PATRIMONIO CULTURAL

Magallón conoce los trabajos de restauración de San Sebastián

La restauradora Marta Urzay lleva a cabo las labores de estudio de las partes en mal estado

La talla está realizada en madera policromada en el siglo XVII. | SERVICIO ESPECIAL

La talla está realizada en madera policromada en el siglo XVII. | SERVICIO ESPECIAL / la crónica cronicas@aragon.elperiodico.com

La Crónica

Desde que el pasado 22 de noviembre se hiciera el traslado de la talla de San Sebastián, la restauradora Marta Urzay está llevando a cabo labores de estudio para recuperar aquellas partes que estaban en mal estado. El domingo 10 de diciembre se celebró una jornada de puertas abiertas en la que explicó a los vecinos del municipio su labor en la recuperación de la obra.

La escultura de San Sebastián de la ermita de la Loteta está realizada en madera policromada y data del siglo XVII, con motivo de la realización del nuevo retablo de San Sebastián. Para dicho retablo se aprovecharon las tablas de uno anterior, de estilo gótico internacional del siglo XVI, también dedicado a San Sebastián.

CINCO FLECHAS

«La escultura representa el segundo martirio que sufrió el santo. Fue asaetado, estando atado a un árbol. Pero esta representación es especial, ya que lo encontramos con cinco flechas en lugar de tres, como es habitual. Actualmente, solo encontramos una de las cinco flechas originales, el resto se han perdido con los años», destaca la restauradora Marta Urzay. En cuanto a su estilo, se puede decir que es un claro ejemplo de la escultura barroca española. Se le representa joven, imberbe y desnudo, con gran detallismo en la musculatura, únicamente ataviado con el paño de pudor.

«Tras habernos documentado, se realiza un estudio fotográfico intensivo, con varias técnicas, para conseguir la mayor cantidad de información posible, y poder más adelante, determinar los tratamientos necesarios. Para la realización del santo, se ensamblan diferentes listones de madera: uno de mayor envergadura para el cuerpo principal, uno para cada brazo, dos para la cabeza, y diversos añadidos para terminar el ancho de la base», apunta.

TRES TIPOS DE POLICROMÍA

En la obra aparecen tres tipos de policromía. La primera, una pintura al temple (o de huevo o de cola), que ocupa tanto la base del santo, como ambas ramas. La segunda, la que ocupa la figura de San Sebastián, realizada al óleo al pulimento. Y una tercera, un dorado al agua, tanto en las flechas como en el nimbo.

A continuación se pasó al estudio de la superficie con luz ultravioleta, lo que permite ver sustancias que se escapan al ojo humano. Con esta luz se pueden localizar gotas de cera, barnices envejecidos, incluso repintes si los hubiera (que en el caso de la talla de San Sebastián de Magallón no los tiene). También podemos ver adhesivos empleados para pegar aquellas zonas que han sufrido daños, como son las flechas, y los dedos de ambas manos.

Los trabajos comienzan en la espalda, ya que tenía una gran grieta, producida por la disposición de los anillos, así como del propio peso de la figura. Para recuperar la unidad, se ha rellenado la grieta con madera de balsa, que no aporta peso a la estructura. Este mismo sistema se ha realizado también en la rama grande.

A continuación, se realiza el sentado de color o consolidación estratigráfica, que consiste en añadir un adhesivo de mismas características que el empleado en la obra. Por la diferencia de técnica pictórica, empleamos dos métodos: aplicación a pincel, y el empapelado. Con el empapelado, tenemos cuatro ventajas: adherir aquellas zonas en las que la policromía estaba por caerse; devolverla a su forma original; protegerla mientras realizamos otros tratamientos; y eliminar parte de la suciedad superficial.

Una vez asegurada la pintura, se puede seguir con la limpieza. En este caso, la policromía tiene sobre todo una densa capa de suciedad provocada por su manipulación sin guantes, así como restos de barniz amarillento, y otras sustancias como son gotas de ceras. «Nuestro objetivo es unificar la superficie, sin llegar a eliminar la última capa de pintura, por lo que la limpieza va a ser progresiva, hasta llegar a la capa que nos interese mantener», comenta.

«Primero hice las pruebas de solubilidad, para saber si podía usar un medio con agua, o con disolventes. En la carnación, los disolventes dieron un resultado demasiado leve para lo que se buscaba, así que comencé las pruebas con medio acuoso», añade. Finalmente, en la carnación se va a emplear una emulsión gelificada de solución acuosa; mientras que, en las ramas, se esperará a retirar el empapelado para elegir el método de limpieza más adecuado.

Una vez esté toda la superficie limpia, se procederá al estucado de las lagunas de policromía, esto es, rellenar con un yeso (de características similares al original) todas las faltas que existan, para sobre ellas, realizar la integración cromática. Después, se aplicará una capa de protección sobre toda la superficie. Por último, «se realizarán los mismos trabajos sobre las ramas y el nimbo; y se reproducirán en madera de pino, las cuatro flechas que faltan, imitando a la última que queda original», destaca Marta Urzay.