SÉPTIMA DE FERIA : CORRIDA DE TOROS

Feria del Pilar: La Misericorida se rinde de pronto al 'moranteo'

Pobre corrida de Juan Pedro Domecq de la que apenas se salvan dos toros. Morante y Urdiales cortan una oreja y Talavante sigue perdido

Este Morante de última hora ha decidido que nos priva de su extraordinario toreo de capote para andar elevando el brazo de salida.

Este Morante de última hora ha decidido que nos priva de su extraordinario toreo de capote para andar elevando el brazo de salida. / ÁNGEL DE CASTRO

Carmelo Moya

Carmelo Moya

La plaza de toros de Zaragoza fue ayer terreno conquistado por la hermandad morantista.

Una cruz más en la agenda del torero de La Puebla en la larga gira 2022 que con esta última cumplía la actuación número cien.

Arrastrando tras de sí 'manzanares', 'urdiales', 'aguados' y 'ortegas' varios que no han competido ni de lejos con él en tirón de público (excepto Roca Rey), en regularidad, ambición y expectativas por parte de la clientela.

Distinguido también por llevar más allá esos cánones que vende como propios aunque en realidad sean un batiburrillo compuesto de gestos, poses y recursos sacados de lo sepia y/o de la tradición oral.

Es una pena que un torero ya con ese recorrido tire de una personalidad prestada. Una amalgama construida a base de retales 'gallistas', 'paulistas', 'romeristas'... demasiados 'istas' para alguien con capacidad de crear pero que ha tomado el atajo de una emulación constante.

Alguien a quien le vale más una bronca que el premio de la oreja. Gran comunicador, si cuajas un toro, descuida, que se saca algo de la manga para hacer aflorar en el público básico y de rácanas y perezosas entendederas aquello de «es que es un genio».

O se echa al hombro la manguera y te roba la foto o tira de su abundante parafernalia para acaparar todo el protagonismo. Y lo consigue porque tiene un público dócil y facilón que para tener voz delante de un chato en una tasca o de un combinado en el lobby de un hotel de lujo le basta con declararse 'morantista'.

¡Sí, sí, pero qué media verónica ¿eh?! espeta el fino neocatador de arte.

Yo, con verlo hacer el paseillo ya amortizo la entrada, rozna el otro catedrático. Y así todo.

Bien está que si quisiera de verdad no tendría comparación en el toreo de capa que está enterrando con esa manía de levantar al cielo la mano de salida. ¿Desde cuando el toreo fetén se dibuja enseñado la axila?

Cierto que si no ve el toro como a su primero, un animal bajo, acapachado de cuerna, flojón protestado, le da su viaje a la de tres. Sin pamplinas. Alimentando la espera del desquite en el otro. Gran comunicador, sí.

Luego con uno de los dos más parecido al toro de lidia (no confundir con toro bravo) fue un paso más allá. El toro mostraba cierta movilidad y galleó con medio capote para llevarlo al caballo recortando a la última para salir con el trapo a la espalda. El 'NODO'.

 Lo pasó de muleta hasta que, reducido y entregado, el toro fue siendo cada vez más poquita cosa, induciendo casi a la lástima. Es entonces cuando llegaron los pases zurdos dándole el medio pecho y desatando la locura antes de firmar con una estocada trasera que le valió un trofeo para contento general.

De paso, encarrila un festejo venido a menos por culpa de un encierro de Juan Pedro Domecq completado a duras penas, escaso de trapío y con unas caras pobretonas y de gran fealdad.

En estas llegó Urdiales para ligar con el capote un recibo estimable, igual que en su otro. ¡Albricias!

El toro con más vida de la corrida pasó de puntillas por el caballo que montaba Manuel Burgos, ovacionado por no picar (tiene guasa) y al de Arnedo le costó un par de series ponerse de acuerdo con él.

La cosa fue de pico y pala hasta que consiguió que tomara su vuelo aunque sin la rotundidad que debiera o se esperaba.

El sopapo final equiparó a Urdiales y Morante en trofeos a falta de la actuación de cierre de un Talavante irreconocible en su primero, más centrado en dar muletazos que en hacer el toreo.

Antes había asomado la patita en un quite por Chicuelo y la media en el toro de Urdiales. También quitó en el quinto en busca de una redención que no llegaría.

Ya cuando aquello agonizaba, con el extremeño sumido en la niebla, su gesto de negación confirmó la calamidad a punto de los cascabeles de las mulillas. Ese tampoco iba a ser. Así consumió la tarde. Como entre barreras, haciendo volutas con el humo de los muchos cigarrillos quemados. 

TOROS DE

Juan Pedro Domecq, varios de ellos protestados de salida y todos menos cuarto y quinto, pitados al arrastre.

MORANTE DE LA PUEBLA

Silencio y oreja.

DIEGO URDIALES

Silencio y oreja tras aviso.

ALEJANDRO TALAVANTE

Silencio y pitos.

ENTRADA

No hay billetes.

En el palco de honor, el presidente del Gobierno de Aragón Javier Lambán ocupó lugar preferente, acompañado del presidente de las Cortes Javier Sada y el de Diputación de Zaragoza, José Antonio Sánchez Quero.

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