El presidente estadounidense, Joe Biden, aseguró que el papa le dijo en su reunión de este viernes en el Vaticano que es "un buen católico" que debe "seguir recibiendo la comunión", después de que en su país se barajara retirarle ese sacramento por estar a favor del derecho al aborto, un asunto que no trataron.

Preguntado sobre si habían hablado de su postura acerca del derecho al aborto, Biden respondió: "No, no lo hicimos. Solo hablamos sobre el hecho de que él estuviera contento de que yo fuera un buen católico y que debería seguir recibiendo la comunión".

El mandatario estadounidense lo reveló a su llegada al romano palacio Chigi para reunirse con el primer ministro italiano, Mario Draghi, un encuentro que precede a la cumbre de jefes de Estado o de Gobierno del G20 que se celebrará en Roma durante el fin de semana.

Biden, el segundo presidente estadounidense católico que visita al papa tras John F. Kennedy en 1963, ha sido criticado por parte de los sectores más conservadores de la iglesia católica estadounidense por su posición a favor del derecho al aborto.

Al demócrata, devoto católico que acude a misa todos los domingos, ya le negaron una vez en 2019 la posibilidad de comulgar debido a esa postura política y esa posibilidad ha resurgido por el tema del aborto, garantizado en Estados Unidos desde 1973 pero convertido en caballo de batalla por los conservadores en las últimas décadas.

El presidente de EEUU, Joe Biden, junto a su mujer y el Papa Francisco. EFE

Los obispos estadounidenses votaron hace algunos meses a favor de redactar un conjunto de reglas para dar la comunión, entre las que se encontraba la de no concederla a los abortistas, y por tanto a Biden.

Pero el pasado junio la Conferencia de Obispos Católicos de EEUU emitió un documento aclarando que no iba a crear una "política nacional para prohibir la comunión a políticos", en un movimiento destinado a aplacar el debate dentro de la Iglesia.

Biden reveló ante los medios que durante su encuentro con el Papa, insólitamente largo, de 75 minutos de duración, él rezó "por la paz" y Francisco rezó por él y bendijo su rosario, y preguntado sobre si habían debatido sobre la Conferencia Episcopal de Estados Unidos, el presidente dijo que era "una conversación privada".

También coincidieron en que la protección del medioambiente es "una necesidad" y una responsabilidad moral".

Jill Biden, preguntada por esta reunión en el Vaticano, respondió: “Fue maravilloso, él fue maravilloso”.

Una reunión larga

La reunión privada se prolongó mucho más que otras conversaciones del Papa con los jefes de Estado y Gobierno que le visitan y, tras ella, se intercambiaron sendos regalos.

En la delegación estadounidense estaban el secretario de Estado, Antony Blinken; el asesor de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, Jake Sullivan, y la primera dama, Jill Biden, que vistió un traje azul oscuro con mantilla.

Después de esta primera reunión con Francisco como presidente de Estados Unidos, Biden se encontró con el secretario de Estado vaticano, Pietro Parolin.

La duración de la visita denota el interés del Pontífice por este encuentro con un presidente católico de EEUU. La reunión que mantuvo el Papa con el entonces presidente Donald Trump se prolongó unos 30 minutos, mientras que con Barack Obama estuvo cerca de 50.

Joe Biden, a su llegada al Vaticano. EFE

Durante el tradicional intercambio de regalos, el Papa Francisco entregó a Biden una cerámica que representa a un peregrino, sus escritos y su mensaje para la Jornada de la Paz.

Por su parte, el mandatario estadounidense regaló al Papa una casulla bordada a mano de 1930, de la Compañía de Jesús, y que pertenece a la colección de la Iglesia de la Santa Trinidad de Washington.

La secretaria de prensa de la Casa Blanca, Jen Psaki, había adelantado en un comunicado que hablarían de cómo "trabajar conjuntamente" para "poner fin a la pandemia de Covid-19, encarar el cambio climático y el cuidado de los pobres".

El Vaticano no suele informar con anterioridad a los encuentros y se espera que emita un comunicado.

Además en esta ocasión, el Vaticano decidió cancelar, sin dar explicaciones, la retransmisión en directo del encuentro, mientras que sí lo había hecho con Trump y Obama, y se limitó sólo a dar la llegada.