La muerte de la educación

El exdirector del IES La Azucarera Jesús Ángel Sánchez Moreno publica una descarnada reflexión sobre el sistema educativo en el libro ‘Escrito en tiza’ 

El ensayo será presentado este viernes en la librería Cálamo de Zaragoza (19.00 horas)

Jesús Ángel Sánchez Moreno, con un ejemplar de 'Escrito en tiza', en su domicilio

Jesús Ángel Sánchez Moreno, con un ejemplar de 'Escrito en tiza', en su domicilio

Fran Osambela

Fran Osambela

Vaya por delante que desde hace muchos años al profesor Jesús Ángel Sánchez Moreno se le conoce como 'Undertaker', 'UTK', es decir, 'Enterrador'. El sobrenombre se lo pusieron los alumnos del IES de Utebo, principalmente por su querencia a vestir siempre de color negro. A bote pronto es un dato que se antoja casi irrelevante; es más, de ello no hay rastro en el libro que acaba de publicar –'Escrito en tiza'–, pero no deja de ser un detalle paradójico, habida cuenta del título elegido para encabezar esta reseña. Y es que después de más de 30 años de docencia, cuatro de ellos como director del IES La Azucarera de Zaragoza, en 2017 Sánchez Moreno se rindió, cogió sus trastos y se marchó a casa en busca de sus cámaras –es también un extraordinario fotógrafo–, asumiendo con resignación el triunfo del modelo educativo contra el que tanto había peleado y la consiguiente muerte de la educación. 

"Cómo iba a seguir si desde mayo-junio de 2013 fui consciente de que nunca lograría transformar aquello que, curso a curso, se tornaba insoportable?...", narra el propio autor en su libro antes de añadir que llegó el día en que vio claro que lo "honesto" era "rendirse". Es más, llega a confesar que lo que hizo fue "huir" de la docencia y de sus engranajes dominantes y encorsetados cinco cursos antes de la edad de jubilación. Atrás dejaba para siempre las presiones de los burocráticos tentáculos de la Administración. Del Sistema. Con mayúsculas.

Portada del libro

Portada del libro / servicio especial

El detalle de la portada

La fotografía que ilustra la portada de 'Escrito en tiza' no está elegida al azar. Todo lo contrario. Está tomada por el propio Jesús Ángel Sánchez Moreno, hace ya varios años, en una librería de Bélgica, concretamente de la localidad de Redu. Tomada en blanco y negro, con apariencia de antigüedad, en ella se puede leer el título de un viejo libro en francés: 'La nueva educación'. Ahora, con motivo de la publicación de este ensayo, el profesor zaragozano se acordó de ella, rebuscó en su archivo y obviamente concluyó que era la foto idónea.

Una huida argumentada

Ahora, cumplidos ya los 66, ha decidido argumentar y desarrollar los motivos de fondo de esa "huida" y plasmarlos en un concienzudo y muy sincero trabajo que, por decirlo sin rodeos, abre las carnes. Escrito en tiza es de esos libros que dejan a uno desparramado en el sillón, con las gafas abrochadas en la punta de la nariz, un escalofrío cosido a la espalda y sin más solución de continuidad que llevarse las manos a la cabeza.

La edición del libro –se presenta este viernes (19.00 horas) en sociedad en Cálamo, donde ya se pueden adquirir los ejemplares– se solapa con los ecos de la publicación del último Informe PISA, una coincidencia que no hace sino echar más leña al fuego de un eterno debate. Del pasado, presente y futuro de la escuela –no perderse la dimensión que Sánchez Moreno otorga al concepto ‘escuela’ ("no educa, prepara para, que no es lo mismo...")– se pueden generar infinitos análisis, pero será muy difícil encontrar un punto de partida tan valiente y atronador, quizá tan descarado, como el que esboza este profesor zaragozano –él se sigue considerando docente–, quien tras curtirse en Valdepeñas y las islas Canarias, en su carrera pasó por cuatro institutos de la capital aragonesa: Utebo, Pablo Serrano, La Azucarera y Picarral.

'Escrito en tiza' ve la luz en un momento idóneo del debate sobre los males y el futuro de la educación

Pocas propuestas habrá tan directas al grano como esta. Para quien quiera debatir sobre los problemas de la educación este libro ofrece un marco perfecto. Se podrá estar de acuerdo solo en parte, incluso nada, pero no se puede discutir que Sánchez Moreno se ha dejado todo lo que tenía dentro en un ejercicio con tintes de exorcismo con el que definitivamente intenta "pasar página".

Que nadie piense que 'Escrito en tiza' es el legado de alguien con una espina clavada y con ganas de desafiar de forma gratuita; de aquel que de repente decide hacer ruido, soltar las burradas más estentóreas en busca de la provocación y la algarada. Bien al contrario, estamos ante un ensayo que destila mucho dolor, frustración y por momentos hundimiento. Y obliga a pensar. Hablamos de un profesor hecho a sí mismo que en 1984 se subió a una tarima por primera vez casi sin querer, sin atisbo de vocación, pero que terminó sintiendo que allí estaba su misión en la vida: "Luchar para estar a la altura de lo que exige la tarea de educar". 

Palmo a palmo

El libro está muy trabajado. Cada frase está medida palmo a palmo. La mayoría de las tesis que expone Sánchez Moreno se sostienen sobre lo reflejado en su momento por una extensa lista de autores de casi todos los tiempos. Desde Nietzsche a Julio Cortázar pasando por Dickens, Von Horvath, Marina Garcés, Sloterdijk, Kant, Gil Villa, Bordieu, Lipovetsky, Luigi Pirandelo, Carlos Castilla del Pino, Foucault, Agamben, Deleuz, Miguel Ángel Santos, Kant, Tom Waldron, James Hadley Chase, Alasdair Gray... y más. UTK captura del pasado episodios y escritos a los que hace viajar por tiempo con exquisita precisión para demostrar las coincidencias con el universo educativo actual.  

Después de escudriñar la estructura de una apuesta educativa que considera apolillada, el autor tiene enumeradas sus cicatrices, incluso sus "heridas aún abiertas", pero cada día que se recuerda a sí mismo que amó su profesión, o, mejor dicho, que aprendió a amar su profesión; lo que él define como "el arte de educar". Por ello, dentro de un panorama pesimista, le quedan fuerzas para destacar momentos para la esperanza. Son aislados, pero están ahí, en muchas aulas y en muchos profesores. Y también en muchos alumnos. Él lo ha vivido y compartido, aunque solo a fogonazos. ‘Otra educación es posible’ no es una entelequia. No es un modelo extendido pero al menos sí una realidad que vive incrustada en el Sistema pese al propio Sistema. Quizá por ello el Enterrador se ve incapaz de dar la última palada. Con el corazón aún manchado de tiza, guarda para sí el íntimo deseo de que algún día la educación resucite.