a la Autoridad Bursátil Francesa (AMF), que ayer suspendió brevemente la cotización de la firma al inicio de la sesión. La AMF no confirmó si abriría la investigación, pero sí que se comprometió a vigilar la evolución de los títulos bancarios que "sufrieron" durante la jornada del miércoles.

Oudéa calificó, en declaraciones a Le Figaro, de "ruidos completamente fantasiosos" las especulaciones sobre su sociedad. "Durante la presentación de nuestros resultados semestrales, me referí a los temores sobre el entorno macroeconómico que se confirman desgraciadamente estos últimos días. No era, en ningún caso, un juicio sobre la actividad de Societé Générale", quiso precisar el presidente. El banco ha perdido un 45% de su valor en bolsa desde julio y sus beneficios del primer trimestre caen un 31%.

Más allá de la noticia desmentida, la sospecha de fondo es la capacidad de la entidad para hacer frente al pago de la deuda soberana contraída con Grecia, que se eleva a 2.700 millones de euros. De hecho, el sector financiero francés encabeza esta exposición por delante del alemán.

Bonos italianos y griegos

En las últimas horas también se ha sabido que BNP dispone de bonos griegos que vencen más allá del 2020. En cuanto a la deuda italiana, se calcula que todo el sector bancario francés tiene contratados hasta 97.600 millones de euros.

Sarkozy ya tuvo que ayudar al sector con unos 20.000 millones de euros en préstamos el año 2008. Una decisión que ahora le pasa factura por el galopante endeudamiento del Estado. En una encuesta publicada ayer por el diario Le Parisien/Aujourd'hui, el 46% de los consultados da más confianza a la cancillera alemana, Angela Merkel, para solucionar la crisis que a su propio presidente (33%). Ambos tendrán oportunidad de hablar del tema en la reunión que deben mantener el próximo martes en el Elíseo.

Será una nueva suspensión de sus vacaciones veraniegas ante la gravedad de la situación.