El hidrógeno verde está de moda y Aragón se perfila como el escenario ideal para su producción y desarrollo. El obtenido a partir de fuentes renovables, en las que este territorio es ya una potencia indiscutible a nivel europeo, está destinado a asumir un rol protagonista en un futuro energético descarbonizado, un proceso en el quedan por resolver todavía la barrera de los costes para alcanzar unos precios competitivos. La comunidad parte con ventaja en esta carrera tecnológica por el recorrido previo que ya ha transitado como banco de pruebas, tanto a en el ámbito de la investigación como en el industrial. De ahí, la oleada de proyectos que pretenden germinar aquí por existir un caldo de cultivo propicio y al calor de la financiación de los fondos europeos Next Generation.
No cabe duda que Aragón es uno de los territorios en España y Europa con mejores atributos para la implantación de las tecnologías vinculadas al hidrógeno, que está llamado a convertirse en la energía del siglo XXI. Lo es por muchos motivos, empezando por la apuesta estratégica por este combustible verde que lanzó hace casi 20 años el Ejecutivo autonómico con la creación de un centro tecnológico (Fundación Hidrógeno Aragón) de la mano de la industria local y entidades de diferentes sectores.
Entre los ingredientes que favorecen el arraigo de este nuevo modelo económico y energético, alternativo al uso de combustibles fósiles, está el poderío en renovables. Son la llave para producir hidrógeno verde por medio de la electrólisis del agua, que es a su vez una solución para el almacenamiento de los excedentes de la electricidad generados con el sol y el viento.
A esos mimbres hay que sumar la experiencia de Aragón en proyectos de investigación ligados a este vector energético, así como el prometedor tejido empresarial que ha florecido en torno a este, con ejemplos como Industrias Calvera, Lapesa, Carbotainer, Arpa o Zoilo Ríos, que han lanzado diferentes productos o proyectos en los últimos años enmarcados en este sector emergente.
Esa expertis regional, cultivada a fuego lento en las dos últimas décadas, está suponiendo ahora un imán para la atracción de inversiones, una ventaja teniendo en cuenta la fuerte competencia entre territorios y empresas que se ha despertado para liderar proyectos y actuaciones sobre hidrógeno. El Gobierno de Aragón tiene identificados, al menos, 76 proyectos en torno a este combustible verde, que suman inversiones de más de 2.300 millones de euros. Todos ellos están recopilados en la iniciativa GetHyGA promovida por el Departamento de Industria, Competitividad y Desarrollo Empresarial, que dirige el consejero Arturo Aliaga. Se trata de un plan de acción impulsado a través de la Fundación Hidrógeno Aragón que tiene como objetivo generar un ecosistema industrial en la comunidad denominado valle del hidrógeno.
El consorcio de Repsol
Precisamente este lunes se dará nuevos pasos en todo ese impulso con la presentación en Zaragoza del denominado corredor del hidrógeno del valle del Ebro, que estará integrado por Aragón, Cataluña, Navarra y País Vasco. La propuestas forma parte del proyecto SHYNE (Spanish Hydrogen Network), el consorcio multisectorial capitaneado por Repsol para promover en España la descarbonización de la economía a través de este combustible verde. Alsa, Bosch, Celsa, Enagás, Scania y Talgo también son socios del grupo.
El acto, que tendrá lugar en el edificio Pigantelli (sede de la DGA), contará con la participación del consejero delegado de la pretrolera, Josu Jon Imaz, así como consejeros de los cuatro gobiernos autonómicos, entre ellos Aliaga. La vicepresidenta y ministra para la Transición Ecológica y Reto Demográfico, Teresa Ribera, intervendrá de manera telemática.
A la eterna promesa de la energía le ha llega su hora pero hay «mucho humo»
Hace ya muchos años que se viene hablando del hidrógeno como una de las grandes esperanzas para almacenar energía renovable y descarbonizar la industria o el transporte por carretera, avión o barco. Ese impulso no ha acabado de producirse. ¿Ha llegado ya la hora? Existe un amplio consenso a nivel institucional y empresarial de que esa eclosión va a empezar a producirse, pero en este apogeo está rodeado de «mucho humo», según señalan los expertos en la materia consultados. También hay dudas todavía sobre el despegue de algunas de sus aplicaciones, pero la actual crisis energética parece actuar como un acicate ante la urgente necesidad de que España y Europa ganen independencia. Los elevados precios del gas y el petróleo aceleran el cambio porque acercan la resolución de la barrera de costes en su producción, que es ahora el gran reto.
Otro de los proyectos más ambiciosos que se plantean en Aragón parte de la empresa francoespañola Dhamma, que contempla la instalación en Plasencia del Monte (Huesca) de un electrolizador –el aparato que permite producir hidrógeno– de 40 MW de potencia en 2023 que llegaría a los 50 en 2025. Entre los usos previstos estaría propulsar el tren que discurrirá por la futura línea internacional Zaragoza-Canfranc-Pau.
El concurso de Andorra gira
Las grandes eléctricas también han puestos sus ojos en la comunidad. Iberdrola lidera una que contempla la construcción en la plataforma logística Plaza de un electrolizador de 10 MW. Endesa, por su parte, tiene varios proyectos más con inversiones cercanas a los 400 millones. Por un lado, plantea instalar dos plantas de producción de hidrógeno en Androra y Magallón, de 60 y 7,2 megavatios, pero la compañía ha puesto además sobre la mesa la posibilidad de ubicar en la villa minera una fábrica de electrolizadores.
Esta instalación sería puntera a nivel europeo y podría generar entre 200 y 250 empleos. Que se lleve a cabo dependerá de si la eléctrica gana el concurso de renovables abierto por el ministerio para otorgar el acceso a la red de 1.202 MW de renovables, una capacidad que quedó liberada tras el cierre de la térmica de carbón. A esta subasta se han presentado otras propuestas sobre hidrogeno, entre las que destaca una de un consorcio formado por CIP, Enagás, Naturgy, Fertibería y Vestas.
