Podía volver, pero a un precio demasiado alto: así resume su decisión de quedarse en Francia Julia Contreras, química de Oviedo, de 33 años, que desde el 2012 tiene una plaza de investigadora permanente en París, en el (CNRS). El precio era renunciar a un trabajo indefinido, con libertad de investigación y estudiantes a su cargo, para volver al estado posdoctoral, asumiendo un contrato Juan de la Cierva, y con perspectivas de no estabilizarse en una década.

"Me hubiera gustado volver. Pero, por el contrario, lo que ocurre es que me llaman muchos investigadores españoles para saber cómo podrían venir a Francia", explica. A Julia no le faltan méritos. Por ejemplo, tras su doctorado en Oviedo se fue a trabajar a EEUU en el 2009, al adjudicarse una de las prestigiosas becas Fullbright. Su investigación estudia los procesos que hacen que los átomos se enlacen unos con otros para formar moléculas y, en última instancia, todos los materiales existentes. Estos procesos requieren dominar la química cuántica, un campo de esta rama de la ciencia distinto a la que se estudia en el instituto, que se aplica para estudiar los procesos microscópicos.

En el 2011, a la vuelta de EEUU, Julia obtuvo una beca del extinto Ministerio de Ciencia que le financiaba una estancia de un año en Francia. En ese periodo, consiguió el contrato Juan de la Cierva en España. Sin embargo, su grupo le animó a opositar en Francia. Lo hizo, se clasificó como la primera en el ámbito de la física química, y decidió quedarse: "Reconforta saber que hay países dispuestos a hacer de la ciencia un profesión, además de una vocación".