VIDA EN LAS AULAS
Kilómetros de solidaridad en el patio del Colegio Santo Domingo de Silos de Zaragoza
Los estudiantes de ESO y Bachillerato del centro educativo corren por una buena casa: ayudar a los jóvenes de los campos de refugiados de la mano de Save The Children
Ana P. Nocito
Durante más de dos horas, los casi 850 alumnos que conforman la sección de Secundaria y Bachillerato del Colegio Santo Domingo de Silos de Zaragoza salieron de sus aulas y se dieron cita en el recreo más grande del centro educativo. La finalidad no era otra que correr de forma ininterrumpida un total de 4.500 kilómetros por una causa solidaria: recorrer la distancia para llegar al campo de refugiados más cercano. ¡Ahí es nada!
La carrera comenzó con un vuelta muy especial e inesperada por parte de algunos profesores que, para sorpresa de muchos, no dudaron en calzarse unas deportivas y dar el pistoletazo de salida. Una muy buena forma de dar ejemplo y mostrar que la práctica del deporte no está reñida con la edad!
Nada más terminar, se encargaron de dar el relevo a los más pequeños, que no por eso menos comprometidos. Nuestros chicos y chicas de 1º de ESO con dorsal en mano, realizaron las primeras vueltas oficiales rodeados de un público muy especial.
Decenas de vecinos del barrio de Las Fuentes se asomaban por las vallas del colegio para animarlos y de forma metafórica "abrazar" el acto. Todos los presentes tenían el mismo propósito, unir fuerzas y demostrar que hay decenas de formas de comprometerse por una buena causa.
Además, muchos de ellos no dudaron en realizar una pequeña aportación voluntaria para ayudar a todos aquellos jóvenes que viven en campos de refugiados y no cuentan con nada parecido a una calidad educativa ni, por supuesto, condiciones de vida aceptables ni saludables.
Deporte y sensibilización
Es posible que os preguntéis cómo surgió esta idea. Pensando en distintas alternativas para celebrar el Día de la Paz y la No Violencia y tras conocer las propuestas y el trabajo que se realiza desde Save the Children, se contactó con ellos.
La organización, casi de forma inmediata, mandó el material necesario para trabajar distintas dinámicas de sensibilización en la tutoría. Como resultado se obtuvieron pancartas con mensajes llenos de emotividad, ánimo y cariño hacia aquellos que, sin haberlo elegido, se han convertido en víctimas de la sociedad actual.
Tras finalizar la última vuelta, parte del alumnado participó en la lectura pública de una carta escrita por un joven refugiado donde quedaba reflejada en primera persona la situación de precariedad que les está tocando vivir.
Las últimas palabras recayeron en el coordinador de la actividad, que fue el encargado de clausurar un acto donde se demostró que iniciativas como esta están más allá de los contenidos de cualquier materia. Como no podía ser de otra manera, los alumnos de El Silos cuentan con otro diploma más: son líderes en solidaridad.
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