HASTA EL 15 DE OCTUBRE

Una Expo sostenible

El Parque Río y Juego, ubicado en el Recinto de la Expo, ofrece un espacio de 19 zonas de ocio para los pequeños de 0 a 12 años

Álvaro Jordán

Álvaro Jordán

El sol de las 12.30 horas se ha postrado con una fuerte presencia sobre el parque del Recinto de la Expo, donde ha dado arranque la séptima edición de una de las citas culturales más esperadas por las familias: el parque Río y Juego. Se trata de un espacio de juegos dirigido a niños de entre 0 a 12 años con el objetivo de concienciar sobre la sostenibilidad y la lucha contra el cambio climático a través de 19 zonas de juego llenas de ocio y diversión para todos. Río y Juego estará disponible hasta el próximo 15 de octubre, en horario de 11.30 a 14.00 y de 17.30 a 20.00 horas, con excepción de este lunes, martes y miércoles, que solo contarán con su horario de tarde. 

Sus seis ediciones anteriores han sido un éxito rotundo, donde la última llegó a cosechar más de 100.000 asistentes. Y, por lo que ha parecido ser, esta edición no va a ser menos. El buen tiempo ha alentado la llegada de mucha más familias, que han cargado con los más pequeños ya fuese en brazos o en carritos, y en cuyas miradas se ha notado un fulgor de ilusión e impaciencia por lanzarse al juego y la diversión. En cuanto uno entraba en el recinto, los ojos se le desbordaban por los varios decorados que se encontraban a su alrededor. No daba tiempo a procesar todo lo que se veía, con tan solo un vistazo se podía observar el Laberinto Submarino, donde los más pacientes debían colocarse unas gafas de buceo y tratar de llegar al centro esquivando elementos basura hechos con palets para derrotar a un feroz Kraken.

También han estado los Animalicos, varias figuras hechas con materiales reciclables (para mandar un mensaje sobre la reforestación) que han despertado el júbilo innato de los niños. Entre el repertorio se han encontrado también un elefante esmeralda, una reptante serpiente verde, un tiburón azul marino o un saltamontes multicolor, que han dejado ver la ilusión de los niños por sus gritos de sorpresa como "Mamá, mamá, quiero montarme en el elefante. ¡Vamos!". Esa euforia se ha dejado entrever a lo largo de todo el parque: en el Tocorretoco, Escuchar por los Tubos, la Cacharrería, Cosquillas Sonoras, el Rueda a Rueda... La lista es demasiado larga y cada una de las zonas ha contado con un mensaje sostenible. Eso sí, si ha habido dos zonas que se han llevado la palma en esta primera jornada han sido el Embarcadero y la Cocina de las Maravillas.

Cambio climático y roles de género

El primero ha contado con una zona de pesca de objetos contaminantes de plástico, para concienciar a los jóvenes con la contaminación marítima de envases. Mientras que la segunda ha consistido en un conglomerado de tareas del hogar (cocina, plancha, lavandería, etc.) tanto para chicos como para chicas, como una manera de sensibilizar sobre los roles de género de la mano de unos risueños animadores, como la italiana Chocolata. Si ha habido un gran afortunado que ha podido vivir la experiencia al completo en todas estas zonas ha sido el pequeño Bastian, de 3 años, acompañado de sus tíos Silvia y José Antonio. Para el pequeño, la experiencia ha sido muy disfrutable, donde ha recordado sobre todo sus momentos en el Embarcadero y la Cocina: "He pescado en el agua, he hecho muchas pompas de jabón y también he cocinado macarrones y puesto la lavadora. Me lo he pasado muy bien".

La cita cultural mentaliza a los niños sobre temas como el cambio climático o los roles de género

Unos hechos que han complementado sus tíos, donde han destacado la zona como "muy dinámica porque la gente puede ir pasando de un lado a otro sin problema. Puedes ir al agua a pescar, hacer castillos con latas o en la arena, trepar por las construcciones de envases y los neumáticos... El año pasado ya vinimos y lo vemos muy agitado y con mucha gente. Desde luego, volveremos a venir el año que viene". La jornada ha avanzado con grandes expectativas hasta su cierre matinal a las 14.00 horas. Y es curioso, ya que parece que el Río y Juego ha arraigado con fuerza, pues muchos de los niños no se han querido marchar de allí. Que los pequeños de la zona capten esa moraleja hacia el desarrollo sostenible todavía debe darse a lo largo de la semana, pero lo que sí está claro es que se marcharán a casa llenos de dopamina por ese mundo de ensueño que ha formado la Expo. La primera jornada pasa con matrícula, veremos en el resto de Pilares