La cita era frente a la estación de Atocha, desde donde han salido en los últimos tiempos manifestaciones en contra de la reforma del aborto. Diputados, senadores y militantes socialistas se reunieron ayer, exultantes, para escuchar la reacción de su líder, Pedro Sánchez, a la retirada definitiva del controvertido anteproyecto. Pero Sánchez quería escuchar primero qué decía el ministro de Justicia, Alberto Ruiz-Gallardón, que en esos momentos comunicaba que no solo dejaba su cargo, sino también la política.

"¡Ya se ve, ya se ve, el otoño del PP!", cantaron varios dirigentes. "¿Ha dimitido ya Gallardón?", preguntó una parlamentaria. "No confundamos deseos con realidad", contestó otra. "¡Que sí, que sí, que ha dimitido!", insistió la primera. Hubo aplausos. Un cuarto de hora después, apareció Sánchez. Lo primero que dijo fue: "Hoy es un gran día". Pero no para el PSOE, sino para "la libertad de las mujeres, que estaba amenazada por un Gobierno insensible" que ahora ha dejado en nada una "ley infame", continuó. "Me importa poco que pierda Gallardón, gana la libertad", insistió.

Desde que se anunció el anteproyecto, los socialistas colocaron la contrarreforma en el centro de su oposición. Fue Zapatero quien aprobó el actual sistema de plazos, similar al de la mayoría de los países europeos, y el partido ha participado en todas las marchas a favor de la interrupción libre del embarazo. De ahí que Sánchez se atribuyera parte de esta victoria.

A partir de ahora, los socialistas insistirán en que la norma no era una iniciativa particular de Gallardón, sino de todo el Gobierno.