EL CAMINO AL 28M

La 'cara B' de las elecciones: El retorno del PSOE a Fago

El Partido Socialista vuelve a la localidad oscense 16 años después del crimen que cambió al municipio para siempre. El candidato defiende «el compromiso» del partido

El Partido Socialista y Chunta Aragonesista son los dos únicos partidos que han presentado listas en Fago.

El Partido Socialista y Chunta Aragonesista son los dos únicos partidos que han presentado listas en Fago. / ÁNGEL DE CASTRO

En esta ocasión, Tomás Burguete es el único componente de la lista de los socialistas. Su rival no representará las siglas del PP, ya que Enrique Barcos también concurre a las próximas elecciones del 28M representando a Chunta Aragonesista.

«Nos presentamos para normalizar la situación, para aumentar ese clima de normalidad que ya se vive en el municipio», resume el propio Burguete, natural de las Cinco Villas pero que lleva «muchos años» viviendo en Jaca. Para el candidato en Fago, el regreso de su partido se debe al «compromiso del PSOE en la comarca, ya que se presenta en todos los municipios, y Fago no debería quedarse fuera».

Consciente de que muchas miradas de sorpresa se dirigirán a la papeleta de la rosa y el puño, Burguete opina que «lo del olvido nunca es bueno, por eso nos acordamos todos de Miguel y lo tenemos en la memoria».

«No seré un paracaidista», bromea el candidato del PSOE, que no procede de Fago. «Yo también soy de un pueblo pequeño y sé lo que sucede en estas localidades», argumenta Burguete, que adelanta que a lo largo de esta semana se acercará a la localidad «para conocer todo lo que necesite el pueblo y empezar a trabajar por los vecinos». Unos habitantes que, a su modo, también podrán asistir al mitin del PSOE en el municipio: «No lo llamemos acto, será más un café. Me sentaré un rato con los vecinos que se quieran acercar para que me cuenten sus incertidumbres y sus dudas y para ver hacia dónde puede ir Fago».

El perfil de Mainar

Santiago Mainar Sauras (PSOE) podía ver desde la ventana de su casa rural la vivienda del alcalde Miguel Grima, del PP, que cosechaba tantos partidarios como enemigos en Fago. Lo mató hace ahora 16 años, cambiando esas vistas enmarcadas en el Pirineo aragonés por las del mar Cantábrico. Lleva cumplidos 15 años de una condena total de 20 años y nueve meses que quiere agotar hasta el final entre los barrotes de El Dueso. Este ganadero y guarda forestal de 68 años con fama de culto y de huraño a la vez no quiere permiso penitenciario alguno. Una forma de protestar contra el sistema por un castigo que dice no merecer. La sentencia dejó la puerta abierta a que hubiera cómplices.

El conocido como crimen de Fago tuvo lugar la noche del 12 de enero de 2007. El alcalde regresaba a Fago por la carretera de Majones tras una reunión con sus compañeros de partido en Jaca. Mainar se hizo con una escopeta de caza que guardaba a su disposición, entre unos arbustos, y para la que carecía de licencia. La cargó con un cartucho con nueve postas de plomo y se dirigió a un punto de la carretera. Allí le esperó y colocó, en esa vía poco frecuentada, unas piedras de tamaño suficiente como para forzar al alcalde a pararse y salir de su automóvil que tuvo que volver a colocar tras moverlas un automovilista que pasó sobre las 21.00 horas.

Una hora más tarde llegó la víctima, quien paró su Mercedes para limpiar la vía. Cuando estaba volviendo para incorporarse nuevamente al coche –dice la sentencia–, Mainar, que había salido de su escondite y se había aproximado por la parte de atrás del automóvil hasta situarse a una distancia de entre cinco a siete metros del alcalde, amparado por la oscuridad de la noche y por su posición, le disparó inopinadamente un cartucho de postas que impactaron en el hemitórax izquierdo de Grima, lo que le provocó la muerte casi instantánea».

Después, con el cuerpo sin vida de Grima tendido en el arcén, Mainar observó que llegaba un coche que resultó ser el del médico, por lo que, para no ser identificado e «impedir el descubrimiento del cadáver», le dio la vuelta al Mercedes, que había recibido el disparo y al que otro proyectil había roto la ventanilla del conductor.

Cuando se alejó el doctor, Mainar arrastro el cadáver hasta el otro lado de la carretera y lo arrojó por el barranco antes de ir con el coche de Grima hasta Berdún, donde lo abandonó entre la maleza. Luego regresó a Fago y se deshizo del arma empleada.

«Yo no he matado a nadie. Pero sinceramente se lo digo de corazón, prefiero que me acusen de dar muerte a un tirano que de ampararlo políticamente, de connivirlo judicialmente, de silenciarlo mediáticamente y de resignarme como ciudadano», alegó en su última palabra antes de que el caso quedara visto para sentencia.

El crimen de Fago se ha convertido en uno de los más conocidos en la crónica negra aragonesa y Mainar en uno de los criminales más misteriosos. No ha aceptado los permisos que se le han dado durante este tiempo y nunca ha salido de prisión. Lo hará con 71 años, cuando finalice su condena.